La madrugada del 8 de marzo de 2014 la aeronave con 239 personas a bordo que volaba desde Kuala Lumpur a Pekín, se esfumó sin dejar rastros. Desde ese entonces, lo ocurrido fue objeto de numerosas teorías que buscan explicar el misterio más grande la aviación comercial
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¿Puede un avión desaparecer en pleno vuelo sin dejar rastro? La respuesta lógica indicaría que en tiempos de GPS y satélites con tecnología de avanzada esto jamás podría suceder. Sin embargo, ocurrió. Hace casi nueve años, la madrugada del 8 de marzo de 2014, un Boing 777-200 de Malaysia Airlines con 239 pasajeros y tripulación partió de Kuala Lumpur, Malasia, rumbo Pekín, China, y se desvaneció en el aire. Sin activarse alarmas ni su tripulación dar aviso alguno, se perdió todo contacto con el vuelo MH370 y desapareció de todos los radares.
Se hicieron grandes esfuerzos por ubicar a la aeronave, sin embargo ¿sus restos? jamás fueron encontrados. Desde entonces, decenas de expertos y aficionados en aeronáutica de todo el mundo tratan de encontrar una explicación a lo sucedido.
Las hipótesis son variadas y contradictorias: plantean la posibilidad de que la nave haya caído al mar por obra de un piloto suicida o que haya sido abducida por extraterrestres. Lo real es que, pasaron ocho años y aún nadie pudo resolver el misterio que se cataloga como “la tragedia más enigmática en la historia de la aviación”.
La madrugada del 8 de marzo de 2014
Aquella noche del sábado, el piloto Zaharie Ahmad Shah (53), uno de los capitanes de mayor rango de Malaysia Airlines, que había ingresado en la aerolínea en los 80, fue designado para estar al mando del vuelo nocturno MH370. Su copiloto sería el piloto Fariq Abdul Hamid (27). Era uno noche clara y el pronóstico no anunciaba grandes turbulencias.
A las 00.40, el Boeing 777-200ER despegó de Kuala Lumpur hacia el noreste, rumbo a la capital de China. A bordo iban 12 tripulantes, todos malayos, y 227 pasajeros de distintas nacionalidades, aunque mayoritariamente chinos. En este punto, es importante señalar que no hubo nada que llamara la atención de los pilotos que durante todo su ascenso mantuvieron comunicación con los operados de tráfico aéreo. El vuelo estaba programado para realizarse en casi seis horas.
Había pasado un poco más de media hora que el MH370 estaba en el aire. Volaba a altitud crucero, entre diez y doce mil metros, cuando se acercó a al espacio aéreo de Vietnam.
“Malaysia 370 contacte con Ho Chi Minh 120 decimal 9, buenas noches”, dijo una voz nítida por la radio ordenando el cambio al espacio aéreo vietnamita. Enseguida, el piloto respondió: “Buenas noches, Malaysia 370″. Sin embargo, el cambio de control al espacio aéreo vietnamita nunca ocurrió. Los pilotos nunca se comunicaron con Ho Chi Minh ni respondieron a ninguno de los intentos posteriores de llamarlos. Su señal desapareció en el radar.
Aquella comunicación, a las 01.20 am, fue la última posición confirmada de la aeronave por radio. Luego, el más desconcertante silencio y el inicio de la búsqueda más larga y costosa de la historia de la aviación.
Las operaciones de búsqueda
Al principio, las tareas de búsqueda se realizaron en las aguas próximas a la ruta que tenía marcada la aeronave, pero luego de días de investigaciones, una nueva pista, una señal captada por satélite, sugirió que el avión podría encontrarse mucho más lejos de lo pensado: en el Océano Índico.
Según las autoridades del gobierno de Malasia, a través de fragmentos de información satelital habrían rastreado al avión cuando se desviaba de su curso original. El piloto habría realizado un brusco giro en dirección suroeste regresando la aeronave a Malasia. Finalmente, el avión habría virado nuevamente rumbo al Océano Índico.
Según la versión oficial, con este último giro, el avión voló aproximadamente cuatros horas hasta que se estrelló en el mar, alrededor de las 9.15 am del 8 de marzo de 2014. Es decir, por las señales satelitales se supo que el avión continuó su vuelo siete horas después de su desaparición inicial.
