Stonewall Inn: a 50 años de la redada policial que revolucionó lucha por los derechos LGBT
Durante los años 60 en los Estados Unidos, gays y lesbianas debían vivir en secreto, no podían trabajar en el Estado ni eran sujetos de derecho, ya que la homsexualidad estaba prohibida por ley.
Los bares y discotecas neoyorquinas discriminaban a los integrantes de la comunidad gay por miedo a las represalias; el expendio de alcohol les estaba vedado, bailar con personas del mismo sexo era considerado ofensivo y quienes no actuaban de acuerdo con los valores heterosexuales eran habitualmente arrestados por "crímenes contra la naturaleza".
Pero todo esto cambió para siempre aquél sábado 28 de junio por la noche cuando seis oficiales de la policía de Nueva York ingresaron al pub Stonewall Inn para realizar una redada con resultados imprevisibles que marcó el inicio de la lucha por los derechos del colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT) por los siguientes cincuenta años.
El pub ubicado en el barrio de Greenwich Village no se plegaba a las leyes establecidas, lo regenteaba la mafia y de a poco fue convirtiéndose en el punto de encuentro de la comunidad homosexual de Nueva York.
Stonewall Inn era un santuario y un secreto a voces donde las personas podían expresarse libremente como en ningún otro lugar, hasta que esa calurosa noche de verano llegó la policía.
Desde hacía algún tiempo las autoridades habían endurecido los controles, se aproximaban tiempos electorales y el alcalde republicano de Nueva York, John Lindsay, quería dar una imagen de orden y seguridad.
Acostumbrados a las persecuciones, el público gay solía escapar cada vez que aparecía la policía en un local, pero esta vez fue distinto. Los oficiales que ingresaron al Stonewall Inn nunca imaginaron que serían la chispa que detonaría una revuelta de consecuencias históricas.
Con el apoyo de colegas encubiertos que se habían infiltrado entre el público, los seis uniformados ingresaron pub, cortaron la música, encendieron las luces y comenzaron a pedir identificaciones.
Al principio el público empezó a evacuar el local de a poco y todo parecía ser una razzia más a la que estaban acostumbrados.
Sin embargo, algunas clientas fueron acosadas por oficiales varones detrás de la barra y esto empezó a avivar la ira contenida de los expulsados, que venían soportando años de abusos policiales.
Todo estalló cuando una persona detenida dentro del local se negó a ingresar al patrullero, y lo que empezó como una refriega donde los clientes les arrojaban monedas de un cuarto de dólar a la policía, de manera burlona, se transformó en una revuelta con al menos doscientas personas enardecidas arrojando botellas y piedrazos contra los uniformados.
La avanzada del público gay fue tan contundente que los policías debieron replegarse dentro del local. Los clientes devenidos en manifestantes furiosos quisieron incluso prenderlo fuego, con los oficiales adentro, hasta que llegaron refuerzos de infantería y la multitud fue dispersada.
La fachada del Stonewall Inn quedó destrozada, un policía debió ser atendido en el hospital con heridas leves, hubo trece manifestantes detenidos y una comunidad hasta entonces oprimida que empezó a luchar por sus derechos.