SIY desde adentro. Cómo es el curso que entrena la mente y las emociones
Prácticas y microprácticas para volver al eje cuando el trabajo nos abruma. Conceptos de inteligencia emocional que proponen el autoconocimiento a través de técnicas de mindfulness para ser mejores líderes y, de paso, personas más felices. Estadísticas provenientes de la neurociencia demuestran la necesidad de entrenar nuestra mente para hacer foco y retomar el control de la atención en medio del tsunami de estímulos que atravesamos 7 x 24hs: según datos del Mindful Leadership Institute, el 47% del tiempo la mente divaga y el 70% de los líderes reconocen que son incapaces de estar atentos en las reuniones.
Paradójicamente, transmitir la experiencia Search Inside Yourself (SIY) en una nota es un desafío abrumador. No sé por dónde empezar. Pienso excusas para no entregar la nota. De pronto, detecto que acabo de ser víctima de un ataque descripto por los instructores del curso como "el secuestro de la amígdala". El concepto fue desarrollado por psicólogo Daniel Goleman –autor de Inteligencia emocional– para explicar las reacciones emocionales ante determinados estímulos que nos hacen perder el control de las situaciones, decir cosas de las que luego nos arrepentimos o estresarnos más de la cuenta. José Antonio Aguilar, español, ingeniero en Telecomunicaciones y uno de los dos instructores de SIY que viajaron a la Argentina para dar la capacitación, explica que la respuesta desmesurada es consecuencia del "golpe de estado" con el que nuestra amígdala –situada en la parte interna del lóbulo temporal en nuestro cerebro– anula nuestro costado racional. Tomo aire y recuerdo las estadísticas que nos mostró José Antonio: después de hacer el curso, el porcentaje de entrenados que dice "Soy capaz de pausar antes de responder" se eleva del 44% al 67%. Me digo que seguramente estoy dentro de ese 67%. Levanto la vista de la computadora. Cierro los ojos y pongo en práctica el ejercicio de las tres respiraciones: con la primera me relajo, con la segunda me conecto con lo que siento en el cuerpo y con la tercera me pregunto qué es lo más importante ahora: compartir algunos aprendizajes que puedan resultar de utilidad a los lectores de esta nota en su día a día.
El programa, que se dictó por primera vez en Latinoamérica el 8 y 9 de octubre pasados, es un entrenamiento creado en Google en 2007 para potenciar las capacidades de sus líderes. "Chade-Meng Tang, que trabajaba en el área de capital humano de la empresa, convocó a expertos como Daniel Goleman, Jon Kabat-Zinn y Mirabai Bush. Entre todos construyeron el programa SIY para generar herramientas de inteligencia emocional basadas en mindfulness, de entrenamiento de la mente, con la idea de aportar mayor bienestar para que las personas fueran más felices, experimentaran mayor bienestar y por ende pudieran hacer mejor su trabajo, comunicarse mejor y ser más productivas", explica la mexicana Carmen Treviño, primera latinoamericana certificada en Search Inside Yourself, que coconduce el entrenamiento.
A medida que pasó el tiempo y se difundió información con respecto a los resultados del curso en el ecosistema de Silicon Valley, varias organizaciones quisieron replicarlo. Google decidió entonces "abrir el código" y darle los derechos de autor del curso al SIY Leadership Institute de San Francisco, desde el cual actualmente se maneja el programa que se dicta en distintas ciudades de Estados Unidos, China, Espan~a y Alemania, y que este año llegó a nuestro país de la mano de Concientia, un joint venture de OM House y la consultora MIB Comunicacio´n.
Impulsadas por la necesidad de manejar el estrés, mejorar el vínculo con sus equipos o simplemente ampliar sus conocimientos en técnicas de meditación y habilidades de inteligencia emocional, 81 personas se congregaron en un coqueto hotel de San Telmo para iniciar el entrenamiento. Tras la acreditación, el heterogéneo grupo chequeó por última vez sus celulares y se dispuso a emprender el viaje hacia un mundo mejor (o, por lo menos, menos estresante).
