Steve Jobs más allá de Apple: de no poder pagar la universidad hasta las acusaciones de su hija
Conectar los puntos. Eso hizo Steve Jobs con algunos acontecimientos de su vida el 12 de junio de 2005 ante un masivo grupo de graduados de la Universidad de Stanford. En su visión, todo lo bueno y lo malo que le había tocado vivir hasta ese momento había sido absolutamente necesario para llegar a donde estaba entonces: en la cima de su carrera con una de las empresas más exitosas del mundo. La imagen del fundador de Apple con la toga recorrería el mundo y se convertiría hasta el día de hoy en una referencia para el universo emprendedor.
“Esto es lo más cerca que estuve de una graduación universitaria”, admitió Jobs al iniciar su exposición. Es que, contrario a lo que sus padres querían para su futuro, estudió solo seis meses en la facultad porque era muy cara y todos los ahorros familiares casi se esfumaron en la matrícula.
Una infancia marcada por la electrónica
Clara y Paul Jobs eran sus padres adoptivos. Steve fue adoptado apenas nació, el 24 de febrero de 1955, dado que sus papás biológicos, Joanne Schieble (tiempo después Joanne Simpson) y Abdulfattah “John” Jandali eran dos graduados de la Universidad de Wisconsin que no tenían medios para mantenerlo. Sin embargo, tras darlo en adopción, los universitarios se casaron y tuvieron a Mona Simpson. Jobs recién supo algo sobre ellos a sus 27 años.
Con sus papás adoptivos, Steve vivió desde los seis años en Mountain View, California, a tan solo diez minutos del emblemático Silicon Valley. Clara era contadora, Paul, maquinista, y en su garaje solía mostrarle al pequeño cómo separar y rearmar piezas electrónicas, una introducción a un mundo que marcaría su destino por el resto de la historia.
Jobs era víctima de bullying en la Escuela Crittenden Middle, por lo que a sus 11 años les advirtió a sus padres que, si no lo cambiaban de institución, no iría nunca más al colegio. Y así fue: se mudaron a Los Altos, una ciudad lindera, y cambiaron a su hijo a Cupertino Junior High.
Además de sus momentos con su padre, Steve decidió unirse al Hewlett-Packard Explorers Club, un lugar donde se reunía con otros estudiantes a escuchar a algún ingeniero de la empresa, que les explicaba sobre qué estaba trabajando en ese momento. A los 11 años vio su primera computadora y quedó fascinado.
Fue entonces cuando solicitó a HP algunas piezas para armar algo por su parte y el dueño de la compañía no solo se las dio sino que le ofreció trabajo. Ahí conoció a Stephen Wozniak, un estudiante de la Universidad de Berkeley cinco años más grande, quien se convertiría en un gran amigo y socio.
“Ambos amábamos la electrónica y la forma en que conectábamos chips digitales. Muy pocas personas, sobre todo en ese entonces, tenían idea de qué eran los chips, cómo funcionaban y qué podían hacer. Yo ya había diseñado varias computadoras, por lo que estaba bastante avanzado en relación a la electrónica y el diseño computacional, pero aún así teníamos intereses en común. Teníamos los dos una actitud bastante independiente sobre las cosas en el mundo”, manifestó años después “Woz”.
La universidad, el Budismo y la India
Jobs se anotó a sus 17 años en Reed College, una universidad enfocada en artes liberales en Oregon, Portland. Allí llevaba una vida al estilo “hippie”, donde leía sobre Budismo Zen, llevaba una dieta alimenticia estricta y empezaba a experimentar con las drogas psicodélicas.
Al dejar sus estudios seis meses después de inscribirse, no abandonó por completo la facultad, dado que empezó a elegir las clases que le interesaban para asistir como oyente. Además, dormía en el piso de las habitaciones de sus amigos, juntaba tapas de botellas para intercambiarlas por plata e iba una vez por semana al templo Hare Krishna para comer bien.
“En ese tiempo Reed College ofrecía quizás la mejor instrucción en caligrafía del país. (…) Como había abandonado el curso y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar una clase de caligrafía para aprender. Aprendí de los tipos serif y san serif, de la variación en el espacio entre las distintas combinaciones de letras, de lo que hace que la gran tipografía sea lo que es”, contó Jobs en su discurso en Stanford.
Y explicó el por qué de su anécdota: “Diez años después, cuando estaba diseñando la primera computadora Macintosh, todo tuvo sentido para mí. Y todo lo diseñamos en la Mac. Fue la primera computadora con una bella tipografía. Si nunca hubiera asistido a ese único curso en la universidad, la Mac nunca habría tenido múltiples tipografías o fuentes proporcionalmente espaciadas. Y como Windows no hizo más que copiar a Mac, es probable que ninguna PC la tuviese”.
Un año y medio después de ir a la facultad como oyente, Steve volvió a la casa de sus papás y consiguió un trabajo en la compañía de videojuegos Atari, la creadora del famoso Pong.
Ahorró algo de dinero y emprendió un viaje a la India para hacer un retiro espiritual que hacía tiempo añoraba. Allí, se reencontró con el Budismo Zen pero después volvió y se reincorporó en su puesto en Atari.
