Quienes lo conocen saben de su altruismo, de su permanente disposición para comprometerse con causas solidarias, algunas de manera permanente, y otras, según manden las circunstancias. En plena crisis sanitaria por el Covid-19, Benito Fernández (59) puso su creatividad al servicio del Hospital Pedro de Elizalde y les donó cien barbijos confeccionados con telas de lujo (que usa para sus vestidos de alta costura) que se subastaron en dos tandas, una el 27 y otra una semana después, a través de la cuenta de Instagram de la Asociación de Profesionales sin fines de lucro que apoya a la ex Casa Cuna (@apelizalde).
–¿Qué te motivó a hacerlo?
–Es tiempo de acción: siento que tengo que ayudar como pueda. La sociedad nos viene diciendo hace tiempo que necesita del compromiso, la solidaridad, la resiliencia y la empatía. Esta idea puntual surgió de Emilia y Juana, dos modistas que trabajan conmigo en alta costura y tienen máquinas de coser en sus casas. Cuando me lo plantearon me encantó, entonces enseguida pensé cómo implementarlo. En una charla con la conductora Gabriela Sobrado me ofreció contactarme con la organización sin fines de lucro que apoya a la ex Casa Cuna. Me convencieron por su seriedad y compromiso, así que ellos armaron la subasta en su página de Instagram dividida en dos días y solamente en el primero se recaudaron 140 mil pesos (el valor base era de 500 pesos por pieza). El segundo remate será el jueves 7.
–¿A qué destinarán los fondos?
–Se van a comprar luces ultravioletas, germicidas para protección del personal de laboratorio donde se realizan las determinaciones de Covid-19. El hospital, además, necesita un ecógrafo 3D para detectar las lesiones pulmonares del virus. Además, les estoy donando barbijos para chicos en condición de riesgo y ropa de la colección cápsula que hizo Marina, mi hija, para nuestra marca. También le dimos ropa de chicos a la ONG Mamis Solidarias, que la repartió en varios barrios y comedores. Desde hace quince años soy padrino de Asdra (Asociación Síndrome de Down). Me encanta porque yo con ellos aprendo mucho, me potencian. A veces puede resultar chocante que uno cuente lo que hace… De hecho, durante la subasta, una señora me dijo que ayudar es privado y no se cuenta.
–¿Y qué le respondiste?
–Yo no busco que me aplaudan ni necesito alimentar mi ego. Busco inspirar a otros a que se comprometan, quiero darle visibilidad al trabajo maravilloso que hacen estas organizaciones e informar de las necesidades que hay. Y para eso, las redes sociales ayudan mucho.
–¿Cómo te está afectando la cuarentena?
–Hace unas semanas presenté mi última colección, Botánica, a través de unos videos con maniquíes. Quería mostrarle a la gente que trabaja conmigo que yo estoy entero y que todo su esfuerzo no se va a perder, más allá de que se venda o no. Además, me organicé de manera tal que cada día hago algo para mí y algo para mi trabajo. Ordené roperos, saqué todo lo que no usaba, limpié mis redes sociales y, si antes seguía a 700 personas, ahora sigo a 250… Esta cuarentena fue como un volver a nacer, me siento creativo y con fuerza para salir adelante de todo esto, sobre todo desde la cabeza, independientemente de lo económico.
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