A los 6 años se la pasaba en la mercería de su abuela y ese recuerdo lo llevó a una original idea
- 5 minutos de lectura'
Ariel Santillán (46) es de Ituzaingó y en el barrio su abuela tenía de aquellas mercerías que vendían también juguetes, ropa y de todo un poco. Cuando él tenía seis años se iba con ella y sus primos una vez por mes a pasar el día a Once a comprar insumos para el negocio, entre todos ayudaban a cargar las compras y era un ritual comer pizza en Banchero. Así durante cinco o seis años.
Después Ariel creció y volvió a ser habitué de Banchero pero con sus amigos. En una de esas charlas que se dan entre amigos empezó el debate, ¿qué pizzería de Buenos Aires es la mejor? ¿Las Cuartetas? ¿Guerrín? ¿Los Campeones? Ariel se dio cuenta de que solo conocía una. “Hay que hacer un tour y elegir la mejor pizzería”, le propuso a sus amigos. Todos se entusiasmaron con la idea pero ahí quedó, en aquella cena del 2007.
“Se me caían los platos y las gaseosas”
Como todo emprendedor, que aún no sabe que lo es, la idea quedó dando vueltas en su cabeza. Le pidió a un compañero del trabajo diseñador que lo ayudara con el logo y registró la marca. Eso fue todo.
Con la pandemia apareció la cuarentena y con ella el tiempo para pensar y replantear. Ariel le contó su idea de comprar una combi y hacer un tour sobre ruedas a su papá. Él se entusiasmó con la idea y lo incentivó a llevarla a cabo. Ariel calculó una inversión de 4.000usd que su padre estaba dispuesto a prestar.
Con una enorme tristeza su papá falleció. Al tiempo su mamá le dijo: “Ari, yo te doy el auto de papá, vos vendé el tuyo y con eso compras. Ya que no te puede ayudar, te ayuda desde allá”, cuenta Ariel. Y así fue como, pese a no estar acá físicamente, igual su papá lo ayudó.
Con el incentivo y apoyo de su esposa, hace dos años Ariel compró una camioneta Volkswagen modelo ` 83 y comenzó a ponerla a punto: reubicó asientos y le puso una mesa. Sus primeras pruebas piloto fueron con familiares y amigos. “Se me caían los platos, las gaseosas, necesitaba encontrar algo para que no se caiga, cómo inmovilizar. Cuando iba a doblar lo anunciaba así mis amigos agarraban el plato y las gaseosas, en el pozo se caía la bebida. Ellos me decían nos encantó pero tenés que solucionar eso”, recuerda Ariel que ni a ellos, ni a él se le ocurría el modo. Sabía que pegarlo a la mesa no era opción, pensó en tal vez hacer un agujero.
“Le propuso casamiento en la combi”
El espíritu de su emprendimiento son las pizzerías de Buenos Aires, y quien mejor que ellas para iluminarlo y darle la solución: fue a comer a La Mezzetta y los platos eran de acero inoxidable, “¡es esto! Tengo que imantar la mesa”, pensó.
Siempre la idea fue que la gente comiera arriba de la camioneta, resultaba un incordio hacer bajar a los comensales en cada pizzería, esperar a conseguir mesa, y ver como el tour sería muy largo. Pero como las pizzerías tienen la opción de comprar al corte se agiliza el sistema. ¿Las bebidas? Ariel las compra previamente según las preferencias de los pasajeros y las lleva en una heladerita.
Con el problema de la caída resuelto, sumó un karaoke y un juego de entretenimiento mientras recorren un poco de la ciudad. Con todo preparado ahora solo faltaba comenzar a trabajar.
La primera pasajera fue, por supuesto, su abuela. “Está chocha, ella quería conocer el Colón así que la llevamos con una prima en la camioneta, recorrimos Buenos y Aires y comió pizza”, cuenta.
Ariel armó el tour dividido en cuatro zonas de Capital Federal y según la zona que uno elige marca el punto de encuentro. “La combi está buena pero más de dos horas es cansador para el que no está acostumbrado, por eso no podía elegir distancias largas, el tráfico y el tiempo son temas a tener en cuenta”, explica Ariel que no pasó ningún detalle por alto.
Él es honesto y se pone en el lugar del otro, si bien el consumo lo abona cada uno, los gastos generales los divide por la cantidad de comensales, por eso siempre recomienda ser seis personas. Cuenta que la mayoría de los que lo contratan son argentinos, muchos del interior y otros que quieren hacer un programa diferente en capital. Los festejos de cumpleaños abundan y una vez una pareja se comprometió durante el tour: “le propuso casamiento en la combi. Cuando terminó el tour les ofrecí sacar una foto y posan con el anillo, yo dije “se van a casar” y me cuentan que se lo propuso ahí, muy lindo”, recuerda Ariel.
Elegir la mejor pizzería es un poco como un Boca – River, solemos inclinarnos no por la más rica sino por la que afectivamente es la mejor. Ariel elije Banchero, el que estaba ubicado en Once, que ya no existe pero la historia lo une profundamente, aunque piensa que dejando de lado el sentimiento la más rica es Las Cuartetas.