Seven Springs, la casa para la que Donald Trump soñó mil usos y que ahora está en la mira de la Justicia
Dos investigaciones centran su atención en la mansión gregoriana de la afueras de Nueva York, que el expresidente de Estados Unidos compró en 1995
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Ubicada en el condado neoyorquino de Westchester, Seven Springs es una de las tantísimas propiedades del expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Esta mansión de estilo gregoriano es objeto de dos investigaciones judiciales.
Con una superficie que asciende a 86 hectáreas, Seven Springs es una formidable construcción rodeada de naturaleza. En 1995, Donald Trump adquirió la mansión por US$7,5 millones.
A diferencia de sus rascacielos, hoteles y casinos, Seven Springs es una propiedad atípica en el patrimonio inmobiliario del empresario. Si bien en su sitio web se la nombra como un refugio familiar, el exmandatario no la ha habitado en los últimos cuatro años.
La mansión, que ocupa el centro del enorme terreno, fue construida en 1919 como residencia de verano de Eugene Meyer, quien fue presidente de la Reserva Federal de EE.UU. y dueño del diario The Washington Post. Por aquel entonces, la residencia 2631 metros cuadrados contaba con más de 12 habitaciones, una piscina cubierta y canchas de bowling y tenis.
Rebaja, proyectos no concretados y beneficios impositivos
Después de algunos fracasos comerciales, como las quiebras de casinos y la venta de su aerolínea Trump Shuttle, el expresidente pagó unos 2,25 millones de dólares menos que el precio de catálogo por Seven Springs. Ya en su propiedad, soñó varios destinos para la misma, pero ninguno llegó a concretarse.
En un primer momento, Trump quiso transformar Seven Springs en su primer campo de golf. Buscaba crear una sede donde pudieran disputarse torneos, a la que asistiera una exclusiva clientela y donde pudiera cobrar elevadas cuotas sociales.
Pese a haber contratado a arquitectos y especialistas en diseño de campos, debió abandonar su proyecto luego de que los vecinos cuestionaran que la obra podría contaminar el lago Byram, de donde se surten de agua potable.
Sin su campo de golf, buscó llevar adelante un proyecto de residencias. El magnate propuso construir 46 viviendas unifamiliares, primero; y tras la negativa redujo el número a 15 mansiones de gama alta. Frenado por un sinfín de litigios, todo quedó en la nada.
En 2006, Trump había hecho correr el rumor de que él y su familia se mudarían a la mansión. Sin embargo nunca abandonó su Mar-a-Lago, en Florida.
Dos investigaciones tienen en la mira a Seven Springs
Sin poder haber llevado adelante sus planes de real estate, Trump empleó una estrategia que le permitiera quedarse con la propiedad y beneficiarse con una quita de impuestos. Así fue que concedió una asistencia a un fondo de conservación de tierras para preservar 60 hectáreas de prados y bosques adultos.
Con su jugada, Trump recibió una deducción de 21 millones de dólares en el impuesto sobre la renta, equivalente al valor de los terrenos conservados, de acuerdo con los registros de propiedad y tribunales. La cantidad se basó en una tasación profesional que evaluó la totalidad de Seven Springs en 56,5 millones de dólares al 1° de diciembre de 2015.
El monto resultó mucho mayor que el estimado por los asesores del gobierno local, quienes informaron que toda la propiedad valía 20 millones de dólares y, a su vez, muchísimo más de lo que fuera adquirido por Trump.
Como publica The New York Times, el abogado de la fiscalía general de Nueva York, Michael Colangelo, esbozó la cuestión central del subsidio o asistencia concedidas a Trump por Seven Springs en una audiencia celebrada en 2020. “Si el valor de la asistencia concedida se infló indebidamente, ¿quién obtuvo el beneficio de ese incremento indebido y en qué cantidades?”, se preguntó.
Michael Cohen fue durante muchos años el abogado personal de Trump. Seven Springs cobró notoriedad cuando el letrado aseguraba ante un comité del Congreso, en 2019, que el hoy expresidente Trump tenía la costumbre de manipular los valores de las propiedades.
Además de presentar declaraciones financieras de Trump, según las cuales Seven Springs tenía un valor de 291 millones de dólares en 2012, Cohen sostuvo que esas declaraciones, de 2011, 2012 y 2013, fueron las que Trump le entregó al Deutsche Bank para solicitar información sobre un préstamo a fin de comprar el equipo de fútbol americano profesional Buffalo Bills de la NFL.
Mientras era presidente de los Estados Unidos, en sus formularios anuales de divulgación financiera Trump declaró que la propiedad valía entre 25 y 50 millones de dólares.
La primera en actuar fue la fiscal general de Nueva York, Letitia James, que envió citaciones a Cushman & Wakefield para obtener registros relacionados con la tarea de evaluación realizada para Trump, a los estudios de abogacía que trabajaron en el proyecto de Seven Springs y a la firma The Trump Organization, con el fin de obtener registros vinculados a su estados financieross anuales y la asistencia de conservación concedida.
El fiscal de distrito de Manhattan Cyrus Vance Jr. solicitó una citación de carácter penal. Entre el material que recibió había declaraciones de impuestos, relevamientos topográficos, estudios de impacto ambiental y actas de reuniones de la junta de planificación. Tanto James como Vance Jr. buscan determinar si Trump infringió alguna ley.
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