No siempre un fenómeno literario redunda en una buena serie o película. Sobran ejemplos de pésimas obras derivadas de materiales extraordinarios, libros que en su momento pidieron a gritos ser llevados a la pantalla, pero fueron echados a perder por malas adaptaciones. Acaso el temor de que ello volviera a suceder inundó a los fanáticos de las llamadas "novelas napolitanas" de Elena Ferrante cuando HBO anunció que las adaptaría para la televisión. Y, sin embargo, My Brilliant Friend (La amiga estupenda para quienes aquí siguen la saga literaria editada por Lumen), la serie que el canal de cable produjo en Italia junto con Rai Fiction, Fandango, Wildside, Belgian Umedia y TimVision, es una de las sorpresas silenciosas que dejó 2018 en materia televisiva. Son ocho capítulos con la firma del director romano Saverio Costanzo (Private, La soledad de los números primos), la participación de Paolo Sorrentino en la producción y la supervisión de los guiones de la propia Ferrante, que la cadena emitió entre el 25 de noviembre y el 17 de diciembre y que pueden verse en forma completa tanto en la aplicación HBO GO como en Cablevisión Flow. Ya está confirmada una segunda temporada para 2019.
Ocho años transcurrieron desde el arranque de esta serie de cuatro libros que se presenta bajo el subtítulo Dos amigas; un recorrido no solo signado por impresionantes ventas a nivel global (más de 30 millones de volúmenes en todo el mundo), sino también por el éxito logrado en países como Estados Unidos, donde Michele Obama, Hillary Clinton, Jonathan Franzen, James Franco y Ethan Hawke, entre otras personalidades, han declarado públicamente su devoción por la historia de Lenù y Lila.
Un relato de amistad femenina que comienza en una barriada pobre en la periferia de Nápoles en los primeros 60 y atraviesa décadas tanto de historia en común como de la de una Italia en reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial.
En un libro de ensayos llamado La frantumaglia, escrito años antes de la publicación de La amiga estupenda, Ferrante, cuya verdadera identidad se conoce hace relativamente poco tiempo, describía Napolés como "una ciudad de altercados imprevistos, de sorpresas, de palizas, de lágrimas fáciles, de pequeños conflictos que terminaban en agravios, obscenidades irrepetibles y fracturas incurables, de afectos que se manifestaban tanto que acababan siendo falsos". Y eso es lo que subyace de entrada en esta serie inequívocamente deudora, en espíritu e imagen, del neorrealismo italiano.
Costanzo construyó un mundo para My Brilliant Friend hablado en dialecto y absolutamente fiel al descarnado modo de narrar de Ferrante. En My Brilliant… no faltan gritos ni apasionamientos febriles, una violencia doméstica machista y atroz, peleas a muerte y una persistencia de la ley del más fuerte que se hace intolerable, cifrada en la contienda entre dos familias de comerciantes que someten con su poder económico a los vecinos, gente humilde con el futuro fotocopiado: para la gran mayoría habrá una escuela primaria que apenas alfabetice, una niñez interrumpida por el trabajo, la adolescencia como puerta al matrimonio y un eterno mirar lo que hace el otro para envidiarlo o repetirlo, siempre y cuando no sea estudiar o cualquier otra forma de progreso personal. En el medio de semejante historia, el vortex en el que todo confluye: estas dos amigas, absolutamente distintas entre sí y que por eso mismo ejercen una atracción mutua. El resultado es una relación oscilante y de amor/odio que se extiende por décadas y es narrada en primera persona por Lenù, que ya en la adultez y ante la noticia de la desaparición de Lila se propone contarlo todo desde el principio. Impecables las protagonistas (Elisa Del Genio y Ludovica Nasti son las Lenù y Lila niñas; Margherita Mazzucco y Gaia Girace las adolescentes; actrices sin experiencia previa así como casi todo el resto del elenco), fueron buscadas con obsesión por Costanzo, que audicionó a 9000 chicas hasta dar con las perfectas. La misma búsqueda del detalle lo guió para reconstruir Luzzatti, el gris rione napolitano que nunca permite a sus desposeídos habitantes ver más allá de las vías del ferrocarril y solo los deja apenas soñar con el mar, a la vez tan cerca y tan lejos.
Un misterio resuelto
Cuando en 2014 se publicó La niña perdida, última novela de la saga Dos amigas, aún no se conocía la identidad de Elena Ferrante, mantenida en secreto desde la edición de la primera, El amor molesto (1992). A esa altura, no solo habían sido llevados al cine dos de sus libros (el recién nombrado y Los días del abandono), sino que tanto La amiga estupenda como Un mal nombre y Las deudas del cuerpo, las otras tres novelas napolitanas, la volvieron una celebridad planetaria. Sin embargo, a la escritora no le cayó nada bien que en 2016 el periodista Claudio Gatti, tras una investigación que primero siguió pistas ajenas y luego construyó las propias, dilucidara su verdadero nombre: el de la traductora Anita Raja. A sus fans tampoco, pero no por eso dejaron de comprar sus libros religiosamente.
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