Sistema
Somos únicos e irrepetibles. Al mismo tiempo, somos en torno a una infinidad de composiciones y referencias
Reconocernos parte. De un eco-sistema, de una sociedad, de un equipo, de una pareja, de un cuerpo, de una mente. Somos parte de un engranaje, de un proceso, de un concepto.
Reconocernos parte. Reconocer roles, estilos, formas de ser y estar, de sentir, de pensar, de vincularnos.
Así como siendo muy niños, en las clases de matemáticas: miremos a nuestro alrededor y tratemos de identificar a cuántos conjuntos o grupos pertenecemos. Armemos círculos de colores o identifiquemos el conjunto
A, B, C… Z.
¿A cuáles pertenecemos? ¿Cómo pertenecemos? ¿Cuál es la característica o el perfil de cada uno de nuestros sistemas? ¿Qué resulta de la intersección? ¿Qué, de la inclusión, la retroalimentación, la pertenencia; y qué, de las más de mil aplicaciones y dinámicas que pudiesen ocurrir?
Somos en nosotros mismos, únicos e irrepetibles (pero neuro-plásticos); y, al mismo tiempo, somos en torno a infinidad de composiciones y referencias.
Así como en las lecciones de ciencias naturales, somos parte de una pirámide natural: de supuestos poderes y jerarquías; de solidaridad y compromiso, de abusos y dependencias.
Somos parte del hormiguero y, al mismo tiempo, alimento del sapo. Sapo que, de no convertirse a tiempo en príncipe (o princesa), será parte de su comunidad batracia, así como bocado de serpiente; y así la rueda.
Somos parte de sistemas ambientales y también sociales, políticos, culturales. Somos parte del sistema del tiempo y de una época. Somos humanos (y algo inhumanos), concretos y abstractos. Somos letra, símbolo y funciones numerales.
Formamos parte de uno y mil mundos. ¿Lográs identificarlos? ¿Lográs identificarte? ¿Lográs darte cuenta? ¿Lográs repensarlo todo?