Samuel L. Jackson: “No me creo nada en especial”
NUEVA YORK
Difícil saber con cuál Samuel L. Jackson nos vamos a encontrar hoy, si estará en modo Jules Winnfield, el verborrágico matón de Pulp Fiction, si tendrá la paciencia del maestro Mace Windu, de StarWars, o si será el canalla de Django sin cadenas. O si quedarán en él rastros del yonki de Fiebre salvaje o del seductor traficante de Jackie Brown. ¿Será tan parecido a Nick Fury, el personaje que Marvel Comics adaptó a su imagen y semejanza? Con una multitud de personajes emblemáticos en sus espaldas, el actor nacido en Washington DC –que cumplió 70 años el 21 de diciembre último, con un fiestón– se ubica en el Top Ten de participaciones en Hollywood, con 132 películas en su haber. Es mayormente actor de reparto, pero sus caracterizaciones aparecen en remeras, que él mismo suele vestir. Aunque su uniforme esta mañana es diferente: pantalones beige pinzados y suéter de cashmere, zapatos que parecen nuevos, lentes de carey y boina canguro. En una habitación de un hotel cinco estrellas de Lower Manhattan, recibe a La Nacion revista en el marco del lanzamiento de Glass, la película (¿de superhéroes?) escrita y dirigida por M. Night Shyamalan, que se estrenará esta semana en el mundo [el jueves, en la Argentina] y que cierra la trilogía que el director de Sexto sentido comenzó hace 18 años con El protegido, y que continuó en 2017 con Fragmentado (Split). En aquel primer film, Jackson interpretaba a un galerista (Elijah Price, o Mr. Glass) con huesos de cristal, un hombre de personalidad obsesiva y misteriosa que, al final, develaba una actuación llena de matices (es uno de sus papeles siempre distinguidos).
Echado en el sillón de dos cuerpos de su habitación, el actor extiende la mano para saludar, como quien quiere que le besen un anillo. Revisa su teléfono sin levantar la mirada. ¿Cuál de todos los Samuel Jackson tenía estos aires de estrella?, uno se pregunta.
¿Cuál de todos los Samuel Jackson que tanto hemos visto en pantalla sos esta mañana?
Hoy no soy ninguno de todos ellos. Estás hablando con el que está acá en este momento –dice mientras guarda el teléfono.
¿Estabas tuiteando?
Estaba intentando salvar el mundo –agrega con una mueca que empieza a parecerse a una sonrisa.
Entusiasta de las redes sociales, tiene más de 7,7 millones de seguidores en Twitter, donde suele despotricar contra la política de Donald Trump. No es el caso: "Le estaba respondiendo algo a mi hija", dice a modo de disculpa. El encuentro se produce luego de una proyección –en un complejo cinematográfico contiguo al hotel–para un puñado de medios internacionales. El comienzo del film es muy alentador: David Dunn (Bruce Willis), protagonista de aquel inicio de la saga, se encuentra con Kevin Wendell Crumb (James McAvoy), también conocido como la Bestia y protagonista de su continuación. Tienen un enfrentamiento en una fábrica abandonada, a gran escala, propio de la mejor película de superhéroes. Dunn ha estado aplicando sus poderes –detecta criminales con solo tocarlos y parece inmortal– como una suerte de vengador oculto, mientras la Bestia mantiene cautivas a cuatro adolescentes y hace gala frente a ellas de su trastorno de personalidades múltiples. La trama se ubica dos semanas después de Split. Promete mucho, pero la proyección dura solo 22 minutos: las precauciones de los estudios de Hollywood para que el material no se piratee o la historia no se devele suenan exageradas cuando, en la exhibición previa a una entrevista con Samuel L. Jackson... él ni siquiera aparece en pantalla.
¡¿Cómo que no aparezco?!
Nos mostraron una parte del film en la que no estás. Es de suponer que te veremos ahí, sobre todo porque la película se titula Glass, como tu personaje. Y porque estamos haciendo esta entrevista con vos por el estreno.
¿En serio vieron una parte en la que no estoy? ¿Y les gustó de todas maneras?
