De aire más ribereño que urbano, la zona de Punta Chica parece ser el último rincón de San Isidro por conquistar. Con un polo gastronómico que asoma en las revistas de tendencias, sus calles residenciales techadas de hojas verdes dejaron de ser área de paso en una excursión al Tigre para captar el interés de las familias jóvenes. Esa es más o menos la historia de Lucas y su mujer, quienes frente a la llegada de su primer hijo, salieron a buscar una casa con jardín y a primera vista quedaron cautivados por esta propiedad a pesar de que había mucho trabajo por delante.
Implantada en la barranca, la construcción se eleva varios metros sobre el nivel de la calle y queda rodeada por las copas de los árboles.
Después de un año completo de obra (a cargo del arquitecto Mario Goldman) se mudaron sin nada, dispuestos a crear un mundo propio en este vértice de la Zona Norte donde se mezclan los ríos. El lugar perfecto para un nuevo comienzo.
La casa original era de estilo mediterráneo, con arcadas y aberturas circulares. Además de modernizarla, la obra duplicó los metros del comedor y el living donde las mesita se abre para que sea más cómodo el acercamiento a los sillones.
Los chicos aprendieron a ubicar la torre Eiffel en el plano de París, están re enganchados con eso. Hay varios mapas por la casa, nos gustan; además te trasladan, te traen recuerdos, activan planes
Por su particular ubicación, los ambientes se organizan en vertical, con el garage al nivel de la calle, y la entrada y los ambientes principales unos metros más arriba. Otra escalera lleva a los cuartos. En el último piso está el estudio del dueño de casa.
Expresivo, el hall de entrada recibe con una carbonilla de una pelea y un mueble rústico de hierro con antiguos libros de historia y política argentina.
Práctico, fácil de limpiar y con look cementicio, toda la planta baja tiene el mismo porcelanato italiano.
En paralelo se ubican la mesada, la barra y la mesa del comedor diario y cada espacio recibe luz desde una ventana. Desde las primeras horas del día, el sol ilumina todo el ambiente.
El cuarto de los chicos, los juguetes y los cuadritos, entre los que se alternan algunas obras hechas en familia crean un clima colorido y lúdico que se mantiene en el playroom.
El baño de la suite se hizo a nuevo en una ampliación del primer piso. Sobre la mesada de mármol, difusor (Tintha), tabla labrada (Vienede) con accesorios (Jabones Rehue) y vasos de vidrio (Philippa Deco Boutique) con cepillos de dientes de bambú (Meraki Bambú).
"La altura es óptima: en verano no se ve nada alrededor más que las copas de los árboles repletas de hojas. No hay rincón, afuera o adentro, donde puedas ver una casa vecina".
El declive se aprovechó para generar un quincho con un clima muy especial. Semienterrado, el espacio es un refugio de frescura para los almuerzos veraniegos.
El acceso lateral pasa por el deck (Hugo Bustelo para Indusparquet) donde están las reposeras (La Maceta) y una silla franciscana pintada de negro (Puerto de Frutos). A continuación, la pileta revestida en venecitas (Jorge Chiocchi para Piletas y Riego). Del lado de adentro está el comedor, que avanzó sobre lo que originalmente era una especie de jardín de invierno.
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