Se ató a 1000 globos de helio y murió por un error garrafal: “Lo encontraron flotando en el mar”
Con su hazaña, el sacerdote Adelir Antonio de Carli tenía el propósito de recaudar fondos para construir un centro destinado al descanso de los camioneros en Brasil; sin embargo su historia tuvo un fatídico desenlace
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El 20 de abril del 2008 fue una fecha fatídica para los habitantes de Paranaguá, Paraná, en Brasil. ¿La causa? Lo que iba a ser una jornada para recaudar fondos se transformó en tragedia. Un sacerdote de 42 años voló con una mochila y un paracaídas en una silla especial que estaba suspendida en el aire por 1000 globos inflados con helio y se cayó de manera abrupta.
Con la expectativa de dar a conocer la iglesia Pastoral de las Carreteras, donde realizaba las misas, y poder reunir dinero para construir un centro de descanso para camioneros, Adelir Antonio de Carli convocó a todos los medios de televisión y a cientos de fieles para que vean el momento de la hazaña. Tenía puesto un traje termal de vuelo para regular su temperatura corporal, un casco, GPS, ropa resistente al agua, alimentos y un celular para comunicarse con las autoridades de emergencia. Una vez preparado, “despegó” y dejó en claro el mensaje de que iba a lograrlo.
Si bien en un principio el cielo se llenó de colores y los presentes aplaudían para apoyarlo, al cabo de unas horas todo cambió: pese a su experiencia en paracaidismo, de Carli no tuvo en cuenta que el factor metereológico iba a estar en su contra y, precisamente por ese motivo, su historia tuvo un fatídico desenlace.
Los vientos, la lluvia y la oscuridad provocaron que se desoriente y se adentró hacia las costas de San Francisco del Sur Santa Catarina. Se encontraba a una distancia de 6000 metros de altura cuando se comunicó con los efectivos policiales para pedir ayuda, ocho horas después de despegar. A partir de ese momento, la fuerza área y la marina se movilizaron a contrarreloj para dar con su paradero.
“Creemos que todavía está vivo, hay muchas islas en la región”, decía João dos Santos Junior, subcomandante del Cuerpo de Bomberos, al medio La Capital, aquella jornada. Ya era evidente de que el trayecto del sacerdote se desvió por consecuencia del clima y las personas ya sabían que nunca iba a llegar hacia el oeste de Paraná, el destino donde iba a concluir su hazaña.
“Creemos que habría derivado hacia las poblaciones costeras de Penha y Picarra, aún más al sur. La corriente en el mar está muy fuerte”, agregó el hombre en la entrevista.
Denise Gallas, coordinadora de la Pastoral de Carreteras de Paranaguá, mencionó al mismo medio que el último contacto del padre con la iglesia fue a las 19.40 del domingo, unas siete horas después de su partida. “Ya estaba sobre el mar”, sostuvo.
Cada minuto que pasaba, la búsqueda de Adelir se intensificaba y más organismos se sumaban para ubicarlo: pescadores, el ejército, los bomberos, la policía y cientos de voluntarios. En la costa del estado brasileño, los globos donde se suspendió horas antes comenzaban a visualizarse. Sin embargo, él no estaba allí.
Según afirmó Gallas, nadie se imaginaba que todo terminaría de esa manera. ¿El motivo? El sacerdote ya había realizado con éxito otros eventos similares. Por ejemplo, el 13 de enero del 2008, voló sostenido por 600 globos desde Ampere, en el estado de Paraná, hasta el municipio de San Antonio, Misiones, Argentina. Realizó un total de 110 kilómetros sin inconvenientes.
“Él vio a un estadounidense que voló 19 horas cargado por globos, y como nuestro párroco es valiente, dijo que podía estar más tiempo en el aire. Lamentablemente, el viento cambió y lo llevó hacia el mar, pero tenemos fe que está bien porque es una persona muy determinante, con gran capacidad física y mental, además de que hizo un gran plan para el proyecto”, concluyó.
El fin de la búsqueda y el hallazgo del cuerpo
Debido a que de Carli no se comunicó nuevamente, sus seres queridos y los servicios de emergencia se desanimaron. Sin embargo, algunos comandantes argumentaban que aún había posibilidades de encontrarlo con vida. Si bien la búsqueda fue extenuante y constante durante unos días más, finalmente el 29 de abril la Armada de Brasil canceló los planes y afirmaron que era imposible ubicarlo.
La audiencia pública se hizo eco de la noticia y todo el mundo estaba pendiente de su paradero. No obstante, al pasar los meses, poco a poco otros asuntos de la agenda desviaron su atención.
Tres meses después, el 4 de julio del 2008, nuevamente los titulares tenían como protagonista a Adelir, pero esta vez por la alerta de que habían encontrado un cuerpo a 100 kilómetros de Macaé. Todo indicaba que se trataba de él, pero debían hacer las investigaciones pertinentes para confirmarlo.
“La mitad inferior de un cuerpo humano fue encontrada flotando en la superficie del océano por un buque de apoyo de una plataforma petrolera en alta mar”, detallaban los medios locales. La agencia Reuters informó el 4 de julio de 2008, que los restos eran del sacerdote. “Se identificaron a partir de la ropa como pertenecientes a de Carli. Las pruebas de ADN confirmaron que eran suyos, después de que se hiciera una comparación con muestras de ADN de su hermano”, precisaron.
De esta manera, lo que intentó ser una jornada festiva y una hazaña que marcaría la historia de Adelir, terminó convirtiéndose en una verdadera desgracia. Al día de hoy, no se registró un evento con tales características y en la fecha conmemorativa de su muerte la iglesia donde trabajó lo recuerda con nostalgia.
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