Si piensa que correr una maratón es un grupo de personas en shorts y pechera con número que transpiran y transpiran y, luego, uno solo de ellos corta una cinta con el ombligo, se lleva toda la gloria junta y eso es todo, se equivoca. Eso era todo, hasta que un hombre llamado Rodolfo Giordano se puso a organizar carreras en Argentina y el running se transformó en desprendimiento impensado del show business. Hoy en día, hay carreras de monstruos –el Halloween Run, 5 Km nocturnos para niños valientes, que va por la cuarta edición–, el Dog Run –para correr con pichichos monitoreados por veterinarios–, carreras nocturnas, carreras con charcos y obstáculos, y hasta Giordano concibió un book de fotos de maratonistas olímpicos de los nuestros antes de los juegos de Río en 2016 para darles su apoyo incondicional.
Pero en el año 2000, Giordano no era el Giordano que medio mundo runner conoce. Giordano era escenógrafo superstar y nada en el horizonte amenazaba con virar su destino hacia otra parte. Tenía su propia empresa y montaba escenarios de los hitazos del momento: desde Gerardo Sofovich hasta las producciones de Gustavo Yankelevich y Cris Morena. Giordano ponía su espíritu creativo en el montaje de programas batacazos de prime time como Caiga quien caiga y Showmatch. Y armaba shows y giras de Mambrú y Bandana.
Rodoldo Giordano montaba escenarios para Gerardo Sofovich, Gustavo Yankelevich y Cris Morena. También ponía su espíritu creativo en programas de
Pero toda alma vuelve a su primer amor, o al menos eso intenta. Y Giordano, que fue runner apasionado profesional, llegó a formar parte de lo que él llama "elite B" –de 33 minutos, y una hora y 15 en media maratón–, pero el trabajo de escenógrafo cada vez más demandante le aguó los planes, le pisó los cordones y le acalambró su futuro en el deporte. Y, a los 26 años, debió colgar las zapatillas y dedicarse full time a atender a Cris Morena y compañía. Cada vez era mejor en lo suyo y, en consecuencia, cada día era mejor cotizado y, claro está, más demandado.
De los escenarios a la calle
Hace 15 años, aprovechando el taller de su empresa, Giordano decidió crear una unidad de negocios –Sportsfacilities– para facilitar a los organizadores de carreras con todo lo necesario para montar una: carpas, vallas y la mar en coche. Es decir, una aproximación, pero desde fuera. Empezó aportando su know how de estructuras a Carlos Sáez, presidente de la Fundación Ñandú, pionero en la organización de maratones en CABA. Pero a Giordano le gustaron tanto, pero tanto los resultados, y volvió a entusiasmarse viendo una carrera, que en 2006 decidió cortarse solo y organizar su primer evento runner made in él mismo: la Maratón Antonio Silio en homenaje al recordman argentino oriundo de Entre Ríos, Premio Konex Platino al deportista de la década, que aun retirado y con 52 pirulos ostenta títulos y una performance imbatible. "Con Antonio corríamos en una misma época", cuenta Giordano, pecho inflado de orgullo pistero. "Pero él era mucho más rápido que yo. Pero, bueno, me di el gusto de poder homenajearlo con mi primera carrera propia. Y la gente se sumó al homenaje".
Los de Antonio Silio fueron 10 Km a troche y moche en Vicente López. Y los resultados, a Giordano, lo entusiasmaron: 1800 corredores y un nivel que, atraídos por el nombre de Silio, era de vara asombrosamente elevada.