Su ya célebre motherfucker no aparece, pero sí la mejor carcajada del mundo. Jackson deja atrás la sorpresa y se sienta en el sillón para empezar la charla.
¿Con qué dificultades te encontraste al tener que retomar un personaje después de 18 años?
[Piensa cinco segundos] Con ninguna dificultad. Yo sé quién soy como personaje y el tiempo que pasó en la ficción, que también son esa cantidad de años. Sé que estuve escondiendo mis habilidades por mucho tiempo y lo que estuvo haciendo Dunn. También, sé de la existencia de la Bestia, aunque mi personaje no haya estado en la segunda película. Elijah está en algún lugar recluido y entiende que debe encontrarse con Dunn, cuando justo se lo traen a domicilio.
¿Es cierto que buscaste a Shyamalan durante estos años y le insististe para volver a interpretar a Mr. Glass?
Era una de esas cosas de cuando veía a Night, siempre le decía: ¿qué pasó con las tres películas? Y él respondía: ‘No te preocupes, no te preocupes, no te preocupes’. Y siguió diciendo eso hasta que finalmente dijo: ‘Bien, mira Split y dime qué piensas’. ‘¿Qué significa eso?’, le pregunté cuando fui a ver la película. ‘Bueno, significa que si gana dinero, haremos la otra película también’.
Has interpretado a grandes personajes. ¿Qué tiene de especial éste que tanto te interesaba retomar?
Lo sentía como un asunto pendiente. De entrada, él había dicho que serían tres películas y yo esperaba alguna conclusión, porque lo que sucede al final de El protegido conduce a una historia que no termina de cumplirse. Era como cada vez que veía a Brad Bird [director de Los Increíbles], le preguntaba si iban a dejar de jugar con gente real y hacer Los Increíbles 2. Es por lo que suelo insultar realmente; cuando se necesita la siguiente parte, no dudo en reclamarla. Si los veo, no pierdo la oportunidad: ¿cuándo obtendré otro trabajo? Lo pido directamente.
¿Es Samuel L. Jackson un actor taquillero? Estuvo en el Libro Guinness por haber sido, hasta 2016, cuando lo reemplazó Harrison Ford, el intérprete de mayor recaudación en la historia –no él, sino la suma de películas en las que trabajó–. En su caso, sus 132 películas superaron los 20 mil millones de dólares. Incluso, según el sitio The-Numbers, que desmenuza y analiza las cifras de la industria del cine, en la recaudación de películas de acción real (se excluyen las animaciones, donde los actores y actrices ponen sus voces), Jackson está hoy en el primer puesto. Sin embargo, difícilmente su participación en sí mueva camiones de caudales entre las salas cinematográficas cuando se estrenan sus películas: nadie (tal vez alguno) dice: "vamos a ver una de Samuel Jackson". Por eso, él se considera un trabajador del cine, y busca seguir en pantalla. Ha pasado momentos difíciles en su vida. Ha superado adicciones. Y, aunque hoy esté rodeado de gente que siempre podrá darle trabajo –a su fiesta de 70, en el emblemático local de Cipriani en la calle 42 de esta ciudad, asistieron desde George Lucas, Spike Lee y Judge Judy hasta Magic Johnson, Sugar Ray Leonard y Stevie Wonder, que le cantó el feliz cumpleaños– no duda en golpear puertas si lo necesita. Por eso, tampoco sorprende que hable de su, aún recurrente, paso por audiciones.
Un personaje en silla de ruedas, frágil de nacimiento… ¿Recordás algún momento particular de tu vida que te ayudara en la composición de Elijah?
Especialmente para un artista, creer en uno mismo es lo fundamental. Tal vez pensás que sos la persona indicada para un papel o que hiciste un gran trabajo en una audición, y luego no te convocan. En esos momentos, me engaño a mí mismo: "No pasa nada". Eso me funciona y lo uso como una ventaja. Es una gran desilusión pero te engañás, porque tenés que seguir adelante. En eso veo un punto de contacto con Elijah, que tiene una fragilidad evidente, pero que se engaña a sí mismo para poder superarla.
