Se cumplen 105 años del tortuoso asesinato de Rasputín: cómo logró ser uno de los hombres más influyentes de Rusia
La jornada recuerda la muerte de este reconocido monje que llegó a ser una gran influencia en las más altas esferas del poder de su país
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El 30 de diciembre se cumplen 105 años del asesinato de Rasputín, un místico monje que curó de una enfermedad al hijo del zar de Rusia y logró ganar su confianza.
Grigori Rasputín nació el 21 de enero de 1869 en Pokróvskoye, un pequeño pueblo de la Siberia Occidental en Rusia. Pertenecía a una familia de campesinos, siendo el quinto de nueve hijos. Siete de sus hermanos fallecieron por distintas causas, por lo que se crió junto con su hermana Feodosia.
Rasputín era analfabeto y nunca asistió a la escuela. En su ciudad natal, era considerado como raro gracias a sus dotes místicos y obsesión con lo que denominaba como “el reino de Dios”. Siempre se mantuvo inquieto e incumpliendo órdenes, no le gustaba hacer amigos y llegó a consumir alcohol y delinquir.
El 2 de febrero de 1887 se casó con Praskovia Fiódorovna Dubróvina, con quien tuvo cinco hijos. Dos fallecieron siendo muy jóvenes, mientras que los sobrevivientes fueron Dmitri, Varvara y María.
El camino místico de Rasputín
En 1892, Rasputín abandonó su casa y su familia para residir en un monasterio de Verjoturie. Al poco tiempo se unió a “jlystý”, una secta cristiana que era rechazada y condenada por la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Jlystý significa flagelantes y sus miembros insistían que para poder acceder a la fe verdadera era necesario transitar el dolor. Rasputín se mantuvo activo en este movimiento, participando en sus fiestas y orgías, lo que marcaría su personalidad para siempre. A partir de entonces, las personas comenzaron a llamarlo Monje Loco.
El acercamiento con la monarquía rusa
En 1905 la zarina Alejandra de Rusia tomó conocimiento de las dotes místicas de Rasputín. Le pidió asistencia cuando su hijo y heredero al trono, Alexéi Nikoláievich, se enfermó. El niño padecía de hemofilia, por lo que el monje decidió realizar una especie de hipnosis para curarlo temporalmente.
A partir de esto ganó gran reconocimiento en el país y fue nombrado médico personal de toda la familia zarina. Muchas personalidades de la aristocracia consultaban por dolencias, enfermedades o cualquier asistencia que necesitaban.
Rasputín se ganó el respeto de muchos gracias a su carisma y forma particular de hablar. Al conversar, utilizaba un tono particular y formaba las oraciones de forma que parecieran un oráculo o una predicción. Sin embargo, esto causó la desaprobación de la clase noble que, más tarde, atentaría contra su vida.
El asesinato de Rasputín
Un grupo de conspiradores, entre los que se encontraban nobles y militares, se reunieron para planificar el asesinato de Rasputín. Irina Yusúpov y su marido fueron quienes intentaron envenenarlo en una cena pero fallaron.
Ese mismo día, un 30 de diciembre de 1916, Félix Yusúpov, un joven de la nobleza y esposo de Irina, disparó al monje mientras este escapaba. Su cuerpo fue encontrado en el río Nevá, había muerto por ahogamiento, al contrario de lo que se pensaba.
Lo curioso fue que previo a su muerte, el monje emitió una carta a la zarina diciendo que le esperaba “una muerte violenta, probablemente por parte de la nobleza”. En este mismo manuscrito declaró que “si él moría, los zares harían lo mismo en el plazo de dos años”. Transcurridos esos dos años, el zarismo cayó con la revolución bolchevique, cumpliendo la profecía del monje.
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