Quería probar una nueva vida, pero descubrió que el “cambio de aire” que anhelaba significa mucho más que dejar un trabajo y modificar el código de país en su celular...
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Florencia Rico anhelaba un cambio como nunca antes lo había hecho en su vida. Corría el año 2015, y tras largas conversaciones con su marido, Marcos, juntos decidieron que era tiempo de tomar las riendas de sus deseos y transformar su presente.
En Buenos Aires, ella trabajaba en una agencia de marketing que le había traído muchas alegrías, pero en la que sentía que había alcanzado un techo que ya no la dejaba respirar y volar tal como lo fantaseaba. Marcos, por otro lado, dedicaba sus horas a una empresa incubadora de tecnologías, involucrada en proyectos que competían a nivel mundial. Atento a las posibilidades, fue en 2016 que él recibió la noticia de que su empresa había quedado seleccionada para continuar su desarrollo en Miami, Estados Unidos. No lo pensaron dos veces, a partir de entonces, Marcos inició su cadena de viajes y Florencia se dedicó a desarmar su vida entera en Argentina.
El día del adiós definitivo arribó con una gran sonrisa. Ambos confiaban en sus capacidades, en obtener pronto la Green Card y en cumplir, tal vez, otros sueños lejanos, como aquel en donde se visualizaban llevando una vida rural en alguna granja.
Pero ¿por qué irse de Argentina, donde estaban sus mejores amigos, la familia y tenían una buena calidad de vida? En el avión que los llevaba hacia otra tierra, Florencia creía conocer su propia respuesta: necesitaba un cambio de aire, ambos querían probar. Con el tiempo, sin embargo, entendió que se trataba de algo mucho más profundo: para cambiar no basta con moverse geográficamente, el movimiento debe ser interno.
Miami como en casa: ”Poco se parece a otros destinos en Estados Unidos”
El aterrizaje en Miami fue suave. Florencia conocía bien aquella costa y le gustaba tanto, que se sintió en casa desde el primer día. Junto a Marcos, habían hecho todo para tener un recomenzar sin sobresaltos. Ella, inclusive, había trabajado durante los últimos meses en su transición hacia el ambiente artístico, gracias al apoyo de Gaby Herbstein, con quien armó un proyecto que le facilitó aún más su llegada a Miami.
Los amigos, por otro lado, ya tenían sus reservas hechas desde antes de su despedida. Para muchos argentinos, aquel puente aéreo se sentía familiar, algo que amainó aún más la sensación de que habían dejado Argentina atrás. En apenas unos meses, el matrimonio recibió casi quince invitados.
“Y sentíamos que la Green Card iba a salir, todavía estaba Obama, teníamos buenas cartas y, si bien los abogados nos decían con la mejor intención: `sepan que acá no son nadie´, yo sabía que no solo iba a salir, sino que lograríamos abrir puertas”, rememora Florencia hoy. “Todo fluyó genial, siempre me sentí bien en Miami, un lugar que poco se parece a otros destinos en Estados Unidos. De los hábitos diferentes, como comer temprano, me acostumbré con gusto porque me parece súper sano”, asegura.
Sin embargo, algo diferente comenzó a sucederle a Florencia, quien con significativos pasos, descubrió que aquel cambio que anhelaba en Argentina no estaba en el fondo relacionado a la contemplación de nuevos paisajes, sino con un movimiento interno. Y así, de una manera que ella considera peculiar, la atmósfera de Miami le abrió puertas que hasta entonces había explorado superficialmente: “Ingresé a una vida más consciente, profunda, espiritual. Uno no lo esperaría de Miami, pero así fue”, dice pensativa.
Tal como lo habían anticipado, la Green Card fue aprobada, y ya sin frenos, Florencia desplegó sus alas dentro del rubro del arte y los espectáculos. Un año se había cumplido en Estados Unidos, cuando fue convocada a organizar un evento que resultó un éxito total y le dio un comienzo oficial a su nueva vida profesional.
Y así, con los cambios internos y externos manifestados, el horizonte comenzó a dibujar otro sueño siempre presente, pero nunca olvidado: la posibilidad de llevar adelante una vida abrazados por la naturaleza, lejos de las luces de Miami.
