“Sopa de caracol”: por qué la famosa canción causó una pelea que abarca tres países
Una de las composiciones más populares de América Latina es también una de las que más discusiones generó
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En los boliches, en la playa, en la cancha y hasta en las iglesias era escuchada “Sopa de caracol”. Un tema que casi todos conocen, pero poco se sabe de las internas en torno a su creación. Corría el primer año de la década del 90 cuando en las radios de todo el mundo empezaba a sonar la pegadiza canción, que si bien se sabe es “caribeña” encierra un misterio sobre su verdadero autor. Se la adjudicó un beliceño, una banda hondureña y otra venezolana.
En la Argentina, los primeros que le pusieron voz fueron Los Fabulosos Cadillacs allá por septiembre de 1991, pero Alcides también hizo su propio cover del hit que puso a “mover las caderas” de los fanáticos de la música tropical. Lo cierto es que la canción sirvió de cábala en las canchas de fútbol, como fue el caso de Colo-Colo, que durante la Copa Libertadores de ese año la adoptó como una suerte de rito antes de salir a rodar la pelota. En España fue usada en una campaña electoral y en Costa Rica un cura adaptó la letra para cantarla en la iglesia y concientizar a la gente sobre el uso del barbijo para contener los contagios por coronavirus.
A lo largo de los años y a medida que la canción adquirió notoriedad, una innumerable cantidad de artistas hicieron sus propias versiones, con adaptaciones en la letra, el sonido y la música. Si bien todas las versiones incluyen elementos clave de la música garífuna -una etnia descendiente de africanos y aborígenes que reside en varias regiones del Caribe-, como el famoso estribillo “watanegui consup”, los covers popularizados como, por ejemplo, el de Los Fabulosos Cadillacs, tenían su propia impronta. Elvis Crespo, Pitbull y otros tantos también ofrecieron sus propias interpretaciones.
¿Quién es el creador de “Sopa de caracol”?
Por aquellos años, al menos en Honduras, poco se conocía de los famosos derechos de autor y varios aseguraron ser el autor original del hit noventoso. El cantante de la movida tropical de Belice, Hernán “Chico” Ramos, afirmaba haber compuesto la primerísima versión en la lengua garífuna. En Honduras, Banda Blanca, liderada entonces por Pilo Tejeda, popularizó el tema en 1991 y lo registró a nombre del grupo al que, eventualmente, se sumó Ramos.
“Ha habido una confusión durante muchos años, la canción nació en Tela [una ciudad costera de Honduras], en 1983 con la comunidad garífuna. Con ‘Chico’ Ramos trabajamos algo del tema, si no ya me hubieran demandado. Estamos dando la cara: los derechos de autor son nuestros, la canción está a nombre nuestro. Cuando se hace una canción no se sabe que va a ser un éxito y menos mundial”, dice Tejeda en conversación con LA NACION.
En Venezuela, la Banda Show Panamá de Fernando Colina, quien murió en 2019, sostenía que había creado y cantado el tema en los 80, una década antes de que se convirtiera en una de las canciones más escuchadas en América Latina. La versión que figura en YouTube es completamente igual a la popularizada una década más tarde.
A las nuevas generaciones, el éxito llegó de la voz de jóvenes artistas, como es el caso del venezolano Lorenzo Duarte, ex MDO. “En su momento también se decía que era de él, pero luego se aclaró todo. Los que dicen que son ellos los autores originales no me causan daño”, explicó Pilo Tejeda. “Esa canción tiene una magia, un encanto que aún después de 30 años estamos hablando de ella y se siguen haciendo versiones”, expresó.
En 1991 fue la quinta canción de origen latino más escuchada en Estados Unidos, según la lista Top Latin Songs Year-End Chart de Billboard. Vendieron 1,5 millones de copias en ese país. Y hubo más: ganó seis discos de platino y cuatro de oro, entre otros innumerables reconocimientos internacionales. “En 1992 estuvimos en el Festival de Viña del Mar por esa canción”, enumeró el compositor.
Impresionado por el boom del tema, en 1994, tres años después del lanzamiento, el entonces presidente del club Atlético de Madrid y alcalde de Marbella, Gregorio Jesús Gil, invitó a la banda a grabar el video musical en esa ciudad.
Herencia garífuna
La canción quizás no hubiese sido lo mismo sin la letra “inentendible” para muchos y sobre todo por el ritmo movedizo que la acompaña. Durante muchos años las personas que no hablan garífuna creían que las icónicas palabras “watanegui consup” (quiero tomar sopa) significaban “what a very good soup” (qué sopa tan buena, en inglés).
El resto de las palabras “incomprensibles” que dice la versión de la canción original en garífuna rezan: ”luli ruami wanaga” -“quiero seguir disfrutando”- y “Yupi pa ti, yupi pa mi” -”un poco para ti y un poco para mí”-. Pero “yupi”, en realidad, es una expresión de celebración, un modismo local y no está estrechamente relacionado con el lenguaje garífuna en sí.
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