Como gastronómico, Roberto García Moritán (45) vive la pandemia y el confinamiento a un ritmo intenso. "Soy una persona de acción: pongo manos a la obra, actúo. A mí me gusta dar el ejemplo: no dirijo ninguno de mis proyectos desde una oficina o sentado en casa. Estoy ahí, siempre estuve ahí", nos cuenta el marido de Pampita Ardohain (42). El 22 de abril pasado, el empresario y ex asesor de María Eugenia Vidal cumplió cinco meses de casado con la modelo, pero no se durmió en los laureles. Socio en Tanta y La Mar, dos conocidos restaurantes de comida peruana, Roberto empezó a hacer él mismo el delivery. "Quería que nuestros empleados se sintieran acompañados: de esta situación salimos todos juntos, en equipo", contó Rober (así lo llaman sus amigos) cuando la noticia tomó estado público.
Dueño de una energía inagotable, ahora que sus dos restaurantes están en marcha, Roberto decidió que era tiempo de poner el foco donde la crisis económica va a pegar con más fuerza: los barrios populares. "Se viene una crisis como nunca antes vimos. En Argentina y en el mundo, las diferencias se van a marcar aún más. La demanda se va a contraer y va a haber menos puestos de trabajo", vaticina el economista, que el jueves 30 nos invitó a participar de una de sus iniciativas solidarias: la donación de lavandina en 135 municipios de la provincia de Buenos Aires, de la mano de Transclor.
MOMENTO DE AYUDAR
"Es tiempo de que las empresas y la sociedad civil se involucren como puedan. No es momento de cruzarnos de brazos: tenemos que ayudar como sea", dice Roberto, tras una primera jornada maratónica en La Cava, donde repartió 12 mil litros de lavandina junto a su equipo de Asociar, la ONG que fundó a principios de año. "Contamos con la ayuda de los Bomberos de San Isidro, que trajeron el coche bomba para convertir en lavandina los 4 mil litros de hipoclorito de sodio que nos donó Transclor, y de varias organizaciones de referencia en el barrio, como Manos de la Cava, Casa Galilea y Abriguitos", nos confía.
–¿Qué te mueve a la acción?
–Hasta el 10 de diciembre pasado, fui asesor de la gobernadora María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Mi trabajo consistía en crear proyectos socioproductivos en los barrios populares. Perdimos la elección y, con varios chicos que trabajaban conmigo, no quisimos discontinuar la labor. Creamos una ONG y apenas arrancamos, nos agarró el coronavirus. Esta es la cuarta campaña que desarrollamos durante la cuarentena [empezaron con una concientización sobre la importancia del uso de barbijos y continuaron con dos proyectos con Rappi: uno, para que los mayores de 65 reciban sus entregas gratis, y otro para que a los médicos de los hospitales públicos de la Ciudad les lleguen 35 mil viandas sin cargo] y la primera en la que ponemos el cuerpo. Nuestro objetivo es generar conciencia sanitaria en los barrios populares. Fue un éxito la jornada y Transclor se comprometió a donar el hipoclorito suficiente como para visitar otros 134 municipios.
–¿Qué te impulsó a trabajar en el sector público?
–Hace dos años dejé de estar en la operación diaria de mis restaurantes porque me tiraba la vocación pública. Había una parte mía que necesitaba descubrir nuevos horizontes y apareció una oportunidad. Me llamó Alex Campbell [fue subsecretario de Asuntos Municipales y hoy es diputado] con la idea de organizar los barrios populares y no lo dudé.
–¿Cuál es tu objetivo? ¿Soñás con un cargo importante?
–Sabés que no tengo ambiciones políticas… Si el día de mañana aparece una oportunidad similar a lo que me planteó Alex, estoy dispuesto a tomarla. Eso sí: no me gustan los extremos, no creo en la radicalización de las posiciones.
LA MEJOR COMPAÑERA
–¿Qué opina Pampita de esta faceta tuya?
–Le encanta. Me acompaña, me cuida y me asesora. Tiene muchísima experiencia, es la persona más inteligente que conozco y me entusiasma a seguir en este rumbo.
–Desde que se conocieron, no pararon.
–Sí, parece una película. Es increíble lo dinámica que puede ser la vida. Nada de lo que pasó hubiera sido posible de planificar. Un año atrás, mi vida era otra: tenía laburo, creía que íbamos a ganar las elecciones, no pensaba en casarme. Mi vida era mis hijos [Delfina y Santino, fruto de su primer matrimonio con Milagros Brito], mi trabajo con Vidal y mis restaurantes.
–¿Cómo es la película ahora?
–El 29 se cumplieron nueve meses desde el primer día que salimos con Caro. Ahora, estamos enfocados en proyectar el mundo que queremos construir juntos y en seguir fortaleciendo los lazos de la familia que creamos.
–¿Cómo llevan la cuarentena? Se están conociendo en un momento bastante crítico.
–La llevamos bien y somos muy felices juntos.
–¿Están con ganas de tener chicos?
–[Se ríe]. Eso se lo dejo a ella, que responde mucho mejor que yo.
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