Secretos del vestidor
Bajo este título, y escrito por la diseñadora Carolina Aubele, un libro que publica el sello Aguilar propone ideas para verse siempre bien, más allá de la edad y los gustos personales
Todos los días al levantarnos repetimos el ritual de elegir la ropa que nos acompañará”, dice Carolina Aubele en las primeras páginas de su libro Secretos del vestidor (Aguilar). Sus textos intentan despejar dudas y responder preguntas frecuentes en el universo femenino: ¿cuántas veces compramos una prenda hermosa y después nos damos cuenta de que no nos queda bien?, ¿cuántas otras, frente a un placard colmado de ropa, sólo decimos: No tengo qué ponerme? A continuación, algunos extractos imperdibles del trabajo de Aubele, diseñadora con su propia etiqueta que vende lo suyo en Europa y Nueva York:
“Nada por aquí, nada por allá, dicen los ilusionistas, y lo que hacen es desviar la atención de aquello que no quieren que se vea y llevarla hacia otro lado mostrando algo digno de mirar.
“Desviar la atención no significa tapar ni ocultar. Cuando se busca ocultar se consigue exactamente lo contrario; lo que se oculta siempre aparece. Si una mujer con caderas muy anchas y piernas corpulentas se pone una falda fruncida o usa ropa tipo cortina, conseguirá llamar la atención sobre esa parte del cuerpo; lo adecuado es usar prendas que estilizan sobre esas zonas y desviar la atención hacia otro lado, un lindo escote, por ejemplo, que enmarque bien el rostro. Lo que no nos gusta tiene que estar presente pero sin llamar la atención. Se trata de mostrar lo bello y disimular o encontrarle un aspecto interesante a lo que no nos gusta. Desviar la atención supone neutralizar: esto puede lograrse usando colores neutros, géneros que no tengan mucho brillo ni grandes estampas ni bordados, y prendas holgadas, que no ajusten pero que tampoco tengan mucha tela.
“Las zonas corpulentas o gruesas pueden balancearse resaltando las piernas, los hombros, el escote (no todo junto, por supuesto). Pero, atención, una cosa es lucir un lindo escote que deje ver algo de piel y enmarque el rostro, y otra muy distinta es usar prendas que tomen el busto como punto de atención, un recurso poco elegante que conviene evitar. De lo que se trata es de buscar y acentuar los puntos fuertes y los encantos personales. Todo el cuerpo es potencial para este trabajo: cabello, mirada, rostro, manos, brazos, hombros, espalda, cadera, abdomen, piernas, rodillas, tobillos, pies.
Consejos para mujeres muy bajas
“Las bajitas deben evitar todo volumen en la parte inferior de la silueta, porque visualmente tiende a bajarla, y también el efecto de bloque completo hasta el piso. Como siempre, conviene atender a la postura: una postura derecha, erguida, estiliza y otorga altura.
“Descartar los pantalones amplios, oxford. Evitar las faldas campana por debajo de la rodilla, y las faldas y los vestidos largos hasta el suelo. Lo ideal (salvo que la etiqueta indique lo contrario) son los largos a la rodilla o por encima de ella, con zapatos adecuados. Los abrigos, siempre hasta la rodilla o por sobre ella, o francamente cortos, como sacones o blazers. Los tacos ayudan, siempre que resulten cómodos. Las plataformas no son la manera ideal de elevar la altura. Nunca deberían superar los dos centímetros. Si son grandes, quitan feminidad, desestabilizan la proporción vertical y producen la sensación de que nuestra figura termina antes del suelo, como si estuviéramos subidas a un cajón. Las rayas verticales ayudan, pero no son indispensables; más bien son parte de un mito. Hay que evitar los grandes accesorios, como carteras y bolsos muy amplios que desproporcionan la figura. En cuanto a trajes de baño de dos piezas, los más aconsejables son los lisos y de tonos simples.
Consejos para mucho busto
“Si el busto es grande, hay que evitar agrandarlo aún más; por lo tanto, conviene dejar de lado los escotes amplios, los grandes cuellos y todo tipo de elementos que enmarquen el busto, como volados, plumas, cuellos, flores. Si la ocasión lo permite, puede usarse un buen escote que deje ver algo de piel: eso siempre da aire a la figura y marco a la cara.
“Es mejor evitar los escotes cerrados, las poleras y las camisas abotonadas hasta arriba: generan visualmente un bloque grande y agregan volumen al frente del cuerpo.
