Es hija de María Emilia Fernández Rousse y Clemente Zavaleta. Y aunque ser hija y sobrina de las Trillizas de Oro fue su carta de presentación en los medios, Sonia Zavaleta (29) supo construir una identidad artística según sus propias pasiones, la música y la actuación. Como ella misma dice, su carrera es "autogestiva". Por eso, cuando recibe a ¡Hola! Argentina en su departamento de Bajo Belgrano, está trabajando. Pide disculpas por el "desorden de instrumentos", que yacen sobre la alfombra del living: varias guitarras, un tambor de acero, una mezcladora, un micrófono de pie. "Creo que a todos los artistas les pasa que su casa es su oficina", dice mientras prepara un mate para amenizar la charla.
Estoy conviviendo con mi novio. Es una apuesta, una aventura que no quiero que termine nunca
–¿Con qué rol te sentís más cómoda: el de actriz o el de cantante?
–Con los dos. Pero es cierto que siendo actriz representás un personaje y cuando cantás, arriba del escenario, es cuando más fiel sos a vos misma y más te dejás ver. Eso me daba pudor. Me costó mandarme como solista por ese miedo, por no poder encontrar la voz que quería tener como cantante. Ahora la encontré.
–A principios de año presentaste tu primer single, "Anónima", ¿cómo fue el proceso?
–Creo que el secreto es no tomarse las cosas tan en serio. No hay que pensar que tu primera canción es tu obra maestra… o tardar una eternidad en lanzar los temas porque no son tan perfectos como uno quisiera... Para mí, en este último tiempo, lo que me motivó fue hacer y producir. Leo mucho a Patti Smith y otros artistas que están todo el tiempo en construcción creativa. Es clave dejarse fluir y confiar en uno mismo.
–¿Te ayuda estar rodeada de artistas?
–Mi grupo de amigos y amigas artistas son una gran motivación. Te juntás a quejarte cuando no te dan bola y también celebrás los logros. Y hacemos equipo: todas mis amigas me ayudaron en uno de mis singles. Por ejemplo, Male Bollini, que es fotógrafa, me hizo el arte de tapa, Cala [Zavaleta, que también es su prima] fue la protagonista del videoclip, y Oli Viggiano, con quien estoy armando un ciclo de música desde el año pasado que se llama "Pop Up", colaboró con la difusión. Somos una comunidad de artistas.
–Hablamos mucho de tu costado musical pero también sos actriz. ¿Estudiaste?
–¡Sí! Empecé en el IUNA a los 20, antes había pasado por la carrera de Letras. Y en unas vacaciones de la facultad me fui a París a estudiar tres meses para mimo. [Risas]. Ahí me di cuenta de que no hay como la educación artística de Argentina. Quizás es un mito lo de irse a estudiar afuera. Lo que te da el extranjero son nuevas experiencias, pero mis profesores de acá fueron increíbles.
–¿Qué tipo de experiencias recordás de ese viaje?
–Que terminé en el teatro du Soleil, donde hice una pasantía. El teatro es de Adrián Mnouchkine, que era una avant-garde del teatro cooperativo. Yo terminé limpiando los baños, porque es todo comunitario. Como pasante tenés que cocinar, limpiar y recién, después, podés ver un ensayo. No es que te lo hacen pagar, pero así fomentan la vida comunitaria de teatro porque todos hacen todo. Es un poco oriental, también, porque te proponen desarrollar tu creatividad desde lo más básico, como limpiar una ventana. A mí me hacía acordar un poco a la película Karate Kid. [Se ríe]. Así descubrí que no hay techo en mi profesión, todo el tiempo volvés a empezar. Es muy lindo pero también algo frustrante.
–También tenés una columna musical en Mañanas nuestras, el programa de tu mamá y tus tías. ¿Cómo te resulta trabajar con ellas?
–¡Es re lindo! Fue idea de Laura y a mí me divirtió porque no las veo mucho porque ellas viven en Pilar. Además, me gusta verlas en acción. Todo el tiempo me sorprenden con sus anécdotas y sus vivencias. No se olvidan de ningún nombre, trabajaron con un montón de artistas de la hostia. A veces, me pregunto cómo no tienen más fotos, o cómo dan por sentado un montón de situaciones que pasaron y por eso no te lo cuentan. Cuando voy al programa, me siento como una espectadora, también, porque cada vez descubro más cosas de ellas. Fue hace pocos meses que escuché, por primera vez, las veinticuatro canciones que ellas hicieron antes de que yo existiera. Fue de la época cuando se fueron a hacer su carrera al exterior. ¡Su productor era el de ABBA! Ahí es cuando digo: "Son grosas".
–Y si hablamos de amor, ¿cómo va la convivencia (con su novio Isidro, de quien prefiere no revelar el apellido)?
–Fue todo muy nuevo y me sorprendió para bien. Estamos juntos hace un año y monedas… Yo viví toda la vida con hermanas, primas o amigas. Estuve como ochos años en el mismo lugar, por Palermo. Hasta que Rochi, que fue la última que vivió conmigo, se fue con el novio y yo me tuve que mudar a otro lugar. Pude vivir sola, porque eso también fue magnífico, poder encontrar un espacio propio.
–¿Tienen algún proyecto de pareja a corto plazo?
–Ayer leímos a una escritora que se refería a ciertas instrucciones en términos de pareja. Decía que cuando uno empieza a decir palabras como "proyecto" o "reavivar", ahí está todo pésimo entre los dos. [Risas]. Para mí, hay que seguir construyendo. Uno siempre visualiza y tiene ideas. Yo estoy conviviendo, eso es una apuesta, una aventura. Y no quiero que se termine nunca.
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