Su obsesión con la computadora personal y Lisa, su hija
Para 1975 Woz estaba trabajando en una computadora de uso personal. El genio en ingeniería había conseguido tipear la primera tecla y verla reflejada en su monitor. Jobs se quedo fascinado y le propuso crear una compañía juntos a la que llamarían Apple, no solo por la dieta basada en frutas que llevaba sino también porque esa palabra aparecía en la guía telefónica antes que Atari. Como dicen los especialistas, Woz tenía la ingeniería y Steve la visión de negocio.
En julio de 1976 sacaron a la venta la Apple 1, la primera computadora con microprocesador, conexión para teclado y monitor. Al año siguiente consiguieron sacar al mercado la Apple 2, que venía con teclado y se caracterizaba por tener un sistema adaptado para cualquier persona, no solo para quienes tenían conocimientos de computación. Un avance que revolucionaría la historia de la tecnología.
El futuro magnate estaba de novio con Chrisann Brennan, con quien tuvo a sus 23 años una hija, Lisa. Sin embargo, negó su paternidad y alegó que era estéril. Todo ello hasta que la Justicia probó lo contrario. Recién la conoció a sus siete años.
Lisa Jobs contó en su libro “Small Fry” sobre su fría relación con su padre y algunas crueldades que le hizo. Entre otras anécdotas, reveló que cuando tenía nueve años tuvo que presenciar una desagradable escena. Según describió, Jobs abrazó a su esposa de entonces, Laurene Powell, “y movió las manos hacia sus senos y a lo largo de sus piernas mientras gemía de manera exagerada”. La niña quiso huir de la situación pero él la obligó a quedarse.
En 1982, con 27 años, Steve Jobs era el millonario más joven de la historia con una compañía que en una década había conseguido sumar 4000 empleados. Su cara fue entonces la elegida para la tapa de la revista Time.
Pero algo más parecido a lo que la compañía vende el día de hoy llegó el 24 de enero de 1984, cuando Apple lanzó la Macintosh, ahora con un mouse y con íconos y diferentes ventanas en el escritorio. El lanzamiento tuvo una gran campaña publicitaria, con un lema en alusión a la novela de George Orwell: “El 24 de enero, Apple Computer dará a conocer la Macintosh. Y verás por qué 1984 no será como 1984”.
Al año siguiente, Jobs fue despedido de su propia compañía por su CEO John Sculley, ya que quería apostar a la publicidad y a bajar el precio de la Mac. Sin embargo, el nuevo mandamás no estaba de acuerdo.
Llegaron años oscuros para Apple, sobre todo cuando en 1995 Microsoft lanzó sus primeras versiones de sus sistemas operativos y dejaron a la compañía de Steve Jobs a un costado de la escena. Entonces, la empresa de la manzanita le inició acciones legales a la firma de Bill Gates porque consideraba que era un plagio de la interfaz de la Macintosh.
Un despido con final feliz
“En ese entonces no lo entendí, pero ser despedido de Apple fue lo mejor que podía haberme pasado (…) Durante los siguientes cinco año, fundé una compañía llamada NeXT, otra empresa llamada Pixar, y me enamoré de una asombrosa mujer que se convirtió en mi esposa”, resumió Jobs en Stanford.
Y aunque a NeXT no le fue como esperaba tras lanzar la primera computadora en 1989, Pixar se convertía de a poco en un éxito. La compañía de animación estrenó, en 1995, Toy Story, el primer largometraje hecho íntegramente en computadora, que se convirtió en una bomba y obtuvo hasta un Premio Oscar. Más tarde, Disney compraría Pixar y el californiano se quedaría con un 7% de las acciones.
Un año después, Apple compró NeXT Computer y a los nueves meses Jobs volvió a la presidencia de la compañía que había fundado. Anunció un revolucionario acuerdo con Microsoft, con el gigante de Bill Gates invirtiendo 150 millones de dólares en Apple a cambio del 4% de las acciones de la empresa.
Iniciarían entonces los años más dorados para la creación de Steve Jobs con diferentes lanzamientos: la primera iMac (1998), el primer iPod (2001) –que lo introduciría en la industria de la música-, el primer iPhone (2007) y el iPad (2010).
Pero la salud de Steve Jobs empezaba a deteriorarse por un cáncer de páncreas que terminó matándolo el 5 de octubre de 2011. Su compañía quedaría bajo la conducción de Tim Cook, quien se había ofrecido en 2009 como donante de hígado para el fundador de la empresa, y conseguiría convertir en 2012 a la empresa en la más valiosa del mundo, con un precio de Bolsa de 600 mil millones de dólares.
A pesar de que su fortuna por más de 10 mil millones de dólares quedó en manos únicamente de su viuda -y no de sus hijos Reed Paul, Erin Sienna y Eve-, Steve Jobs dejó un legado mucho más grande que yace todos los días en los bolsillos, las muñecas, los oídos y los escritorios de millones de ciudadanos de todas las edades y de todos los rincones del mundo. Así, consiguió construir un imperio en base a una de sus célebres frases: “Muchas veces la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas”.
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