“Soy inseguro y ansioso”: qué hacer cuando la sobrevaloración del afuera nos impide avanzar
Las personas con estas características viven resaltando sus propias debilidades y esto les impide accionar; cómo hacer para aprender a “pararnos en nuestras fortalezas”
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La característica principal de la inseguridad y de la ansiedad es la sobrevaloración. Esta consiste en sobredimensionar los estímulos externos. Algunos ejemplos de dichos estímulos son:
1. Las situaciones
“El examen que tengo que dar es dificilísimo”; “La entrevista de trabajo que tengo mañana es muy complicada”; Estos son dichos típicos de la persona insegura y ansiosa que siempre agranda, magnifica, sobredimensiona todo lo que le sucede.
2. Los errores
“Cometí un error en el trabajo, seguramente me van a despedir. ¡¿Cómo me pude equivocar así?!”; En este caso, catastrofiza sus errores y tiene la sensación de que equivocarse es sinónimo de que el mundo se acabó, de que ya no hay vida después de lo que hizo.
3. La gente
También sobredimensiona a la gente y expresa: “Esta persona es tan maravillosa, estoy feliz de que se haya cruzado en mi camino”; o “Al jefe no se le puede decir nada, tené cuidado con lo que hablás”; Suele idealizar y valorizar al otro, pero llevándolo al extremo, ya sea positivo o negativo.
4. Las metas
“Sí o sí tengo que alcanzar este gran sueño que tengo para mi vida”; Se fija metas exageradas, sobredimensionadas y, en algunos casos, imposibles de cumplir. Y, al igual que con los errores, cuando se da cuenta de que no las puede lograr, siente que es el fin del mundo.
5. Los comentarios de la gente
“Eso que me dijo me dolió mucho”; Nuevamente sobredimensiona y sobrevalora los dichos de los demás y su pensamiento suele ser catastrófico con respecto a lo que otros hablan.
¿Por qué alguien que es inseguro y ansioso agranda todo? Porque, en el fondo, vive resaltando sus propias debilidades. Pone el foco en lo que cree que está mal en ella y lo magnifica. Como resultado, no se anima a accionar y el solo pensar en ello le provoca muchísima ansiedad.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Imaginate que tenés una gotera en el dormitorio que está justo arriba de tu cama. Una solución sería sacar el colchón e irte a dormir al living. Y, mientras descansás en otra habitación, arreglás la gotera del dormitorio. Esta analogía nos demuestra que todos tenemos alguna debilidad, pero lo mejor que podemos hacer es “pararnos en nuestras fortalezas”.
De este modo, estamos colocando el foco en lo que sí podemos hacer, en aquello que nos sale bien, en lo que sabemos. Y, mientras tanto, vamos trabajando en nuestra área débil. No nos quedamos durmiendo y pensando en la debilidad que percibimos, sino que nos concentramos en ese aspecto positivo que reconocemos en nosotros. Así, de a poco, iremos mejorando todo aquello que no nos gusta de nosotros mismos o que no nos sale tan bien.
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