El 24 de marzo el primer ministro Razak confirmó en una conferencia de prensa que el avión había caído en el Océano Índico, al oeste del puerto australiano de Perth. Ese mismo día Malaysian Airlines publicó un comunicado en su página web confirmando la finalización del vuelo en esa ubicación.
Transcurrió más de un año de su desaparición cuando en julio de 2015, aparecieron algunos trozos de avión en la costa de la isla La Reunión, al este de Madagascar en el Océano Índico. Según el primer ministro malayo se trataba de un alerón perteneciente al avión desaparecido. Más tarde, en 2016, otro resto sería hallado en la isla Mauricio, al este de Madgascar, y un tercer fragmento en la Isla de Pemba, cerca de la costa oriental de África. En ese momento, el ministro de Transportes del Gobierno australiano, Darren Chester, dijo que las piezas encontradas pertenecen “con casi total seguridad” al avión de Malaysia Airlines desaparecido.
Pero el avión, ni las cajas negras (CVR -grabadora de voces de cabina- y FDR -grabadora de datos de vuelo-) que podrían explicar lo sucedido, hasta el momento, no fueron localizados. Esta ausencia motivó toda clase de teorías.
Las hipótesis
A la par de que se buscaban sobrevivientes y restos materiales del avión se indagaba en lo que podría haber sucedido. Para eso, se estudió los perfiles de los pasajeros y tripulación del vuelo.
Primero las sospechas recayeron sobre dos pasajeros iraníes que viajaban con pasaportes robados. Se pensó en un ataque terrorista. Sin embargo, pronto fueron descartados porque no poseían vínculo alguno con organizaciones terroristas. Además, aún en el supuesto que se tratase de terroristas dispuestos a inmolarse, los pilotos hubieran tenido tiempo para dar aviso, y eso no sucedió.
Luego, todas las miradas se pusieron sobre el comandante del vuelo, Zaharie Ahmad Shah, y posible intento suicida, tras descubrir que el piloto tenía en su casa un simulador de vuelo en el cual habría realizado varias simulaciones similares a la ruta que había realizado el MH370.
Según The Atlantic, en un artículo publicado en 2018, el periodista especializado en aviación William Langewiesche dijo que sabía por fuentes que el piloto estaba deprimido y había visto el peritaje del ensayo de la ruta maldita en su simulador de vuelo.
En el artículo el piloto habría descendido doce mil metros para despresurizar la cabina, dejar a los pasajeros inconscientes y luego muertos –lo que explica que nadie haya llegado a tiempo a mandar un mensaje de auxilio-, cambió de rumbo y cayó en un punto indeterminado del océano después de que se consumiera todo el combustible.
Según el artículo, la depresión del piloto estaba pasando una situación de estrés familiar, vinculada con la separación de su esposa por lo que pasaba mucho tiempo solo y a la par mantenía una relación con una mujer casada. Pero, ¿podría esto llevarlo a cometer el suicidio más espantoso de la historia?
En un comunicado, la hermana del capitán, Sakinab Shah sostuvo que “dado como están las cosas hoy en día, sin que exista una evidencia tangible, nadie, políticos, científicos, expertos de aviación, investigadores, medios de comunicación o quien sea, ninguno de ustedes tiene derecho a acusar al capital Zaharie de haber hecho nada malo”. También negó la teoría de que su hermano hubiera querido suicidarse.
Otra hipótesis que se manejó es que el avión hubiera sido derribado por un misil por acercarse demasiado a la base militar estadounidense que está en la isla Diego García, en el Océano Índico. Ante la presencia de un avión desconocido y el temor a que se tratara de un intento de estrellarlo contra la base, algunos conjeturan que le habrían disparado con un misil. El gobierno estadounidense desmintió enfáticamente la versión.
Otros, sostienen que las piezas encontradas fueron falsificadas para encubrir lo que realmente sucedió a la aeronave (aunque se desconoce) y restarle responsabilidad al gobierno malayo.
Entre los restos encontrados hubo un flaperón derecho (pedazo del ala) en la isla de La Reunión, un flap del ala derecha en la isla de Pemba y parte del exterior del ala derecha en Mauricio. Hasta aquí nada parecería extraño, salvo que las tres piezas encontradas pertenecen a la misma parte de la aeronave: el ala derecha.
