![Estos son todos los beneficios que tiene tomar licuado de frutilla y linaza](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/este-licuado-es-ideal-para-tomar-en-las-mananas-XVTFCWYZWNB35GA2Q3Q7DC62AQ.jpg?auth=6c961e8090c871623b45fe4f612c571189ddbfc74946c162a94532fcb500461b&width=300&height=130&quality=70&smart=true)
RUBEN RADA Hombre de negro
Ha vuelto con toda la fuerza. Montevideo y Miscelánea negra son discos de platino en Uruguay. Tiene un exitoso programa en Montevideo donde atiende el teléfono, entrega premios y toca con su banda. En la Argentina, integró el equipo de Gasoleros y presentó un nuevo CD. Por esto y más, ¡Rada existe!
MONTEVIDEO.- "¡Cómo les gusta el vino tinto a los porteños!", afirma Rada, sin titubeos, luego del pedido del cronista. Es un mediodía soleado, y compartimos con la representante y coro de su banda, Lea Bensasson, una ineludible parrillada en uno de los restaurantes del Mercado del Puerto, lugar típico de la ciudad vieja. "¡Fuerza, Negro!", "¡Chau, Rada!", le gritan, saludándolo a cada momento. Es que Omar Rubén Rada Silva disfruta otra vez de uno de sus grandes momentos.
Disco de platino con Montevideo (un CD que grabó hace dos años con un seleccionado de monstruos en los Estados Unidos). Disco de platino con Miscelánea negra (mucho para las cifras del Paisito). Altísimo rating con su programa El Telé-fono. Además, presenta dos CD este año: Montevideo 2, con el material que le quedó de sus grabaciones en Nueva York, en 1996, y Black, lanzado hace poco en el Coliseo.
Pero Rada no gana millonadas. Continúa viviendo en un departamento que mira al Parque Rodó y llevándole el sustento a su mujer y a sus tres botijas: Matías, Lucila y Julieta. Pero no es época de pálidas. El cronista le recuerda su último encuentro, a fines de los años 80, en el viejo La Paz, en Corrientes y Montevideo, Buenos Aires. Había pasado la primera hiperinflación y Rada estaba muy amargado, muy rayado...
-Había muy poco trabajo. Tenía una gira de diez días. ¿Te acordás que entonces aumentaba todo un 20 o un 27 por ciento por mes? Y resulta que me llama un tipo y me dice: "Mirá, Rada, el micro me cobra más, no puedo aumentar las entradas, a la gente no le aumentaron el sueldo, vamos a dejarlo para más adelante". Y así me llamaban todos los días y perdía giras y presentaciones. Y la plata que me quedaba me la comía.
-¿Ahí fue cuando decidiste irte a México?
-Primero me fui a México y de ahí crucé a Nueva York. Arranqué de cero. Me fui a laburar con la cantante Tania Libertad, haciendo coros y percusión. Y aparece Oscar López, el mismo productor que me había editado en Sazam Records los discos de La Banda (1980). Y esperó un año para grabarme un disco: Rada´s Factory. Un disco divino, que nunca salió.
-Pero el disco que grabaste en Nueva York en 1996, Montevideo, también es muy bueno y tiene unos excelentes músicos.
-Pero Montevideo es más para un público reducido. Es como para que se lo regales a un amigo. Es un disco para los músicos. Lo que pasa es que ellos creen que yo tengo facilidad para componer cosas medio jazzísticas. Me obligan a eso, y lo hago.
-Pero estos discos, como Montevideo, ¿no te agradan?
-Cuando hago estos discos me divierto, pero en el estudio. Pero cuando los voy a tocar en un show, me aburro. Porque ahí tocan los músicos y hacen sus largos solos. En esos conciertos vos te vas con la idea de: Qué capo, Hugo Fattoruso; qué capo Bakithi Kumalo, el bajista de Paul Simon; qué capo el guitarrista Hiram Bullock, qué bien Rada. ¿Entendés? Como músicos me superan. Yo elaboro comida para ellos, preparo los temas, las melodías que gozan como locos... (Se ríe de su propia broma.) -Te sabés rodear. Estás en medio del escenario con las tumbadoras. Sos como un sacerdote con los feligreses...
-Lo que pasa es que yo organizo. Soy el que hablo, el que crea la onda. El que presenta el tema, sin música. Y lo hablo, lo explico al tema. ¡Pero los que matan son ellos! En cambio, en un show de canciones, me entiende más la masa, es como que doña María me entiende, le llega y le toca el corazón. Y por ahí en un concierto como Montevideo, en un solo de Bullock, doña María se duerme.
-¿Y cuál es el Rada que te gusta?
-Lo único que le pido a la gente, siempre, es que me dejen divertir. No comparto la idea, suponete, de una persona que tiene muchas cosas en la cabeza y que hace sólo una. Por decirte algo: Louis Armstrong o Count Basie eran unos tipos de un humor maravilloso, con mucha alegría adentro. Sin embargo, murieron tocando jazz. Podían haber hecho muchas cosas más. Es que cuando te encasillan en una cosa, quedás en ésa. Como Pappo, que es rockero, se quedó en el rock, pero Pappo puede tocar jazz. Y hasta candombe, si quiere. ¿Por qué quedarse en el marco aquél? Yo no me quiero encasillar. Aquí me llaman candombero. Pero, ¿cuántos candombes hay en cada disco mío? Dos. Yo hago también rock, me gusta meterme por todos lados. Me gustaría hacer un disco instrumental, que se llamaría Callate, Negro Rada. Compondría todos los temas y no abriría la boca.
-¿Qué es la tumbadora?
