Son tres historias de amor que torcieron destinos y enfrentaron la adversidad
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El príncipe que no quería ser rey sin su reina
En medio de una pista de patinaje y sin testigos a la vista. Así fue la pedida de mano de Guillermo de Holanda a la argentina Máxima Zorreguieta, en 2001. Los reyes de Orange recrearon ese momento, hace un año, exactamente para San Valentín.
“20 años después, mismo lugar”, escribieron sobre la foto que los muestra en el lago congelado del palacio real Huis ten Bosch. No fue un 14, sino cinco días después, el 19 de febrero de 2001 cuando Guillermo se arrodilló y le propuso matrimonio a su actual esposa. Máxima pensó que se trataba de una salida más, esta vez para tomar chocolate caliente con su novio neerlandés, y terminó en una pedida “de cuento de hadas”: con nieve, lago congelado y un príncipe arrodillado incluido.
“Fue una hermosa tarde de viernes y pensé: Máxima tendrá que aprender a patinar. Porque, ¿qué es más holandés que patinar sobre hielo?”, contó el rey Guillermo sobre la elección del lugar.
Aquel fue un día trascendental para la historia neerlandesa. De acuerdo con la constitución de los Países Bajos, para contraer matrimonio el príncipe heredero debía tener la aprobación del Parlamento. El romance de Guillermo con Máxima era “asunto de Estado” y, de acuerdo a los cronistas de palacio, el futuro de la relación estaba en peligro. A priori, una plebeya argentina no parecía la candidata ideal para el futuro rey.
Pero el príncipe Guillermo firme. Anunció a su madre, la reina Beatrix, que no estaba dispuesto a renunciar a este amor con la argentina que había conocido en 1999 en la feria de Sevilla. Ella era la indicada. Prefería renunciar a sus derechos de sucesión, al trono, antes que perderla.
20 años después, un documental reveló que el gobierno neerlandés venía investigando el pasado político del padre de Máxima Zorreguieta. Que se presentó un informe que determinó que Jorge Zorreguieta debía ser declarado “persona non grata” y que recomendaba a la Casa Real mantenerlo alejado.
Apenas se enteró del resultado éste informe del ministerio de Asuntos Generales, Guillermo -furioso con la forma en que iban las negociaciones- precipitó el pedido de mano. Ése mismo día se arrodilló en la laguna congelada ante una abrigada Máxima y le pidió matrimonio. El príncipe heredero dejaría la Corona si le negaban el permiso para casarse con la persona que él amada.
Consciente del peso de la propuesta, en medio de aquel lago congelado, Máxima Zorreguieta aceptó. Contra todo, el compromiso fue anunciado el 30 de marzo de 2001. Pero no fue hasta el 3 de julio de 2001 (cuando la pareja anunciara que el padre de la novia aceptaba estar ausente en la boda de su hija y la argentina se disculpara por el pasado familiar), que el Parlamento autorizó el enlace.
Con lágrimas de tristeza al sonar el tema “Adiós Nonino” que le recordó a Máxima de Holanda a su padre ausente y la alegría por su historia de amor con Guillermo, la boda finalmente se realizó el 2 de febrero de 2002 en Ámsterdam.
El “sí”, de Mary Donaldson a Federico de Dinamarca
Una historia de amor de película. Se conocieron en un bar de Australia durante los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. El príncipe heredero Federico de Dinamarca cenaba con su hermano Joaquín y con los príncipes Nicolás de Grecia y Marta Luisa de Noruega. Dicen que ella no sabía de quién se trataba, que Federico le pidió su número de teléfono y que así comenzó el romance.
Mientras que afianzaban su relación secreta a distancia, entre viajes, mails y llamados telefónicos, Mary Donaldson empezó a estudiar danés. En 2002, la plebeya dejó Australia y se instaló en París, donde daba clases de inglés. En septiembre se mudó discretamente a Dinamarca.
La pareja viajó de vacaciones a Roma en 2003, escenario elegido por el príncipe heredero de Dinamarca para pedirle matrimonio a su novia australiana. Lejos de los flashes, su pedido de mano fue uno de tantos que los enamorados realizan en la capital italiana.
