El tiempo puertas adentro, en casa, ya sea solos o en familia nos deja tiempo para pensar, recordar y relajarnos. Nos distendemos mirando vivos en las redes, jugando o curioseando online y de tanto dejarnos llevar hasta perdemos los filtros. Momento ideal para "sacarse el piloto automático" de la cabeza, ir más allá y compartir algún secreto. Hoy, Florencia Torrente se anima a contar sus días de cuarentena.
Atravesar la cuarentena
Florencia Torrente pasa la cuarentena sola en su casa de Buenos Aires, pero dice que, en algún punto, haber viajado para estudiar desde muy chica la acostumbró a compartir la vida con su madre, Araceli González, y su familia a la distancia: "Hablo a diario con ellos, hacemos zooms, charlamos, cenamos juntos", cuenta la actriz por whatsapp, aunque reconoce que ese "estar cerca pero lejos a la vez es una de las partes más difíciles del aislamiento" por la pandemia del coronavirus.
–¿Cómo y dónde estás pasando esta cuarentena?
–La cuarentena la estoy pasando en mi casa sola y muy feliz; la verdad es que me siento muy agradecida y muy bendecida por todo lo que tengo: por mi casa, por la salud, por la familia y por estar en este momento tan difícil e incómodo para nosotros de la mejor manera, habiendo trabajado mucho mi interior para poder transitarlo desde este lugar de poder observar y entender dónde estamos y, desde acá, ver hacia dónde vamos y de qué modo. La parte más jodida es la de no ver a la familia. Aparte en mi caso, al haber estado haciendo temporada en Córdoba y haberme ido después de vacaciones, hace muchos meses ya que no veo a mi familia, así que los extraño mucho…
–¿Te cambió en algo el aislamiento, en lo personal?
–Creo que el aislamiento nos cambió a todos. A cada uno en su medida y en su forma, pero nos cambió a todos. Me parece que en algún punto el mundo nos puso un freno para observar qué es lo que estamos haciendo y si realmente condice con nuestra vida, si nos estamos cuidando, si nos estamos comportando bien, si lo que estamos eligiendo es lo que queremos. Creo que en este encierro y en esta cuarentena se ponen en jaque un montón de cosas, cada una en su forma y dimensión, claro. Hay personas que perdieron su trabajo, hay personas que trabajan día a día y no tienen para comer, hay personas que no tienen casa; cada uno con la dificultad que le presentó esta cuarentena está enfrentándose a uno mismo y a las emociones que tenemos en este momento. Y qué hacemos con todo eso sobre lo que, de pronto, la cuarentena pone luz. Siento que muchas veces, perdón por la palabra, nos hacemos los boludos con las cosas que tenemos ahí enfrente, no las queremos ver, y estando en cuarentena es inevitable sentarse a observar lo que nos pasa.
–En teatro estabas haciendo Perdidos en el museo..., ¿cómo te afecta este parate en los espectáculos?
–La verdad es que los actores entramos dentro de un rubro en el cual vivimos en el día a día. Obviamente si uno ahorra y guarda está un poco más tranquilo, o menos intranquilo, pero obvio que a nosotros nos afecta un montón todo esto porque nosotros cobramos si trabajamos y si no trabajamos, lógicamente, no cobramos. No es como tener un sueldo fijo. Pero bueno, esto te pone en un lugar que te enfrenta a crear cosas diferentes desde tu casa y ver de qué manera potenciar tu trabajo y tus habilidades. O tus gustos. Desde este lugar tenés que ver cómo se sigue adelante tratando de hacer todo desde la alegría. Creo que es un momento re difícil, y si encima le metemos más presión y angustia se hace más complicado aún. Obvio que hay que atravesar las cosas, hay que hacerse cargo de todo, pero ver qué sale de eso. Qué sé yo, como Einstein decía, la crisis es cambio, es evolución. O evolucionamos o involucionamos, ahí está el camino que tenemos que elegir.
–El año pasado te luciste en la pista del Bailando, ¿que te dejó?¿vas a volver a participar en esta edición?
–El año pasado fue de mucho aprendizaje y de tirarme a la pileta en muchos aspectos que desconocía, y estuvo buenísimo. La verdad es que lo voy a atesorar por siempre, porque fue un año de descubrir un montón de personas, de aprender muchísimo, de enfrentarme a millones de cosas, a mucha visibilidad, a mis propios límites y frustraciones, porque si uno de verdad se compromete con ese trabajo en el programa es un un desafío muy grande: físico, mental, psicológico. Si uno entrega todo lo que tiene, es mucha la energía que se deposita en el Bailando, por no decir toda. Así que fue un año hermoso. Por lo pronto no voy a volver, pero no lo sé, ¡nunca sabemos qué puede suceder!
Mi secreto
–Yo arranqué la cuarentena antes, así que llevo bastante más tiempo en cuarentena, porque con la obra nosotros arrancábamos la gira el 20 de marzo, y volví el 1ro de Córdoba a Buenos Aires para poder tomarme unas vacaciones, que al final duraron cinco días, porque me volví seis días antes. El secreto que aprendí desde entonces es que al igual que es importante trabajar, que es algo que yo amo, también es importante regalarse tiempo para uno, pero tiempo de hacer sólo lo que uno tiene ganas de hacer. Entregarse a sentarse en un sillón y hacer la nada, o sentarte en un a playa y mirar la inmensidad o caminar en una ciudad sin saber a dónde vas… ése es mi secreto, ¡y es algo que aprendí después de tres años de no tomarme vacaciones!
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