Carolina del Norte, naturaleza y calidad de vida: “Si sos vago los resultados se reflejarán en cualquier lugar del mundo”
A pesar del bienestar que experimentaban en Florida, existía una región que Florencia y Marcos visitaban con frecuencia: Carolina del Norte. En esas tierras comenzaron a proyectar aquel otro sueño, lejos del mar y la vida ecléctica de Miami: tener una granja y llevar adelante una vida rural.
Cierto día, armaron una vez más las valijas y transformaron aquella fantasía en una realidad que la familia recibió con alegría, pero que, sin dudas, evidenció un contraste significativo con el estilo de vida que habían dejado atrás.
Se instalaron en un pueblo de poco más de 6 mil habitantes llamado Hillsborough, y a pesar del amor hacia su nuevo destino, para Florencia ya no fue como estar en casa de inmediato y tuvo que atravesar un proceso de adaptación un tanto más complejo.
“Me costó más. En Carolina del Norte todo es distinto. No solo los horarios, sino la forma en la que se viven los días de la semana. Para darte un ejemplo, en nuestro pueblito, lunes y martes está casi todo cerrado, el resto de los días todo cierra a las 17, eso sí es muy fuerte”.
“Pero nada es en vano, porque allí la naturaleza que te abraza se siente en todo momento y te hace sentir parte de ella, te hace bien a todo tu ser. Es decir, acá la calidad de vida es espectacular. No digo que en Miami no lo sea… En realidad, lo que creo es que más allá del lugar, sea Carolina del Norte, Miami o Buenos Aires, no importa el dónde sino el cómo. Si sos vago los resultados se reflejarán en cualquier lugar del mundo. Si en Argentina fuiste muy trabajador, Estados Unidos te da oportunidades increíbles con esa actitud. A nosotros nos dio una posibilidad de crecer maravillosa. Insisto, no es el dónde, es cómo actuás, cómo sos. Y vale para todas las áreas de tu vida”.
Regresos y aprendizajes: “Moverte o mudarte no es lo que va a generar un cambio en tu vida”
Para Florencia, los regresos a la Argentina son muy impactantes. En ellos quedan evidenciados los cambios profundos que atravesó en su vida, donde hoy sabe que aquel “cambio de aire” que anhelaba significa mucho más que dejar un trabajo y modificar el código de país en su celular.
En su patria tiene a sus seres queridos pero, por sobre todo, sus mejores amigos siguen estando allí. Mucho permanece intacto, pero mucho más se ha transformado: las rutinas les ganan a todos, así como los desafíos cotidianos. Las múltiples visitas recibidas en pocas semanas en Estados Unidos se espaciaron, Carolina del Norte ya no es ese destino directo, popular y adorado por los argentinos, entonces Florencia saborea cada regreso a Buenos Aires con consciencia plena. Y, sin importar cuántas veces la repita, la despedida con su padre en Ezeiza le duele inevitablemente.
“Pero a pesar de esa nostalgia que atraviesa toda la experiencia de los regresos, de ese dolor inevitable, es un momento de reconexión con la familia y los amigos muy lindo. Sí, me gusta volver, no muy seguido, pero me gusta volver”.
“Creo que, si uno desea un cambio, siempre hay que intentarlo. Como dije, cuando te mudás y haces los trámites con los abogados lo primero que te dicen es que acá no sos nadie. Y eso es cierto, pero personalmente nunca me lo creí”, continúa Florencia, quien tras su primer gran evento exitoso, recibió contratos en Nueva York, Costa Rica y República Dominicana. En la actualidad realiza eventos en las islas del Caribe y todo Centroamérica, y acaba de concluir una acción de gran envergadura para la Copa América: “La clave es que tenés que estar abierto para tomar las oportunidades cuando estas surgen. Y acá, Estados Unidos en ese sentido realmente ayuda. No sé si todo lo que logré lo hubiera conquistado en Argentina”, continúa.
“Para mí el secreto cuando hacés un cambio de país es tu cambio interior. Moverte o mudarte no es lo que va a generar un cambio en tu vida, sino que es tu cabeza, tu accionar”, concluye.
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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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