La agenda del polo los coloca actualmente en la comuna francesa de Chantilly. "Con una temporada atípica por el Covid", asegura Sol Estevanez (43), que en agosto viajó a Europa junto con su marido, el polista Mariano "Nito" Uranga, y su hija India (de 18 meses). "Los torneos se fueron corriendo un poco, pero por suerte se jugaron. Acá la gente toma sus propios recaudos, utilizan barbijo y hay alcohol en gel en todos los lugares a los que vas. Se puede andar libremente, los chicos ya comenzaron las clases y en París los museos están abiertos", cuenta la actriz, que a diferencia de otras temporadas, tuvo que alojarse en un hotel "porque las casas que solían estar en alquiler ahora están ocupadas por sus dueños debido a la pandemia".
–¿En qué cambió la vida nómade de la familia con la llegada de India?
–A mí me gusta mucho viajar, así que me acostumbro fácilmente. Si bien no nos instalamos nunca en un lugar definitivo y armamos las valijas a cada rato, cuando salimos de Buenos Aires ya sabemos que va a ser así. Por eso intentamos mantener nuestras costumbres y rutinas ordenadas, más ahora con una bebita. Nuestro pediatra, que tiene varios pacientes que viajan mucho, nos aseguró que de esa manera los chicos se adaptan y es así. Somos muy ordenados con las comidas y los horarios de sueño de India para que ella se pueda sentir segura en cada lugar. Es una linda aventura que lo acompañemos a Nito.
–¿Sentís que tuviste que dejar un poco de lado tu profesión por el proyecto familiar?
–No me gusta decir que dejé cosas de lado, creo que tiene que ver con las etapas de la vida. Somos un equipo y es una decisión que tomamos de a dos. Extraño actuar, pero no me retiré, es una cuestión de organizarse y todo será a su debido tiempo. Igualmente, hoy está muy complicado para los actores.
–¿Cómo vivís la crisis que atraviesan la televisión, el cine y el teatro?
–El trabajo del actor es muy lindo, pero muy difícil a la vez, porque son muy pocos los que se pueden dar el lujo de vivir de la actuación. Que las productoras estén en crisis e incluso cerrando me da mucha pena. Pero estoy convencida de que es un ciclo y que se va a reactivar.
–Volviendo al polo, ¿cómo te llevás con las mujeres de los otros jugadores?
–Creo que una de las cosas más lindas que tiene el polo es la integración de la familia. Acompañamos en las prácticas, en los partidos, en las caballerizas… Se crea un ambiente muy cálido. Además, al ser un deporte que se juega por muchos años, los padres suelen tener la suerte de jugar con sus hijos, los tíos con sus sobrinos… Todos me hacen sentir muy a gusto.
–¿Cómo es la relación de India con los caballos?
–¡Los ama! Está rodeada de caballos desde que nació y los asocia con Nito. Cuando le pregunto dónde está papá me dice: "Con los cocos", como ella los llama. Le encanta tocarlos, siempre los busca y copia sus sonidos cuando caminan y relinchan. También le fascinan los juguetes de caballos y lo único que mira en la tele es Spirit, una película de caballos, o algún partido de polo con el padre.
–¿Cómo es India?
–Creo que nació sabiendo lo que quería, desde si le gusta el puré o el brócoli, o tal o cual persona. Es muy empática. Siempre está bien predispuesta y se adapta fácil a los cambios que tenemos con nuestro estilo de vida. Nos tocó una hija fácil, estamos embobados. Yo siento que la maternidad me mostró en mi mejor versión. Todos los días aprendo algo nuevo y me sobrepasa en sentimientos. Soy atenta, capaz un poco exigente en los horarios y en el orden de su rutina.
–¿Y cómo es Nito papá?
–Siempre estamos en todo de acuerdo con la crianza de nuestra hija. Es un padre muy presente y tiene cantidad y calidad de tiempo con India. Es muy paciente, le encanta jugar con ella y llevarla a pasear por las caballerizas. Cambia pañales, aunque tal vez es algo que suelo hacer más yo, y cuando la viste le inventa unos conjuntos muy divertidos.
–¿Estás a favor del colecho?
–Tenemos momentos. Ahora está durmiendo con nosotros en la cama. No sé si está bien o mal, pero creo que todo tiene su tiempo y evolución. India todavía nunca durmió en su cuarto, pero si dormía en su cuna hasta que por una razón o la otra la terminé pasando yo a nuestra cama. Nito no estaba tan de acuerdo, pero cuando la quise sacar fue él quien se echó para atrás. [Se ríe]. Tenemos la intención de que cuando volvamos a Buenos Aires comience a dormir sola en su habitación. Creo que es un tema más nuestro que de ella.
–¿Se reformuló la intimidad en la pareja desde la llegada de India?
–Yo creo que es natural que se tenga que reformular por una cuestión matemática: eramos dos, ahora somos tres… A India la buscamos un montón y con la llegada de un hijo hay que reinventarse, buscar momentos, espacios y horarios. Pero nos reacomodamos. Tenemos ayuda y eso es un plus, porque –sacando la pandemia– podemos ir solos al cine, a comer afuera, a un evento o una fiesta.
–¿Les gustaría agrandar la familia?
–Sí, definitivamente me gustaría volver a ser mamá. Lo hablamos mucho con Nito y nos encantaría darle un hermanito a India. Antes de tenerla perdí dos embarazos y sé que ser madre no es fácil, es un verdadero milagro y sería una gran bendición.
Agradecemos a Matías Callejo (fotos), Esmeralda Ullosa (producción), Chufy y Rocío G (vestuario)
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