-Para mí es la fuente de inspiración. Agarro la tumbadora, la conga, me siento y empiezo a componer. No tengo una batería. Con el tambor hago algún arreglito, canto, divago, toco. Pero la conga es la que me da el tono. Soy un intuitivo. Me siento con el pianista, con Hugo, por ejemplo, y le canto la melodía. Y le canto el bajo, le canto la guitarra, le canto las notas. Le canto las tres voces, los arreglos. Y el tipo toca las tres voces y me dice: Che, Negro ¿cómo podés tener esto en la cabeza? Todos los instrumentos, las notas, los acordes, los tengo todos en la cabeza. ¡Y no los sé escribir!
-¿Y cómo te llegaron a la cabeza?
-Aprendiendo a escuchar música. Agarrá a cualquier amigo tuyo, aunque sea un músico, y preguntale, mientras escuchan un disco, qué está haciendo el bajo. Y el tipo no sabe, está escuchando la melodía. No lo sabe definir. (Rada imita con su voz el sonido del bajo.) Hay que escuchar lo que están tocando los tipos. Aprender a descifrar. Eso me lo enseñó el Hugo Fattoruso.
-¿Es más fácil en un concierto en vivo, focalizando cada instrumento y tratando de escucharlo separadamente?
-Muchas veces les pido a los músicos, cuando hacen un solo: "No tenés que tocar solamente, tenés que hacer show. Como los yanquis cuando hacen jazz. Cuando viene tu parte, da un paso adelante, movete. Porque hay mucha gente en el público que no sabe si es la guitarra, si es un sintetizador, si es un bajo. A la gente le gusta la música, paga la entrada y le encanta. Y pregunta cuál es el guitarrista. (Risas.) Mirá, en estos momentos te lo confieso así, estoy con ganas de divertirme.
-Hablás de divertirte, de divagar. Pero siempre te preocupó lo social y lo político, ¿no?
-Nací en el barrio Palermo, aquí en Montevideo, y de chico me la pasé recorriendo calles de barrio en barrio para matar el hambre. Yo siempre, además de la música, fui un luchador. Con respecto a la política, nunca estuve afuera. Yo fui a la Argentina, y mientras los tipos estaban tocando para 300.000 personas, apoyando a Alfonsín o a Menem o a quien fuera, yo estaba frente a La Paz, tocando para mil personas del Frente del Pueblo, el Frepu. Y yo no soy argentino, y la gente me quiere igual. ¡Y me estaba jugando mi carrera, loco!
-En Buenos Aires, ¿también te reconocen y te paran como en Montevideo?
-¿Cómo? En Buenos Aires, todo el tiempo. Y me cantan las canciones mezcladas: Siempre en los conciertos, me como la mandanga. Los tacheros me conocen todos. ¡Y no me cobran el viaje! Me dicen: "Negro, lo que yo gocé con vos en Obras, lo que me divertí, lo que me diste! ¿Qué te voy a cobrar?" O: "Dame un autógrafo para mi hijo que te adora, y no te cobro nada". En ese terreno, los porteños son más expresivos y desprejuiciados que los uruguayos para saludar a un tipo que es famoso.
-El viejo Montevideo, el del candombe, ¿está volviendo?
-En todos los barrios hay candombes ahora. Nosotros somos de Palermo. Pero de Malvin, que siempre fue un barrio semicheto, todos los pibes salen los domingos a tocar tambores.
-¿Cuándo naciste?
-Nací el 16 de julio de 1943. Tengo 55 años. Cuando cumplí 7, Uruguay salía campeón del mundo, en 1950. Ese año salía con la cédula y la mostraba, y mangueaba guita. Me daban monedas y monedas como loco. Me llené de guita como nunca en mi vida.
Por teléfono y con muchos premios
El Negro Rada trabajó en dos largometrajes. Uno argentino, 24 horas, algo está por explotar, junto a Julieta Ortega y Cutuli, y otro uruguayo-español-argentino, El Chevrolé, con Pastora Vega y Pipo Cipolatti. Estuvo un tiempo en Gasoleros (cruzando el charco y viviendo cuatro días a la semana en Buenos Aires), donde asumió el papel de Liber, un ex chofer de ómnibus y de taxi.
Desde mayo de 1997, Rada conduce el programa El Telé-fono, por el canal 12 de Montevideo, logrando más de 30 puntos de rating. Son tres horas en vivo, los martes y jueves, con preguntas a los televidentes, llamadas, premios (desde mil dólares hasta un auto), acompañado por Emilia Díaz. "Uso sacos de colores raros: melones, rosados, verdes. Y corbatas estampadas y dibujadas. Si me pongo una de Presley, canto un tema de él. Si me pongo una del Pato Lucas o de Bugs Bunny, digo que me llamó la Warner para hacer una canción para la nueva película de Tweety, por ejemplo."
-¿Cómo es el programa?
-La gente llama por teléfono y juegan con videos en la pantalla. O pueden tirar a una sirenita al agua (hay una chica en malla y una piscina transparente). Está el fono-basquet y podés ganar un auto. Y cuando vamos al corte, me siento con las congas y con una pequeña banda tocamos unos temas. Cuento chistes, algunos buenos y otros malos, y una voz en off me llama y pide que se los explique. Hay público presente en el estudio. Tengo una audiencia de todas las edades, pero principalmente de chicos. Entrevisto a alguien en vivo y no digo ninguna grosería.
-¿Y cómo se dio lo del cine?
-Te lo explico bien cortito: cuando tenía 7 años, merodeaba por las butacas del cine Premier de mi barrio. Imitaba a todos los cantantes y bailarines de las películas: Fred Astaire, Gene Kelly, Nat King Cole. Siempre soñé con trabajar en cine. Y cuando un sentimiento es muy fuerte, tiende a volver y en algún momento te atrapa. Espero que aparezca algún director de Hollywood y que yo sea la cara que él necesita.