El entrenamiento de mentes alternó "series" consecutivas teórico - prácticas durante dos jornadas completas con el objetivo de asimilar una serie de skills complementarios a los conocimientos duros o más técnicos. "Las habilidades principales con las que se trabaja en SIY son el autoconocimiento, la autorregulación, la motivación, la empatía y el estilo de liderazgo. Los participantes logran adquirirlas con el programa porque pasan de algo teórico que tú podrías leer en un libro a hacerlo práctico, a vivenciarlo, a llevarse herramientas concretas que pueden utilizar en su día a día para entrenar su mente y sus emociones", explica Treviño, quien es la encargada de dar la primera consigna del día: "Elijan a un compañero. Uno de ustedes será la persona A, la otra, la B. El ejercicio consiste en que A le cuente a B durante dos minutos qué es lo que más le gusta de su trabajo y cuáles son sus mayores retos. B debe escuchar sin emitir palabras, sonidos ni interjecciones. Al finalizar los dos minutos, sonará una campanilla que indicará el cambio de roles". La experiencia inicial bastó para demostrar que cuestiones que aparentan ser sencillas desde la teoría, no lo son tanto a la hora de ser puestas en práctica. Escuchar a otro con total atención sin hacer acotaciones y evitar que la mente se dispare ante el menor estímulo, implica un esfuerzo casi sobre humano. Tras los dos minutos entendemos mejor por qué más de una vez no retenemos lo que escuchamos en una reunión de trabajo o nos "perdemos" en medio del capítulo de nuestra serie favorita y tenemos que ir para atrás para poder seguir el hilo de la historia.
Parte del problema, según explican los entrenadores, es que vivimos en piloto automático, un estado que resulta útil para algunas acciones y tareas pero que nos impide conectar con el momento presente y nos impulsa a actuar basados en patrones de hábitos y presuposiciones (esto queda claro cuando, por ejemplo, completamos la frase que otro comienza, como si supiéramos qué es lo que va a decir).
Teniendo en cuenta esta predisposición, el primer paso en este viaje hacia la construcción de habilidades emocionales se basa en técnicas de mindfulness que procuran promover la conexión con el momento presente para promover una toma de decisiones consciente. En palabras del neurólogo y psiquiatra austríaco Viktor Frankl, "entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder de escoger una respuesta".
Varios de los ejercicios y micro-prácticas apuntan, justamente, a trabajar sobre ese terreno ubicado entre estímulo y acción. Uno de ellos es el "minuto para acabar de llegar a la reunión" , que consiste en proponer a los asistentes una pausa de un minuto para respirar y hacer foco en el tema de la convocatoria antes de empezar para dejar atrás los otros temas del día y concentrarse en el objetivo del momento. "Algunos directivos me dicen que tienen reuniones de cuerpo presente; no están tan seguros de a dónde están las mentes de las personas", comenta Treviño.
Entender cómo funciona la mente es uno de los desafíos del curso. En este sentido, José Antonio desarrolla una analogía reveladora: "Imaginen que la mente es como esas bolas de nieve de vidrio con figuras navideñas y brillantina. Cuando la agitamos nos cuesta ver qué es lo que realmente hay dentro. Por el contrario, cuando aquietamos todo, la brillantina se asienta y nos permite ver con mayor nitidez. Nuestra mente es como esa bola de nieve: si logramos calmarla con ayuda de nuestra respiración, podemos ver todo con mayor claridad y tomar mejores decisiones". De eso se trata, justamente, la meditación: no de poner la mente en blanco sino, muy por el contrario, ser capaz de observar con nitidez qué es lo que nos sucede para actuar sobre ello.
Tras la primera etapa, que tiene que ver con el autoconocimiento y la gestión de las emociones propias, llega el momento de avanzar sobre la interacción con los demás, y aquí es donde se ve cómo aplicar lo aprendido a cuestiones como la empatía y el liderazgo. Entre varias prácticas se proponen la meditación guiada "Al igual que yo", que nos recuerda todo aquello que nos emparenta con otras personas a partir de frases como "esta persona tiene sentimientos, emociones y emociones tal como yo", y un ejercicio de manejo de conversaciones difíciles que, a partir de una situación controversial, invita a los participantes a argumentar primero desde el propio punto de vista y luego desde el punto de vista de la persona que opina de manera opuesta.
Tras una serie de prácticas que apuntan a desarrollar un liderazgo compasivo –entendiendo a la compasión como la capacidad de estar atento a las experiencias del otro, desearle lo mejor y detectar qué le será de beneficio–, los instructores invitan a los entrenados a formar una ronda para compartir en una palabra o concepto qué se llevan del curso. "Gracias", "descubrimiento", "compromiso", "desafío" y "nuevos hábitos" están entre las más citadas. Una de las esperanzas –y a la vez preocupación– es cómo hacer para incorporar lo aprendido. La respuesta está en el reto de 28 días que queda por delante: tras el curso presencial, los participantes recibiremos un mail diario con una consigna que nos ayudará a ser, cada día, más conscientes, plenos y atentos. El desafío y el aprendizaje recién comienzan.
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