En 2006, su primera maratón convocó 1800 corredores. En el último año, 150.000 personas se apuntaron a sus carreras y organizó 60 eventos. Ya tiene 30 agendas para 2019
Cortada la cinta, homenajeado el gran Silio y con la sangre runner de vuelta hirviente en su sistema circulatorio, Giordano quiso más. Se preguntaba por qué Buenos Aires, ciudad cosmopolita, bullanguera y con ansia de refinamiento europeo, no tenía su propia edición de las multitudinarias carreras de fin de año, San Silvestre, que se iniciaron en San Pablo allá por la década del 20, y que hoy en día se disputan en Brasil, España, Costa Rica, Colombia y México. Giordano compró la licencia y para 2010 lanzó la primera San Silvestre made in Buenos Aires. Asistieron 1300 personas. Y allí contemplaron el valor agregado de Giordano: luces, podios y arcos de largada y llegada a todo culorrr, concebidos por un profesional del espectáculo. "Al haber sido corredor, yo sé muy bien lo que necesita y lo que busca la gente que se inscribe", dice Giordano y pide que, por favor, no se lo tome como afirmación vanidosa. "Los corredores quieren que el kilometraje esté bien medido. Que los sanitarios sean limpios. Y que la hidratación esté presente en todo momento. Luego, el resto son detalles estéticos que tienen que ver con mi oficio. Ponemos plantas, alfombras, un arco diferente. Son, insisto, detalles. Pero el corredor de nuestras carreras se va feliz".
Giordano traza comparaciones de amor humano y dice que la San Silvestre se transformó en su tercer hijo. Y cuando la organizó, y vio el despliegue exitoso, la fluidez de los engranajes y la multitud satisfecha, se dijo y lo dijo: "Quiero dedicarme a esto para toda la vida". Y eso hizo. Ya, para la última edición de la San Silvestre en 2018 convocó a 10.000 corredores. Y Juanse tocando a las 7.30 de la matina, antes de la salida.Tal vez, el concierto de rock más tempranero de la historia de la música.
La última edición de la carrera San Silvestre en Buenos Aires convocó a 10.000 corredores. Y Juanse tocando a las 7.30 de la mañana, antes de la salida. Tal vez, el concierto de rock más tempranero de la historia de la música.
De ese inicio tímido, pero triunfal, en 2006, escaló a convertirse en el organizador runner más convocante de Argentina. Solo para el último año, Giordano organizó 60 carreras entre la Capital, Córdoba, Mar del Plata y Rosario. Grandes empresas y marcas globalizadas patrocinan sus eventos, desde Renault hasta New Balance. Y movilizó en 2018 a 150.000 personas que se apuntaron a sus competencias.
En su empresa Sportsfacilities, ya ascienden a 35 los empleados fijos y, en cada evento, contratan centenares extras: para una carrera de 5000 personas, por ejemplo, Giordano convoca a 200 empleados encargados de la logística y que todo funcione como reloj suizo. El evento de más trabajo y más demanda de organización es su amada San Silvestre. Para que se haga una idea: sacando los primeros puestos, en menos de una hora, hay 10.000 personas llegando a la meta, transpiradas, sedientas y con ganas de tomarse un respiro. Y la logística es un chino.
Con el tiempo, Giordano ajustó detalles para resolver algunas cuestiones que ya eran vicios insalvables: por ejemplo, los corredorestruchos. Runners que sin inscribirse se colaban en las carreras, silbando bajito y usando las instalaciones. "Gente que no tenía dorsales, o tenía dorsales falsos, fotocopiados o duplicados. Había mucha gente así. Era un hábito nacional, que repudiamos bajo todo punto de vista", recuerda Giordano. "No te afecta solo en lo comercial, también afecta a la persona que pagó para tener su hidratación, su medalla y los sanitarios limpios". ¿Cómo arreglaron esto? Contratando más seguridad y reforzando controles. Hoy en día, para eventos de 10.000 corredores, contrata a 70 personas de seguridad.
En 2019, Giordano no piensa dejar la punta. Tiene calendario ya de 30 carreras agendadas y confirmadas –solo en la ciudad de Buenos Aires, se corren 90 al año. Y llevan la firma de Giordano desde la New Balance Series en Mar del Plata hasta la Nocturna en Puerto Madero. Y la 9 K de la Independencia. Giordano, cada vez que le ponen el micrófono, agradece al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que entrega sus calles y pide, a cambio, flexibilidad para que pasen los vecinos y, sobre todo, limpiar todo de inmediato.
Habrá, para este año, derroche medallero, conciertos internacionales ao vivo y, por supuesto, la carrera, el amor por la camiseta, y el derroche de sudor y agüita mineral, convertidos en evento multitarget apto para toda la familia.
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