Sostener la energía y maximizar la calidad del trabajo
Al llegar el último tramo del año, muchas personas suelen transitar en el ámbito laboral y profesional una sensación de agotamiento y su consecuente disminución de sus energías. Una mezcla de emociones que se produce por ya haber transitado gran parte del ciclo sumado a toda la serie de actividades y obligaciones vinculadas al cierre del período, hacer lo imposible que alcanzar con todos los objetivos planteados a su inicio, la acumulación de compromisos adicionales a los habituales y ese pensamiento de que la nueva temporada demora en llegar.
¿Cómo podemos enfrentar estos últimos meses para sostener y maximizar la calidad de nuestro trabajo? ¿Qué podemos hacer para no decaer? ¿Cómo potenciarnos para aprovechar cada uno de los días de la recta final con plenitud? Algunas de las propuestas que destacan los diferentes estudios y especialistas en el tema sugieren:
- Recordar y sostener nuestro propósito, nuestro sentido y dirección de largo plazo. Cuál es la razón más profunda por la cuál hacemos lo que hacemos, cuál es la auténtica motivación que nos impulsa.
- No perder el foco de nuestras prioridades. Así como se recomienda hacer en cada jornada y en cada proceso, registrar los grandes temas que marcarán la auténtica diferencia y en los que impulsaremos un impacto significativo. Cuáles son aquellos en los que debemos centrarnos y prestarles atención sin distraernos en los que son secundarios y de bajo valor agregado.
- Mantener la perspectiva, ya que solo se termina un año, pero nuestro proyecto es mucho más extenso y trascendente que el mismo.
- Encontrar pequeños espacios de reenergización cada día, aunque sean cortos. Nos permitirán reencontrarnos con nosotros mismos y optimizar nuestras capacidades.
- Decir que no sin culpa. Tal vez una de las grandes oportunidades de aprendizaje en el contexto laboral -sobre todo para aquellos con rasgos más perfeccionistas- está relacionada con poder decidir cuándo aceptar y cuándo rechazar una tarea, un nuevo proyecto, un compromiso. Un buen no puede ser un mejor sí en el futuro.
- Escuchar más a nuestro cuerpo y sus señales. Muy posiblemente no registramos los mensajes que vamos recibiendo y pensamos que somos super héroes, que todo lo podemos.
En definitiva, es una invitación a proponernos la sustentabilidad personal en el tiempo, y no quemar todas las naves en estas últimas semanas, ya que apenas finaliza este año uno nuevo comienza. Si entendemos que es una maratón de largo aliento y no solo una carrera de cien metros podremos regular un poco más las energías, disfrutando mucho más de cada etapa, siendo más humanos y –tal vez– un poco más felices.
Consultor disruptivo y coautor de Diseña tu Cambio
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