Solés trabajar en más de dos, tres, cuatro películas por año, con personajes muy diferentes. ¿Cómo lográs pasar de uno a otro?
Soy de la clase de personas que estudia a la gente. Observo mucho para entender de dónde vienen, qué tratan de lograr. Explorar la condición humana en ese sentido, de cerca, te da la posibilidad de lograr personajes más redondos.
¿Podés conectar con la gente en la calle? Ser famoso suele ser una dificultad.
Intento no dejar que la gente dictamine cómo hacer mi vida. Donde esté, salgo, voy a lugares como todo el mundo, como si tuviera un trabajo normal. No me creo nada en especial.
Un thriller psicológico
Pocos directores han logrado un éxito descomunal como el de Sexto sentido. Hacerlo tan joven resultó para M. Night Shyamalan (tenía 29 años) una presión impensada, por las expectativas de un mercado que se devora a sus hijos pródigos y que lo llevó a posteriores fracasos comerciales. Hasta que él decidió volver a las películas de bajo costo, pagándolas en parte de su bolsillo, con el control de la obra. Ese fue el caso de Split, que costó 9 millones de dólares y fue un éxito sorprendente, aunque en escala de cine indie. Esta tercera parte ya tiene el espaldarazo de grandes estudios –entre ellos, Disney–, pero igualmente su producción fue muy controlada. Shyamalan no quiere volver a un fracaso comercial como el de El protegido.
Al respecto, Jackson dice: "El protegido es hoy un film de culto, que muchos lamentaron no ver en el cine. Tiene una gran cantidad de seguidores y la gente tiende a pensar que esta es la mejor película de Night. Pero después del éxito de Sexto sentido… Es como le pasó a Quentin con Pulp Fiction y Jackie Brown, que no es solo una buena película, sino una gran película. Simplemente, no hizo tanto dinero como Pulp Fiction y por eso se la consideró un fracaso".
¿Cómo fue estar con Night y Bruce Willis después de tantos años? ¿Te dio Night mayor libertad en el set?
Nos hemos encontramos mucho más con Bruce que con Night. Pero supongo que cuando me topé con Night en ese entonces, él venía del éxito de Sexto sentido, y era joven y un poco egoísta. Y era bastante dictatorial sobre lo que quería que hiciéramos o lo que no, y nos trató como a piezas de ajedrez en ese juego que tenía. ‘Hacelo de esta manera, no lo hagas de esa manera’, ese tipo de cosas. Pero a lo largo de los años, a través de los desafíos y las tribulaciones del cine, la gente tiende a volver a poner los pies en el suelo de una manera interesante, y él ahora estaba un poco más abierto a nosotros para llevar nuestras caracterizaciones a lo que nosotros proponíamos. Nuestra madurez y la suya creo que ayudaron a la historia.
¿Qué diferencias hay entre trabajar en una película de superhéroes clásica y una como Glass?
Esta película no depende de los poderes de los superhéroes. Es un thriller psicológico sobre el convencimiento de lo que uno puede hacer si lo fuera. También, sobre qué significaría que el mundo real descubriera quién sos en realidad. En las películas de superhéroes, el público asume que los personajes tienen poderes. Van con el traje de héroes, no tienen que probar nada, a todos les parece normal que haya explosiones y te pique una araña y que por eso lances telarañas. Acá se trata de la relación entre personajes que deben presentarse ante el mundo real teniendo poderes, y de cómo los usaría una persona común en esa situación. Es gente ordinaria en circunstancias extraordinarias.
¿Hay algún tipo de personaje que tengas aún pendiente?
Realmente, no. Algunas entradas están tratando de meterme en televisión, lo cual es bastante interesante ahora. Me gusta la televisión en formato corto, de ocho a diez episodios, como que golpeo y lo dejo. Pero no hay nada todavía de todo eso.
Con Mr. Glass te convertiste en villano de culto. ¿Quiénes creés que son los villanos, hoy, en el mundo real?
Los malos hoy están en la política. Dependiendo de qué lado estás, vas a creer que son unos u otros. Yo lo tengo muy claro.
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