También encontraron un dato llamativo en el historial del avión que encendió las alarmas. El boeing 777 -conocido usualmente como “Triple Siete”- que realizó el vuelo MH370 tuvo su bautismo de vuelo en mayo de 2002. Fue la nave número 404 construida por la compañía estadounidense The Boeing Company. Su ficha técnica destaca que se caracteriza por ser una aeronave de grandes dimensiones. Se trata del avión birreactor más grande del mundo, con un peso de más de 800.000 kilos y 73 metros de longitud. Los expertos lo consideran uno de los aviones más seguros. La mayoría de los “Triple Siete” vuelan alrededor de un cuarto de siglo, en el caso del utilizado para el MH370 solo había estado en servicio durante 12 años y, hasta el 8 de marzo de 2014 su desempeño en el aire había sido perfecto. Salvo por un leve accidente que no registró heridos....
El 9 de agosto de 2012, dos años antes de su trágica desaparición, en el Aeropuerto Internacional de Shanghái Pudong, el Boeing tuvo un leve accidente que obligó a reemplazar toda el ala derecha. Mientras intentaba aparcar en pista, la punta del ala derecha golpeó la cola de un Airbus de China Eastern Airlines. El remplazo se realizó sin inconvenientes y el avión volvió a su trabajo.
Este dato inspiró una de las teorías conspirativas más increíbles: algunos peritos sostienen que el ala derecha remplazada, que en su momento fue guardada en un depósito, después del accidente fue arrojada en la zona donde se presume que cayó el avión. De esta manera el gobierno malayo, que confirmó el hallazgo sin realizar pericias, habría dado un cierre al caso. Sin embargo, en 2017 otros pedazos de una aeronave fueron encontradas en Madagascar. Hasta hoy, no se confirmó su pertenencia al MH370.
Por otra parte, en Australia apareció un investigador aficionado en accidentes, Peter McMahon (64), que sostuvo haber encontrado los restos del vuelo MH370 de Malaysian Airlines desaparecido mientras buscaba en Google Maps.
Durante cuatro años, todos los días McMahon buscó en Internet, “pixel a pixel”, hasta que encontró en el Océano Índico, cerca de Mauricio, en un área que no fue incluida en la operación de búsqueda de los expertos, una imagen que muestra la cola y las dos alas del avión flotando en el océano. Aunque aún no se ha examinado en el lugar, si resulta ser la aeronave desaparecida y posee las dos alas, desacreditaría el hallazgo de 2015.
Otra hipótesis, probablemente la más descabellada, pero que circuló principalmente en las redes sociales desde un comienzo, es que la aeronave habría sido abducida por un OVNI y por eso sus restos no habían sido encontrados.
Más cerca en el tiempo, en noviembre de 2021, cuando el tema parecía olvidado, apareció en escena Richard Godfrey, un ingeniero británico que afirmaba haber descubierto un nuevo método para localizar al Boeing desaparecido.
El experto combinó distintos datos que anteriormente habían sido analizados por separado, de esta forma logró alinearlos y obtuvo una nueva ubicación en el sur del Océano Índico. “Nadie había tenido la idea antes de combinar los datos satelitales de Inmarsat, con los datos de rendimiento de Boeing, con los datos oceanográficos de los escombros flotantes, con los datos netos del protocolo WSPR”, dijo.
Aunque la nueva propuesta de búsqueda de Godfrey es más reducida que las búsquedas anteriores, un radio circular de 40 millas náuticas, los restos podrían estar a una profundidad de hasta 4.000 metros, por lo que se necesitaría de una inversión millonaria.
Luego de ocho años de la tragedia del vuelo MH370 el avión continúa sin aparecer. La investigación oficial de búsqueda fue cerrada a mediados de 2018. Allí, se concluyó que luego de apagar el sistema de comunicaciones, el avión cambió de rumbo de forma manual. Pero la curiosa dispersión de los restos de la aeronave y los motivos de su desaparición siguen siendo un misterio que, a lo largo del tiempo, no han hecho más que alimentar nuevas (y variadas) hipótesis.
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