Dos amigos de toda la vida y unos sentimientos difíciles de ocultar
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Pablo es de Lincoln, Estefanía de Arrecifes, ambos tienen 35 años, y la frase “Mirá que te conozco hace 35 años” es una verdad entre ellos.
Lo que los unió fue que ambos padres trabajaban en el mismo lugar, y un verano las familias se conocieron en Córdoba en el hotel del Sindicato de Luz y Fuerza. Allí, los padres de ambos pasaban día y noche entre programas, risas, sol, y todo lo mágico que trae el verano. Y entre la magia se instaló la semilla del amor entre Pablo y Estefanía.
Para su suerte, la amistad no quedó solo en las vacaciones, sino que se trasladó a llamadas telefónicas e invitaciones familiares: cuando la hermana de Pablo cumplió 15 años la familia de Estefanía se trasladó hacia allá para la fiesta, y lo mismo hizo la familia de Pablo para la celebración de 15 de la hermana de ella. Y así iban y venían ambas familias de Lincoln para Arrecifes y viceversa para compartir eventos familiares que marcan la importancia de la amistad.
“Será un desastre”
Entre todas las celebraciones Pablo y Estefanía, dos adolescentes que esperaban con ansias volver a verse y que sentían las conocidas mariposas en la panza de los primeros enamorados, decidieron un día poner palabras a los sentimientos y declararse mutuamente el amor. Pero había varios problemas, ¿y si no funcionaba? ¿y si generaban conflictos entre los padres? ¿y si rompían la amistad de ambas familias? Y sí… había mucho en juego, ¿valía la pena correr el riesgo? Además, ¿Cómo harían con la distancia? “Será un desastre”, sostuvieron los dos. Guiados por el peor enemigo del amor que es el miedo, ambos se pusieron de acuerdo en que había que ignorar los sentimientos y continuar con la amistad.
Siguió cada uno con su vida pero en contacto como buenos amigos. Por su parte Estefanía se fue a vivir a Rosario para estudiar y se puso de novia. Valió la pena el intento de darle una oportunidad a lo que ella creía que era amor pero que no prosperó.
Por su parte Pablo no podía olvidar lo que sentía. En el 2012 Estefanía terminó su noviazgo y decidió que no quería tener, de momento, ninguna relación. Con 22 años quería estar sola y tranquila por un tiempo.
Pero por supuesto que asistió el 23 de marzo al cumpleaños de su amigo Pablo, ¿por qué no? Pablo fue el amigo que siempre la escuchó, que estuvo con ella, que le dio consejos y la cuidó como ninguno.
“Fue rarísimo”
Aquel cumpleaños fue el quiebre en su relación, cupido dijo basta y le dio la valentía a Pablo para declarar, con seguridad, su amor, él sabía que iba a ser correspondido, el miedo se había marchado. Fue entonces cuando se acercó a Estefanía, la abrazó y le dijo: “Quieras o no, yo no te suelto más”. Pablo le dijo que quería una vida junto a ella. Estefanía se quedó helada, no lo esperaba pero sabía que era lo correcto, en el fondo de su corazón había esperado por aquel día toda su vida.
Animados por el amor decidieron ponerse de novios. “El primer beso fue raro”, describe Estefanía. “Me abrazó, me dio un beso y a mí me dio vergüenza, medio que me escondí, fue rarísimo. Al principio no me gustaba que me vieran de la mano con él”, admite. Pero con las semanas la barrera de la amistad se rompió y fueron animándose a más.
Para tranquilidad de la joven pareja ambas familias se pusieron contentas con la noticia. La madre de Pablo sostuvo que ella siempre esperó ese día, sabía que sucedería y que sería una relación de muchos años. Por parte de Estefanía, fiel a su estilo vergonzoso, le contó a su madre en el momento en que bajó del auto para tomarse un colectivo y evitó ver su reacción.
Durante dos años Pablo viajó cada veinte días a Rosario para ver a su ahora novia. Cuando Estefanía se recibió, se casaron. Fue por civil, un 24 de marzo. Un tiempo después tuvieron mellizos.
Hace algunos años, en un viaje, los mellizos estaban inquietos. Para lograr calmarlos se pusieron a jugar a los dinosaurios y la alianza de Estefanía era el collar del animal. Pero en aquel juego se perdió y nunca más la volvieron a encontrar.
El 24 de marzo de este año, en su aniversario número 12, Pablo volvió a sorprender a Estefanía: compró nuevas alianzas y le preguntó “¿Te querés volver a casar conmigo?”. El próximo septiembre los mejores amigos y esposos renovarán sus votos de amor.
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