“Conviene también prescindir de bordados, estampados y de cualquier adorno a la altura del busto, especialmente si la prenda es al cuerpo; definitivamente no hay que usarlos si las estampas se cortan o estiran en el frente, salvo que busquemos un look conejita Playboy. Si el busto es extremadamente prominente, son preferibles los colores neutros y de tonalidad media a los tonos estridentes o pastel. También hay que mantenerse lejos de las rayas anchas y de las prendas de hombros caídos. Para las mujeres de busto grande, el soutien es muy importante. Existen excelentes corpiños reductores y casas especializadas en realizar ropa interior a medida. Un buen soutien puede colaborar también a aliviar los dolores de espalda que suele causar este tipo de busto.
Consejos para poco busto
“Las mujeres que tienen poco busto no tienen problema alguno en usar prendas con diseños elaborados, volúmenes, volados, estampados, rayas finas y anchas o nudos.
“Pueden lucir poleras y suéteres mientras no sean extremadamente ajustados (a menos que se busque un look de busto chato, que es muy válido también), y usar sin resquemor cuellos grandes y amplios. En general, los que quedan mejor son los de líneas horizontales: escotes rectos, strapless, bote, que dejen al descubierto piel y hombros. Pero también funcionan bien los escotes bajos y profundos, y los asimétricos, con un hombro caído, que dejan ver el hombro y la espalda. Las prendas cruzadas, o cache-coeur, al generar líneas en el frente y cruzar por el centro del busto, quedan muy bien porque lo marcan un poco. Las musculosas con la sisa baja y caída son óptimas.
“Remeras o tops muy ajustados evidencian la chatura; mejor evitarlos (a menos que se busque ese look, claro). En soutiens, una opción es el push-up, siempre y cuando sea neutro, se vea natural y calce bien.
Para siluetas con poco o nada de cintura
“Se trata de practicar el arte del ilusionismo corriendo la mirada de la cintura. Si las prendas elegidas tienen cintura, ésta no debe coincidir con la cintura real; puede estar desplazada hacia arriba o hacia abajo. O puede tratarse de prendas con entalles fuera de esa zona, debajo del busto, por ejemplo, como ocurre en el talle princesa.
“Cuando no hay cintura, ajustarla o marcarla es un error: lo que está en la cintura va a subir o bajar, transformándose en rollos, panza o abdomen prominente. Las prendas ajustadas y con elasticidad quedan fuera; pero, claro, tampoco se trata de tapar todo con una sábana: la idea es no agregar volumen.
“Las prendas rectas no son recomendables; son preferibles las que caen rectas con un leve entalle. Las camisas deben acompañar la silueta, y las remeras, las musculosas o los tops, tener el entalle a la altura del busto (pero las mujeres gorditas y sin cintura deben evitar definitivamente las que bajan fruncidas desde debajo del busto).
“Con respecto a los vestidos, el corte debe ser similar al de las remeras, las camisas o los tops. Funcionan bien los vestidos cruzados en el frente, como los típicos de Diane von Furstenberg, siempre y cuando la cintura del vestido se encuentre más arriba de lo real. Al buscar esa altura, se corre la atención de la cintura y se alargan visualmente las piernas.
“Entre los sacos, funcionan bien los largos; nunca los que son a la cintura, y menos los que definen la silueta con un botón en la cintura. “Respecto de colores, sientan bien los tonos neutros o no definidos, los negros y los grises; los colores pastel o estridentes conviene dejarlos de lado. También obviar los estampados grandes con contrastes llamativos de color, y las rayas gruesas y definidas. Las rayas finitas, en cambio, o los tizados verticales de sastrería, con sus rayas más separadas, pueden funcionar sobre tonos neutros.
Poca cintura y panza
“Si a la poca cintura se le suma un poco de panza, los pantalones y polleras a la cintura de ningún modo pueden ajustar, pero sí tienen que ser justos. Lo mismo vale para las prendas superiores, que deben tener cierta flojedad y nunca dejar la panza en primer plano. Hay que evitar todo lo que agregue volumen y obviar los cinturones. Nada debe marcar la cintura ni desbordar en panza.
“Los jeans no deben ser gruesos: conviene elegir géneros finos y livianos, con lavados que ablanden la prenda, y con costuras, cierre o botones lo más chatos posible.
“Si el talle de jean indicado es ajustadísimo en la cintura, es preferible comprar uno más grande y cómodo en la cintura, para luego ajustar las piernas. Cambiar y agrandar la cintura es muy difícil y jamás queda bien.
