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Qué rápido pasa el tiempo. Un año hace ya desde aquel 20 de marzo de 2020, cuando los argentinos pasamos sin escalas de la libertad a la cuarentena más larga de todas. Eternos meses confinados entre las cuatro paredes de casa (los que tuvieron la suerte de que la pandemia los encontrara en su hábitat y no en la otra punta del mundo) sirvieron para descubrir algunas cosas positivas, por ejemplo, que gracias a la automatización y a Internet la vida puede seguir adelante incluso cuando todo el planeta está parado. Pero, para eso, primero tuvimos que equiparnos.
Los productos más comprados
En las primeras semanas nos apuntamos a la compra compulsiva de barbijos, alcohol en gel, lavandina, alfombras sanitizantes, packs de papel higiénico, purificadores de aire y otra variedad de provisiones para atravesar a salvo la catástrofe del aislamiento. Más tarde -viendo que la situación se prolongaba- decidimos invertir nuestros magros ahorros en objetos de confort como sofás, plantas, celulares, televisores y amplificadores para llevar wifi a todos ambientes de la vivienda, etc etc. Seguimos por el kit para hacer deporte, el aro de led con trípode para las videoconferencias; los gourmands se dieron el gustito de la panificadora eléctrica o la freidora sin aceite, y los adultos que se vieron venir el celibato forzado también sumaron un juguete erótico al boudoir privado. Este fenómeno se repitió en todo el planeta sexualmente activo, incluso en la Argentina, aún suspendidas las importaciones y con el dólar disparándose. Según el diario La Vanguardia, en la lista de productos más demandados en España en estos últimos 12 meses figura el revolucionario Satisfayer Pro 2, el vibrador femenino que ya venía rompiendo récords de ventas en Europa.
Tener un complemento para “amenizar” la experiencia del encierro resultó un oportuno paliativo en el caso de aquellas parejas que entraron en crisis y de los singles que vieron sus citas románticas puestas en pausa. El dato no está desconectado de las conclusiones de una encuesta reciente liderada por la investigadora de mercado OnePoll para la firma de lubricantes Lubelife, cuyo objetivo era saber qué cambios dejará el Covid-19 bajo las sábanas: según el estudio, en los Estados Unidos los solteros se “complacieron” en promedio tres veces al día durante el aislamiento. Realizada entre 2000 personas sin pareja estable (no figura el rango etario de los participantes en el informe), las cifras indican que hoy tres de cada diez individuos practican el autoplacer una vez al día y casi la mitad de los consultados (el 48 %) admite cultivar el hábito con más frecuencia desde el encierro.
Además, el 34 % asegura haber experimentado el mejor orgasmo de su vida durante la pandemia y más de la cuarta parte consumió más pornografía en ese período, mientras que el 9% confesó atravesar una “sequía” de sexo desde 2020, y de hecho teme volver a mantener relaciones después de no haber tenido contacto físico con algun ser humano durante tanto tiempo. “Hay muchos efectos duraderos de la pandemia, y la falta de sexo es uno de ellos, especialmente para los estadounidenses solteros. Con la gente atrapada en sus casas, encontrar el ritmo adecuado les ha permitido explorar por fin qué les gusta en el dormitorio y cuáles son las mejores formas de complacerse a sí mismos” explicó en una entrevista Tara Merkle, directora de marketing de Lubelife. “Los solteros están desesperados por conseguir que el 2021 sea más amable que el 2020”, agregó.
Si bien es cierto que esa falta de contacto dejará secuelas en la salud mental de muchas personas– algo de lo que ya dan cuenta psicólogos y psiquiatras, que vieron crecer las consultas por insomnio, ansiedad y depresión, dice el informe - el virus todavía sigue ahí. Conclusión, hizo falta una pandemia para incorporar a nuestra rutina esa herramienta de “autoayuda” que no solo nos liberó de prejuicios atávicos y nos garantizó el goce, sino que seguirá siendo por un buen tiempo la mejor inversión de la cuarentena...
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