“Sangre, sudor y lágrimas”, se cumplen 82 años del famoso discurso de Winston Churchill
Se desempeñó como primer ministro del Reino Unido en dos oportunidades: entre 1940 y 1945 y entre 1951 y 1955; cuál fue el rol determinante en la Segunda Guerra Mundial
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Es una de las frases más recordadas de toda la vida de Winston Churchill: “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. La pronunció en el primer discurso que dio ante la Casa de los Comunes, ya como primer ministro británico, y este 13 de mayo de 2022 se cumplen 82 años de aquel histórico acontecimiento.
El 13 de mayo de 1940, Winston Churchill (1874-1965) se presentaba en la cámara baja del Parlamento británico, y pronunciaba su primer discurso como primer ministro del Reino Unido, sucediendo al conservador Neville Chamberlain.
Resulta difícil hacer mención de este discurso sin recordar que, por entonces, la Segunda Guerra Mundial se encontraba en sus primeras instancias y que la situación para el Reino Unido era sumamente desfavorable y muy diferente a lo que, luego, terminaría sucediendo hacia 1945.
Churchill, que por entonces ya era reconocido por sus habilidades oratorias, pronunció su discurso pensando no solo en los miembros del Parlamento, sino también en toda la población británica.
Fue entonces cuando dijo la frase que pasaría a la posteridad: “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.
Todas las polémicas acerca de la famosa frase de Winston Churchill
Esta frase pasó a la historia y se sigue utilizando hasta hoy, aunque con una pequeña modificación, ya que se suele hablar de “sangre, sudor y lágrimas”.
Uno de los responsables de esto es el propio Churchill, quien siguió recurriendo a la frase, o la esencia de ella, en otras circunstancias y modificándola con sutileza en función del contexto.
Al mismo tiempo, en 1941 publicó una recopilación de sus discursos más emblemáticos y al libro en cuestión le puso como título precisamente “Sangre, sudor y lágrimas” (“Blood, sweat and tears”, en inglés).
En cuanto a las polémicas que generó esta frase con el paso del tiempo, una de las más resonantes es la que se refiere a su originalidad. Al respecto, hay que decir que existen varios antecedentes que indicarían que el concepto no pertenece de forma exclusiva al político y estadista.
Dos de estos se encuentran en la literatura, más precisamente en un poema que Lord Byron escribió hacia 1815 y en una novela que Henry James publicó en 1886.
En cuanto a los usos con fines militares o de incentivo de ánimo, se sabe que Giuseppe Garibaldi realizó una arenga con palabras similares, aunque en italiano, hacia mediados del siglo XIX.
Caso parecido es el que se da con Theodore Roosevelt, quien, pocos años antes de convertirse en presidente de los Estados Unidos, pronunció un discurso de las mismas características.
Sea cual fuese el caso, lo importante son los significados que esta idea tomó en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y de la participación que el Reino Unido tuvo en ese conflicto.
Como el mismo Churchill dijo aquel 13 de mayo de 1940, el objetivo de ofrecer “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” es el de la victoria, “victoria a toda costa, victoria a pesar del terror, victoria por largo y duro que sea el camino, porque sin victoria no hay supervivencia”.
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