Sterling Ruby y el arte couture
Sterling Ruby es un artista multidisciplinario que basa su trabajo en el arte antiguo, el graffiti, la ciencia ficción y la artesanía aplicado en pinturas, esculturas, cerámicas y textiles. Fue mencionado por el New York Times como uno de los artistas más interesantes que surgieron en este siglo; sus obras se venden por 1.7 millones de dólares. En 2019 presentó en la feria Pitti Uomo de Florencia la marca de moda S.R. Studio. LA. CA. diseñada con piezas únicas, hechas a mano, que luego fueron adquiridas como arte.
Desde que el coronavirus obligó a la industria de la moda a modificar su agenda, la rutina de las marcas y los diseñadores supuso el ingenio para adaptar el modelo de negocio a la virtualidad más cantidad de hipótesis que emergieron sobre el futuro próximo del vestir. Sin embargo, las primeras noticias que llegan desde París para la semana de colecciones de Alta Costura, a celebrarse entre mañana y 28 de enero de 2021, son interesantes e inyecta frescura a un calendario que no suele cambiar demasiado. La Fédération de la Haute Couture et de la Mode (FHCM) anunció que Sterling Ruby fue convocado en calidad de invitado para presentar una colección de moda junto a AZ Factory, el nuevo proyecto del Alber Elbaz –ex Lanvin– y el joven diseñador Charles de Vilmorin, de 23 años.
En los últimos 10 años, Sterling Ruby creó ropa en paralelo a su obra plástica, con desarrollos y búsquedas estéticas similares. Comenzó colaborando con el diseñador Raf Simons para su marca homónima, luego participó en el debut de Simons para Dior y, más tarde, siguió al diseñador belga en su traspaso a Calvin Klein. Como síntesis de la experiencia del arte en su cruce con la moda, en 2019 creó la marca S.R. Studio. LA. CA. pero la historia de Ruby con la moda comienza cuando su madre le regala una máquina de coser a sus 13 años y desde entonces él mismo se confecciona lo que usa.
“Sterling Ruby es uno de los artistas más interesantes que han surgido en este siglo. Hace vasijas de cerámica escandalosas y ricamente vidriadas que sugieren restos carbonizados; esculturas totémicas palmeadas de mucosas gotas de resina parecidas a macramélicas; collages grandes y oscuros salpicados de constelaciones de diminutas imágenes de artefactos; y dibujos, fotografías y videos cortos”, escribió la crítica de arte Roberta Smith para presentar el perfil de este artista multidisciplinario. Entre sus compradores figuran el Centro Pompidou, el MoMA, el Whitney Museum y la galería Tate. Sus prendas se componen de salpicaduras de pintura y uno de sus emblemas es la bandera hecha con retazos de denim y frazadas que es posible colgar sobre la pared, como usarla de manta o poncho: un utensilio convertido en obra de arte.
El repertorio de este artista estadounidense de 48 años se distingue por la técnica del collage. Ruby explora las posibilidades del textil y aplica teñidos, estampas o pintadas de aerosol sobre prendas de uso diario, como remeras básicas, jeans, vestidos y overoles. La técnica del aerosol de Sterling quedó registrada en el documental Dior & I, que retrató el trabajo de la primera colección de Raf Simons para la maison francesa. En medio del desfile, tres vestidos strapless que parecían desteñidos confirmaron el inicio de una era modernizada para la casa tradicional. La alianza siguió con la co-creación de una colección masculina mostrada también en París y, más tarde, plasmaron otra colaboración para Calvin Klein. Con esta exploración llega Sterling Ruby a lanzar su etiqueta que se compone de cuatro líneas, todas con el tinte artístico y el hecho a mano que asegura una producción de 50 piezas para cada producto, salvo la llamada Unique, de la que solo hace uno. “Es la versión bastarda de la alta costura de mi taller”, dice. Los cruces entre el arte y la moda tienen varios antecedentes pero, en cierto modo, son los diseñadores quienes se entusiasman más que los artistas con el vínculo. El caso de Ruby es el de un artista que puede hacer una escultura con un textil o pintar un pantalón como lienzo para vestir.
No será la primera vez que la cámara de la moda parisina convoque a los innovadores de la cultura de su tiempo para oxigenar los 160 años de existencia de esta institución protegida por el Ministerio de Industria de Francia. Así fue el caso del diseñador belga Martin Margiela, en 2006; como el de la holandesa Iris Van Herpen, en 2011, quienes renovaron con técnicas vanguardistas la pasarela Couture. Las nuevas generaciones de consumidores no buscan dilucidar si la moda es arte, más bien son disciplinas con la que acostumbran a interactuar. Es la misma generación que transformó, antes de la pandemia, los modos de consumir y retomó el aprecio por el hacer. Es el proceso que los mismos diseñadores, antes de convertirse en directores creativos, creían perdidos dado que la aceleración del sistema de la moda anulaba la inspiración y la noción de creatividad a favor de lanzar de manera masiva productos vendibles y renovables. “Cuando hay seis desfiles al año, no hay tiempo suficiente para todo el proceso creativo y el tiempo de incubación para las ideas”, declaró Raf Simons a la revista System justo antes de renunciar a su puesto de director creativo en Dior, luego de tres años de puro augurios. El trabajo de Sterling sugiere otros métodos, originalidad, conocimiento del pasado y las tradiciones y el quehacer artesanal, bases que resumen el ADN de lo que significa Haute Couture, la designación más parecida al arte que tiene la moda.
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