Edificios antiquísimos que atesoran parte de la historia del país y que, además, albergan espectaculares jardines: en esta nota compartimos los secretos de cuatro museos porteños cuyos parques, al igual que sus colecciones de objetos u obras de arte, nos revelan parte de nuestro pasado.
Museo Eduardo Sívori
Av. Infanta Isabel 555, CABA | Lunes a viernes, de 12 a 20. Martes cerrado. Fines de semana y feriados, de 10 a 20 | info_museosivori@buenosaires.gob.ar | Miércoles gratis.
Antes: El museo se creó en 1938 y es, desde entonces, uno de los más prestigiosos del país. Fue uno de los más modernos, y en 1990, encontró su lugar definitivo.
El jardín: Es el corazón del museo: ocupa un lugar central y todas las vistas confluyen en él. Los distintos niveles generan movimiento y los árboles se manifiestan con todos sus atributos. Los robles adquieren un increíble aspecto en el otoño; además, las inmensas tipas despliegan sus troncos tortuosos y, al mirar hacia arriba, vislumbramos el cielo con distintas formas gracias a sus innumerables ramas.
Se trata de un jardín sobrio, donde el verde dominante permite que se destaquen los materiales y las formas de las esculturas; los adoquines y los diversos cubresuelos, como la hiedra (Hedera helix) y el pasto inglés (Ophiopogon jaburan), aportan textura y realzan los troncos de los árboles. El jardín está muy presente en el museo, ya que su maravillosa vista acompaña el recorrido desde los ambientes interiores. En uno de los laterales, una enorme pérgola es el refugio ideal en los cálidos días del verano.
En diciembre de 2018, la artista Catalina León donó al museo su obra Patio o pintura para piso y plantas, ganadora del Premio arteBA-Petrobras 2007. Apoyada sobre la tierra en uno de los jardines laterales, la instalación comenzó su proceso, ya que las plantas ya crecen sobre ella.
Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco
Suipacha 1422, CABA | De 13 a 19 (martes cerrado) | Entrada gratuita
Antes: El Fernández Blanco es un hito en Buenos Aires por su colección de arte hispanoamericano y por los edificios que lo componen. El conjunto de los dos palacios es un refugio en el barrio de Retiro, donde la escala humana y la intimidad de los jardines andaluces conviven con altos rascacielos.
El jardín: Implantado en la barranca de Buenos Aires, es una sucesión descendente de niveles que le otorgan perspectiva, movimiento e interés. El trazado geométrico, ordenado por ejes claros y simples, favorece la percepción y genera una sensación de placidez y quietud que invita a disfrutar del sonido de sus múltiples fuentes revestidas en cerámicos sevillanos, o descansar sobre bancos de azulejos multicolores. En el Palacio Noel solo permaneció intacto el trazado original de senderos, fuentes y plazoletas, pero a lo largo de los últimos ochenta años, muchas plantas originales se habían perdido para siempre. Por otro lado, los palos borrachos (Chorisia insignis) y alcanforeros (Cinnamomum camphora) se habían multiplicado espontáneamente, lo que generó una selva oscura, que destruyó con sus raíces los pisos, la infraestructura, los bancos y las fuentes.
Hoy: El desafío era devolver al jardín esa imagen original, la "idea" que llevó en 1922 al arquitecto Martín Noel a concebir su casa y sus jardines en unidad de estilo. El arquitecto Bayá Casal realizó una exhaustiva investigación histórica a través de fotografías y diarios de la época, y así se pudo determinar la variedad de plantas que formaban el jardín y su ubicación. En las fotos figuraban hortensias (Hydrangea sp.), rosales de pie alto, lirios y setos de boj que enmarcaban senderos y canteros, entre otras especies que con el correr del tiempo habían desaparecido.
Fue necesario restaurar pisos, bancos y fuentes, y volver a plantar las especies que le habían dado ese brillo y esplendor que mostraban las viejas fotografías. Todas las instalaciones de agua, riego, desagües y electricidad se hicieron a nuevo, se restauraron las farolas originales y se iluminaron las copas de los árboles, lo que dio un efecto natural y posibilitó los usos nocturnos del jardín. Más de cien macetas volvieron a ocupar los antiguos rincones vegetales y, así, el jardín recuperó vitalidad.
Museo de Arte Español Enrique Larreta
Juramento 2291, CABA |Lunes a viernes de 12 a 19; sábado y domingo, de 10 a 20. Martes cerrado | museolarreta@buenosaires.gob.ar | Entrada gratuita.
Antes: El Museo de Arte Español Enrique Larreta, situado en el barrio de Belgrano, se inauguró en octubre de 1962. Tras la muerte del escritor, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires decidió comprar la propiedad para destinarla a un museo de arte español. Desde entonces es un espacio del arte, el teatro, la literatura y la cultura españolas.
El jardín: El jardín andaluz es una creación de su antiguo dueño, Enrique Larreta, así como las reformas de su vivienda. La intención fue reproducir en él "un trozo de la Alhambra". Dentro de la tradición islámica, el jardín hispanomusulmán representa simbólicamente el paraíso en la Tierra. Frondoso, irregular y con setos de boj que crean verdes laberintos, cada uno de sus senderos permite un nuevo descubrimiento.
La Fuente de los Sapos, realizada en mármol y revestida con azulejos, tiene un surtidor que genera un suave borboteo. El rumor placentero, los reflejos de la luz y la vegetación que la rodean crean una atmósfera intimista. Entre las especies exóticas y nativas, se encuentran el Ginkgo biloba, el ombú, la glicina, el ciprés, palmeras, el palo borracho y el naranjo que todo jardín español debe poseer.
Los segundos jueves de cada mes se realizan visitas y charlas técnicas sobre botánica, a cargo de Antonio Sturla, el gran jardinero del museo.
Museo de Arte Decorativo
Av. del Libertador 1902, CABA | Martes a domingos, de 12.30 a 19
museoartedecorativo.cultura.gob.ar | Entrada gratuita.
Ayer: Este palacio perteneció a la familia Errázuriz Alvear y fue una obra del arquitecto francés René Sergent. El jardín fue diseñado en 1915 por el paisajista francés Achille Duchêne y se construyó en 1918. En 1936, la propiedad pasó a manos del Estado Nacional y un año después se convirtió en la sede del Museo Nacional de Arte Decorativo. En 1994, en relación con la restauración del palacio, el arquitecto Fabio Grementieri convocó a los paisajistas Carlos Thays y Jorge Bayá Casal para la puesta en valor de los jardines.
El jardín: Tiene un trazado clásico francés con ejes bien marcados, senderos, fuente, parterres de broderie y setos podados. La plantación es la misma del diseño original y está formada por boj (Buxus sempervirens), laurel comestible (Laurus nobilis), Cupresus sempervirens y Begonia sempervirens, entre otras. También sigue presente el sello de Duchêne en el llamado dallage, que consiste en una trama geométrica de piedra partida y césped.
Hoy: Los paisajistas realizaron una restauración histórica, para lo cual recopilaron antecedentes y documentos. En 2014, después de 20 años, el proyecto se llevó a cabo y los jardines volvieron a cobrar el esplendor que habían perdido.
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