Rodrigo Alonso: “Hay que construir al público del mañana”
Reconocido internacionalmente, el curador es la cabeza detrás de la impactante muestra sobre arte geométrico argentino que inauguró en el Macba y que, según dice, busca atraer nuevas generaciones
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Dimensionar el trabajo en el mundo del arte no es tarea sencilla para quienes no pertenecen al ámbito. ¿Cuánto lleva curar una exposición? ¿Cómo cambió nuestra forma de ver obras desde el inicio de la pandemia? ¿Serán iguales los museos a partir de los protocolos? ¿Qué implicancias tiene, hoy en día, apostar a una retrospectiva que abarque los momentos más icónicos del arte geométrico argentino del siglo XX? Rodrigo Alonso, curador y profesor universitario, se toma todo con calma. Mientras recorre la impactante muestra 50 Años de Arte Geométrico que él mismo curó en el Macba y a la que hoy acuden cientos de personas, asegura que lo que quiso hacer, básicamente, fue atraer a las nuevas generaciones a este universo en particular. “Por eso opté por una exposición bien cronológica, didáctica, donde a medida que va pasando el tiempo se vea cómo la geometría va cambiando. La idea es que cuando vos recorrés toda la muestra te lleves cuatro o cinco conceptos: la geometría parece algo muy simple porque son planos, figuras, líneas, pero con esos pocos elementos podés hacer cosas muy diferentes.”
El año pasado la pandemia lo sorprendió justo después de inaugurar la exposición Estética de la Solidaridad del Grupo Escombros y antes de comenzar las clases en la universidad. “Me vino muy bien para actualizar todas esas cosas que a veces no puedo hacer por la vorágine de las exposiciones”, plantea y asegura que a la mayoría de los artistas les pasó algo similar. Lejos de la angustia generalizada por el parate nacional, Alonso cree que ellos capitalizaron el tiempo mejor que nadie: “Fue un momento muy productivo, sobre todo para los que pudieron seguir trabajando en sus obras y no tuvieron que buscarse algún medio alternativo de subsistencia. Hubo muchos que se encerraban en sus talleres y se quedaban todo el día trabajando. Y, de hecho, a veces producían mucho más que en otras épocas”, asegura.
–¿Qué te hizo pensar que este era un buen momento para recuperar la historia del arte geométrico?
–La geometría tiene una relación muy fuerte con la Argentina que comienza en los ’40 con el arte concreto y no paró nunca hasta hoy. Ahora tiene una presencia muy importante, hay muchos artistas jóvenes que se vuelcan a la geometría y siempre le encuentran alguna forma de pensarla desde otro lugar. Hay mucha experimentación con los materiales: plásticos, acrílicos, algunos soportes iridiscentes o lumínicos, neones y, por supuesto, con el video y con lo digital. La geometría se puede abordar desde cualquier lugar y eso es lo que me parece entusiasma tanto a los artistas.
–¿Reconocés en la producción actual cuestiones que hayan sido motivadas por la pandemia?
–Hay de todo. Cuando fui jurado de algunos concursos me pasó que se veían muchas referencias a la cuestión de la pandemia. Vi desde cosas muy obvias, donde directamente aparecía el bichito del Covid, hasta cosas que tienen que ver más con la recuperación de la interioridad, mucha expresión sobre el encierro y el tema de la cotidianidad, las cosas del día a día. También vi bastantes cosas sobre el afecto, sobre los contactos y, por supuesto, sobre la falta de contacto.
–Y las restricciones por los protocolos sanitarios, ¿afectaron tus posibilidades como curador?
–No tanto. Los protocolos no te permiten, por ejemplo, que la gente se lleve un papel. Entonces te sugieren que pongas un QR y que se levante la información de esa forma. Pero yo no sé hasta qué punto la gente entiende el QR entonces preferí poner varios textos de sala, muy breves. Y con respecto a los recorridos forzados, eso a lo mejor es más complicado en las galerías porque el espacio es más reducido y tenés que guiar con las flechas para no generar cruces. Pero en espacios que son más amplios y mientras no esté atestado de gente, tenés cierta libertad.
–En otra época los artistas se formaban solos. ¿Qué cambios creés que produjo la aparición de las carreras universitarias de arte?
–Yo creo que el principal cambio tuvo que ver con la profesionalización del arte. Eso hace 20 años no existía. Se suponía que el artista era un ser bohemio que trabajaba porque le gustaba, y que lo hacía gratis. Y hoy en día me parece que hay mas conciencia de que los artistas, los curadores y todos los que participan de la gestión cultural, necesitan tener sus ingresos. Y también que podés tener obras cada vez más ambiciosas en la medida en que tengas recursos para que esas obras ambiciosas se puedan realizar. Hay más conciencia del papel que ocupan la producción y los presupuestos, porque los espacios de arte son cada vez mas exigentes.
–¿Te parecen productivas las movidas orientadas al público general como La noche de los Museos, por ejemplo?
–Me parece fantástico. Hay que entender que la percepción del arte cambio mucho con los años. Al principio los museos eran lugares que tenían objetos para que los vieran los especialistas. Luego viene una etapa de democratización donde puede entrar cualquier persona. Y después, con la posmodernidad, viene esta idea de que el museo tiene que salir a buscar a su público. Que se tienen que abrir a la comunidad. Eso es algo que llega con los ’90. Hoy en día, yo veo a las instituciones culturales con una idea muy clara de que hay que construir a ese público del mañana y que los museos tienen una misión importante en eso. Si te ponés a ver las webs de los museos, está claro que tienen una fuerte inclinación hacia al afuera. Cinco años atrás vos entrabas a uno de esos sitios y a lo sumo había un texto sobre la muestra actual. Hoy tenés todo online y con la pandemia ni hablar, ha habido una comprensión fuerte sobre cómo se pueden utilizar las tecnologías para incrementar esos vínculos.
–¿Qué sentís cuando la gente se saca selfies frente a las obras?
–Vivimos en un mundo multimedia, ya no se puede pensar que el espectador se va a quedar exclusivamente con una imagen o una propuesta que le hagas. Vos ponés una pintura sobre una pared pero esa pintura va a ser el puntapié inicial para que el espectador se vincule con esa obra y con mil cosas más. Hoy pasa mucho, por ejemplo, que una persona va a un museo, ve una obra, le gusta, se fija en el cartelito, lo googlea y busca otras obras. O le gusta un artista, no lo conoce y googlea para saber quién es. Hoy tenés esa posibilidad en tus manos, tenés al instante un montón de información. Lo mismo pasa con la gente que se hace una selfie en frente de una obra o le saca una foto a la obra misma. Eso genera la posibilidad de guardarla o postearla en redes, compartir lo que le gustó con otra persona. La gente percibe y experimenta las cosas a través de la tecnología. El tipo de percepción mas decimonónica, en la que vos te ponés delante de la pintura y entrás en una especie de estado de trance delante de la obra, ya no existe.
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