El jardín no es siempre sinónimo de trabajo arduo: también puede serlo de juego, de encuentro, de funcionalidad y, por supuesto, de descanso. En esta nota te presentamos siete ideas para inspirarte y te invitamos a animarte a convertir un recoveco en desuso y olvidado, en un rincón encantador y renovado.
Estadía perfumada
Para un desayuno o un almuerzo, nada como este sector con una pérgola inundada de verde y perfumes, a los que se suman bancos fijos de mampostería de bajo mantenimiento. La pérgola de hierro liviana está cubierta con enredaderas de jazmines de leche, azórico y chino, dama de noche y glicina que, a lo largo de cinco meses, brindan un espectacular aroma y enriquecen la estadía. (María Laura Vidal Bazterrica, paisajista).
Este sector fue limitado por crocosmias, agapantos y salvias, para terminar de mimetizarlo con el entorno y separarlo de la zona de la pileta, dejando liberado un lateral para facilitar el acceso.
Jardín secreto
Un espacio residual en la esquina de un jardín puede convertirse en el sitio favorito para conectarse con la cama. En este caso, el suelo fue cubierto con granza y se agregaron bancos para darle intención y volverlo funcional. Los bancos de madera de Eucalyptus grandis usan los canteros de gramíneas como espaldar.
Descanso a la sombra
Izquierda: cuando el sol pleno impide aprovechar un lugar, una media pérgola puede ser la solución para dar sombra al caminante o remarcar un acceso. Las estructuras de hierro verticales y curvadas, con varillas de hierro redondo colocadas en forma horizontal, se recubrieron con rosales trepadores. Constituye un entramado que puede reemplazar una fila de árboles chicos.
Derecha: un jacarandá solitario cercano a la casa fue "envuelto" por un banco de madera. Debajo del árbol cuya función es generar sombra, un banco de madera de lapacho reciclada suma un lugar de estar. El banco en espiral se logró con el corte longitudinal de la madera, que fue ensamblándose para lograr las formas curvas. (Eugenia Anaya, Estudio de Paisajismo).
Encuentro en altura
Para atemperar el sol del verano y aprovechar la terraza del primer piso de una casa en un barrio cerrado, el arquitecto Pedro Insúa planteó esta pérgola. Para lograr mayor intimidad respecto de la casa vecina y paliar el sol de la tarde, se colocaron cables de acero verticales con los tensores sobre el lateral derecho. Se plantaron jazmines de leche en macetas jardineras de 40 cm de altura para que suban por los tensores y sumen su perfume en verano. El diseño bien neto del banco de mampostería se cruza con la pérgola y "tensiona" el espacio. El piso, de mármol travertino, fue alivianado con piedrita suelta (huevo de codorniz). (María Laura Vidal Bazterrica, paisajista).
Verde intimidad
Una pérgola con forma abovedada construida con varillas de hierro puede generar un espacio de intimidad absoluta. El hierro trefilado de construcción forma el esqueleto de varillas entretejidas en este lugar de estar. Rodeado de una espesura de gramíneas y cubierto por enredaderas, se concibe un espacio generado por el follaje y los juegos de luces y sombras que se producen con el movimiento del sol.
Rondas de fogón
Nada como un fogón para generar encuentro y distensión. El cerco de buxus, leitmotiv del jardín, hace las veces de respaldo verde para el nuevo banco y da intimidad. Se replicó la forma con el banco curvo de lapacho y el fogón de mampostería cubierto de adoquines se ubicó en el centro de la escena. Para lograr una sensación de mayor soltura, se plantaron Calliandra tweedii por detrás de los buxus y se mantienen sin podar. (Eugenia Anaya, Estudio de Paisajismo).
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