En una visita oficial a Italia en 2018, el mismo Federico contó: “para nosotros es nuestro momento. Roma es especial. Fue aquí donde, hace quince años, obtuve el ‘sí”, confesó el futuro rey de Dinamarca.
En una biografía sobre su marido, la princesa y futura reina consorte contó cómo fue el momento. “El príncipe Federico quería llevarme a un lugar especial, pero cuando llegamos de repente vio que había mucha gente a nuestro alrededor”. Mary de Dinamarca recordó que siguieron caminando “hasta que el príncipe se detuvo frente a una antigua y pequeña iglesia: fue ahí donde me lo pidió”. Federico logró el ansiado “sí”. “Luego solo recuerdo que me reí como una niña tímida, y ambos nos sentimos muy felices”, contó la princesa.
Federico le entregó entonces a la australiana un anillo que representa la bandera de Dinamarca. Con un diamante corte esmeralda de 1.5 quilates flanqueado por dos rubíes que pertenecieron a su abuela, la reina Ingrid.
El anuncio oficial del compromiso fue en octubre de 2003. Mary Donaldson tenía 32 años cuando se casaron, el 14 de mayo de 2004 en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague, y se convirtió en princesa y futura reina de Dinamarca.
El pedido de mano documentado de Harry y Meghan
La pedida de mano más mediática de los últimos tiempos es, sin dudas, la que hizo el príncipe Harry a Meghan Markle. Fue en noviembre de 2017. El hijo menor de Lady Di estaba seguro de que su novia norteamericana era la persona indicada. Ansiaba declarársele para afianzar su relación ante el mundo. “Yo quería hacerlo antes, pero tenía que pedirle permiso a mi abuela. No podía hacerlo fuera del Reino Unido”, relató Harry en su autobiografía “En la sombra”. Y, a continuación, contó cómo fue aquella breve -e incómoda- conversación.
-Ya sabes que quiero mucho a Meg y he decidido que me gustaría pedirle matrimonio, y me han dicho que tengo que pedirte autorización antes de pedirle la mano, le dijo a Isabel II.
-¿Tienes que hacerlo?, respondió ella. Viéndolo decidido, la Reina cedió: “Supongo que tendré que decirte que sí”, le dijo.
Según sus propias palabras, ese diálogo dejó a Harry “desconcertado”.
En la miniserie “Harry y Meghan” de Netflix, el príncipe Harry relató que la pedida de mano finalmente fue en el jardín de su casa, una noche fría.
“Abrí una botella de champaña mientras ella (Meghan) asaba un pollo. Eso me delató. ‘No bebes champaña, ¿qué festejamos?’, me preguntó. ‘No se, solo la tenía por aquí', respondí. No es que yo supiera que ella iba a aceptar, pero tenía a Guy -el perro de Meghan- viviendo conmigo, lo tenía como rehén. Estábamos en el Jardín Ward que da a los apartamentos del personal. Coloqué quince velas led y me arrodillé, claro que lo hice”, relató el príncipe que renunció a la Familia Real, de acuerdo a sus palabras, “por amor”.
El príncipe Harry detalló en su autobiografía: “Coloqué velas led alrededor de una manta que había extendido en el césped. Le pedí a Meg que cogiera su copa de champán y saliera conmigo. Quería que pareciera Botsuana, la sabana, donde se me ocurrió por primera vez pedirle matrimonio. En ese momento me arrodillé sobre la manta, con Guy junto a mí. Yo ya tenía los ojos anegados en lágrimas, saqué el anillo del bolsillo y dije mi parte:
-¿Pasas tu vida conmigo?’.
-Sí.
-¿Sí?
Yo reí, ella rio. Empezamos a acariciar a Guy que nos miraba atónito. Fue un 4 de noviembre. Conseguimos guardarlo en secreto por unas dos semanas”, escribió Harry.
“Estábamos tan felices y emocionados. Vamos a hacer esto”, contó Meghan en la miniserie que muestra escenas del pedido de mano grabadas en video.
El compromiso oficial del príncipe Harry, de 33 años, se anunció el 27 de noviembre de 2017. Meghan recibió un anillo diseñado por él que incluye dos diamantes de la colección de su madre, la princesa Diana, y un gran diamante de talla radiante de Botsuana, su lugar especial el mundo.
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