“Un conjunto siempre adecuado para estas características es una prenda superior al bies con un pantalón liso que marque las piernas sin ajustarlas.
“Los vestidos largos hay que evitarlos (salvo en vacaciones), lo mismo que las tablas y los plisados, que ensanchan la figura. En cambio, pueden usarse túnicas livianas, negras o de colores neutros, rectas y con la soltura justa, sin abusar de los despliegues de tela.
Caderas anchas y cola voluminosa
“Para las caderas anchas, lo más indicado son las polleras o pantalones lisos, sin bolsillos, ni frunces ni recortes: lisos.
“La idea es también suavizar el contraste entre cintura (sobre todo si es delgada), cadera ancha y piernas finas. Hay que armonizar sin agregar volumen. Por eso son ideales los vestidos al bies, que marcan la figura, pero no acentúan el contraste. O los vestidos con talle bajo el busto.
“Con respecto a los cortes, pueden ser calzados en la cintura para luego abrirse hacia la cadera sin volver a entrar (la falda campana, por ejemplo), pero sin exagerar el volumen abajo: pantalones rectos en telas que caigan, polleras al bies, polleras rectas en telas livianas. Al contrario de lo que se cree, los pantalones grandotes con bolsillos caídos no son la mejor opción: hacen la cola todavía más grande y más caída, y acortan las piernas.
“Como se trata de no destacar la cadera particularmente, hay que evitar líneas horizontales que marquen la zona donde la figura se ensancha, como remeras que llegan hasta la parte más ancha de la cadera, pantalones o polleras con cinturones a esa altura, calces de prendas con cinturas muy bajas. Lo ideal es que las camisas, las remeras o los tops sean más largos que la cadera o bien más cortos y con algo neutro abajo. Todo depende de lo que acompaña a la cadera ancha: ¿vientre chato o prominente?, ¿cintura marcada o no?, ¿piernas?
“Lo que importa es la armonía de la silueta total. Hay que considerar, por ejemplo, cómo es el torso: si es pequeño y las caderas son anchas, no es aconsejable que la prenda superior sea muy ajustada, pero tampoco hay que agrandarla con mucho volumen.
“Si se usan rayas, conviene que sean verticales y sutiles. Si se usa una campera o un saco largos, que sean entallados en la cintura; hay que evitar los demasiado rectos y masculinos.
“Las mujeres con cadera y cola extremadamente grandes deben mantenerse lejos de polleras y pantalones fruncidos (sobre todo los de cintura con elástico o con cordones tipo pijama) y de los estampados grandes y llamativos.
“Las caderas relacionadas con un cuerpo latino o con curvas se lucen con polleras tipo lápiz, polleras o vestidos amplios con la cintura marcada, vestidos cruzados en el frente con lazo para atar.
El largo de polleras y vestidos
“La regla clásica de Coco Chanel, a la rodilla, es la más sentadora y elegante.
“Sin embargo, es bueno estudiar la pierna para definir el largo justo. Si los muslos son generosos, conviene cubrirlos para dejar ver las rodillas: si son lindas, el largo sobre la rodilla no falla; si no lo son tanto, el largo puede ser al medio o por debajo.
“Si las pantorrillas son bellas, hay que dejarlas al descubierto; más abajo de la rodilla, el beneficio del largo está estrictamente sujeto a la altura total del cuerpo y a lo proporcionado de la figura.
“En este sentido, hay que tener cuidado del efecto que los largos de las prendas producen sobre la estatura: dos centímetros de diferencia pueden hacer que nos veamos mucho más bajas de lo que somos.
“A quienes tienen piernas más bien cortas y torso largo, les resultan sentadoras aquellas prendas que calzan por encima de la cintura y consiguen así estirar visualmente las piernas hacia arriba, falseando su inicio, como los vestidos y tapados con la cintura un poco más arriba de lo usual.
“Con una figura alta y esbelta, se pueden usar minifaldas o faldas cortas sin problemas, jugando libremente con los largos de las prendas. En las piernas de pantorrillas generosas pero rodillas estilizadas, es conveniente un largo a la rodilla ayudado por medias oscuras si es invierno, pero hay que evitar las faldas por debajo de la rodilla porque destacan lo que se quiere disimular.
“Si se usan faldas largas, es importante que definan el cuerpo: es preferible que marquen las caderas y, hacia el final de la cola, caigan. Las faldas tipo salón de los años cincuenta, voluminosas, son aconsejables para mujeres altas, con cintura y torso fino y proporcionado.