Más tarde de lo pensado (se esperaba para junio de 2019), Homeland estrena este mes su octava temporada. El último acto de Carrie Mathison, la tan atribulada como intrépida agente del FBI interpretada magistralmente por Claire Danes, llega después de que el personaje pasara siete meses en un gulag ruso, un dato que cerró la séptima temporada. Despojada durante todo ese tiempo de la medicación que la mantiene estable (desde la primera temporada de la serie se sabe que sufre de trastorno bipolar), Mathison deberá recomponerse y volver a su cauce a instancias de Saul Berenson (Mandy Patinkin), su viejo compañero, que la necesita aun quebrada para dar por terminada la "guerra eterna" entre Estados Unidos y Afganistán.
A los 40 años, la neoyorquina Danes da las últimas pinceladas a un personaje que le otorgó las mayores satisfacciones de su carrera. Y no es que antes de Homeland le hayan tocado roles menores: fue Julieta Capuleto en la Romeo + Julieta de Baz Luhrmann (1996), dos años antes interpretó a Beth en Mujercitas (Gillian Armstrong) y en 1998 estuvo a cargo de Cosette en la versión de Bille August de Los Miserables. Pero ningún papel la exigió tanto como Carrie Mathison. Estudiante de lengua árabe en la Universidad de Princeton y reclutada por Berenson para la CIA, su criatura –ya diagnosticado a esas alturas su problema mental– hizo su primer trabajo de campo infiltrada ilegalmente en una prisión iraquí, donde supo de la existencia de un prisionero de guerra estadounidense que probablemente había sido convertido al terrorismo por un alto mando de Al Qaeda. Una vez retornado a su patria, ese hombre (el sargento Brody, interpretado por Damian Lewis, también ganador de un Emmy por el papel) fue objeto de la obsesión de Mathison, que al regresar de Irak fue tras él, convencida de que planeaba un ataque terrorista contra Estados Unidos.
A partir de allí, de esa persecución tenaz, los creadores de la serie, Howard Gordon y Alex Gansa, inspirados en la serie israelí Prisoners of War, desarrollaron una ficción basada en la nueva guerra fría nacida de los conflictos entre Estados Unidos y los países de Oriente Medio (con Rusia siempre acechando), donde a lo largo de las temporadas, el carácter de Carrie, oscilante entre las alucinaciones propias de su enfermedad y el tratamiento con psicotrópicos para combatir los síntomas, actuó como fuerza centrípeta. Los escenarios se sucedieron: Beirut, Irán, Kabul, Siria, Islamabad, Berlín, Londres, Moscú, Nueva York; también las tareas de Carrie dentro de la CIA y fuera de ella. De su vida personal hubo mucho: la tirante pero amorosa relación con su hermana y psiquiatra, Maggie (Amy Hargreaves); su enfermizo amorío con Brody, del que nació su hija, Frannie; el vínculo paterno/filial con Saul, y la balanceante confraternidad con el sufrido agente Peter Quinn (Rupert Friend).
Pero la acción propiamente dicha, siempre in crescendo, progresó invariablemente en torno a ella y terminó acercándola al peligro, por más serena y en control de su patología que se mostrara. Como apuntó el crítico del New York Times Mike Hale en 2015: "Homeland tiende a implosionar en cada temporada, por lo que se deben inventar razones para que los personajes principales vuelvan a estar juntos". Sucedió también en la temporada precedente, cuando, después de sospechar que el ataque a la presidenta Keane (Elizabeth Marvel) había sido tramado por un enemigo interno, Carrie pasó a ser parte de una operación encubierta en Rusia, verdadera responsable del ataque, en la que la embarcó Saul, con las terribles consecuencias narradas al comienzo de esta nota. Suceso que será punto de partida de lo que se viene, según el tráiler, una jugada arriesgadísima en pleno Afganistán, con talibanes en el medio, secuestros, la posible unión forzada con un enemigo y la probabilidad cierta –no sin piedras en el camino– de que Carrie Mathison logre por fin la paz para su país. Que acaso sea, por supuesto, la suya.
Última función
¿Será realmente la última temporada de Homeland? El tráiler dice que sí y también los ejecutivos de Showtime (la cadena que la emite en Estados Unidos). Aunque Claire Danes fue un poco escéptica al respecto: en el podcast de Variety "Remote Controlled", la actriz declaró que la serie "es el tipo de programa que podría continuar indefinidamente porque es un modelo inusual y puede mutar de muchas maneras".