Revinculación. ¿Por qué hay chicos que no quieren volver al colegio?
Hace unos 15 días, aproximadamente, la mamá y el papá de Catalina (7) recibieron un mail de la dirección del colegio al que asiste en el que le notificaban, como a todos los padres o cuidadores de los niños, que se encontraban planificando el retorno presencial a actividades recreativas escolares para los grupos del nivel primario de 1ero a 6to grado.
"El retorno de la revinculación a la escuela presencial es de carácter optativo y la decisión está a cargo de cada una de las familias. El grupo total de alumnos que asista se distribuirá en ´grupos burbuja´ determinados por un color compuestas por 10 personas como máximo, incluyendo un docente. Cada grupo burbuja tendrá adjudicados sus espacios de clases, de recreo, de baños y de circuitos de circulación. Las burbujas no deberán cruzarse y respetar sus propios espacios adjudicados. Los espacios estarán debidamente señalizados con los colores correspondientes a cada burbuja", decía el mail.
Este año Cata había empezado Primer Grado y apenas pudo ir al colegio unos pocos días hasta que se decretó el Aislamiento Preventivo y Obligatorio a raíz de la pandemia generada por el coronavirus. Durante la cuarentena, cuenta su mamá, Cata pasó por algunos momentos de tristeza, especialmente al no poder ver a sus abuelos, a sus tíos y a sus primos. A medida que se fue reencontrando con esos seres queridos su estado de ánimo fue mejorando. Sin embargo, al recibir este mail a sus padres se les presentó el interrogante de enviarla o no al colegio ya que una de las recomendaciones del establecimiento era que quienes optaban por la vuelta a la escuela debían interrumpir el contacto con las personas de riesgo.
"Es importante aclarar que los alumnos y las alumnas no están obligados al retorno presencial y que hasta el cierre de este ciclo escolar, el centro pedagógico que contempla el proceso de enseñanza y de aprendizaje se sostiene en nuestra escuela virtual. Los encuentros presenciales serán una combinación que se entrama con el escenario virtual", leyeron en el mail los padres de Cata.
"Lo hablamos con mi marido porque nos preocupó el tema de que Cata dejara de verse durante un tiempo con los abuelos. Además, como su mejor amiga vive con su mamá y con sus abuelos no iba a poder asistir. Lo hablamos con nuestra hija y pese a que en algún momento lo dudó, decidió que tenía ganas de volver. El domingo hicimos una especie de despedida de la familia y el lunes la llevé al colegio. Cuando la fui a buscar estaba muy contenta al haberse reencontrado con sus amigos", dice la mamá de Cata.
Situaciones sensibles
Hay nenes y nenas que no quieren volver al colegio por miedo a contagiarse ellos o contagiar a sus familiares. ¿Es normal que tengan este tipo de sentimientos? "Es esperable que estos sentimientos aparezcan, más allá de que mundialmente la situación es complicada para todos y todas. Hay situaciones que se tornan más sensibles en algunos hogares que en otros y los adultos en algunas situaciones puntuales se han vuelto muy cuidadosos (sobre todo cuando hay una persona de riesgo en la familia). Estos miedos se trasladan fácilmente a los niños y a las niñas. La infancia es un momento de aprendizaje donde los menores absorben por completo los sentimientos del entorno. Por lo tanto, puede darse la situación que algunos niños o niñas estén más propensos a tener miedo si éstas son las reacciones de los adultos que comparten la crianza", responde a LA NACIÓN Agustina Belmonte, licenciada en Psicología y Psicopedagogía.
"Si queremos que sientan entusiasmo y seguridad con la vuelta a clases, debemos modelarlo nosotros mismos. La familia puede favorecer la calma y las expectativas positivas de los chicos respecto a la vuelta a la presencialidad o predisponerlos para una experiencia más temerosa y angustiante. Las conversaciones de los adultos que los chicos escuchan, las opiniones a favor o en contra de esta propuesta, y las emociones que suscita en los padres esta modalidad cuidada de vuelta a la escuela impactará muchísimo en los niños y en sus sensaciones. En las familias donde la apertura de la escuela es una buena noticia, transmitiendo a sus hijos entusiasmo, alegría, confianza en la escuela y les anticipan con detalle cómo será ese regreso (grupos reducidos, protocolos de cuidado sanitario e higiene, aula en el patio, etc.), los chicos estarán mejor predispuestos para vivenciar esta experiencia de manera positiva", dice a LA NACIÓN Mariana de Anquín, licenciada en Psicopedagogía y Especialista en Crianza y Educación Emocional.
"Acompañarlos en este nuevo paso a la ´nueva normalidad´"
Para que los menores y también los adultos puedan tener tranquilidad y evitar caer en situaciones de estrés, es fundamental que cada colegio pueda establecer herramientas de comunicación para generar un ida y vuelta para que tanto chicos como grandes puedan despejar sus dudas, hacer preguntas y, de esa manera, tomar la mejor determinación ya que este período de revinculación no es obligatorio.
"El espectro de sensaciones que acompañan a niños y a niñas en este camino es muy amplio. Pueden ir pasando por todas las emociones que conocemos como alegría por volver a la escuela, temores referidos al problema específico o, quizás, tristeza por tener que adaptarse a un modelo completamente diferente de educación que la que conocen. Lo esperable es que predomine la alegría de compartir momentos con compañeros y docentes, más allá de cualquier otro sentimiento que pueda venir adjunto. En general, las reacciones de los niños y niñas van a depender de cómo hayan transitado estos meses de cuarentena en sus hogares y familias en particular. Hay que tener en cuenta más que nunca que cada casa se transformó en un mundo y las vidas de niños, niñas y adolescentes siguieron avanzando sin un pilar fundamental que son los centros educativos. Desde los hogares se sostuvo la educación como se pudo, y se los acompañó de la mejor manera para que además de no perder muchos contenidos, se mantuvieran emocionalmente estables. Es por esto que tanto familias como escuelas y profesionales tenemos que acompañarlos en este nuevo paso a la ´nueva normalidad´", explica Belmonte, que además es autora de El secreto de las plazas, un libro de cuentos que relata la historia de las plazas del mundo durante la pandemia, y cómo los niños y niñas se quedaron en sus casas haciendo diversas cosas y disfrutando sus infancias casi sin darse cuenta que pasaban tanto tiempo alejados de la plaza.
Anticipación y organización
Paciencia, empatía y sensibilidad son algunas de las palabras claves para entender aquellos sentimientos de angustia, de tristeza y de preocupación que pueden llegar a experimentar algunos niños y niñas que tienen la posibilidad de volver al colegio. Por esta razón es muy importante que los adultos no minimicen este tipo de sensaciones y estén alertas y atentos a lo que sus hijos dicen, pero también a aquello que callan.
"El regreso a la escuela será muy diferente para los chicos. Poder anticiparles con conversaciones en casa o con videos que envíen los docentes a sus grupos de estudiantes donde les muestren la escuela, los preparativos, y los protocolos, son maneras muy concretas de anticiparles a los chicos el escenario con el que se van a encontrar. La anticipación ayuda a disminuir notablemente la ansiedad. Por otro lado, la organización y una fluida comunicación con las familias favorecen la sensación de seguridad y de contención, tan necesarias en este proceso de re vinculación escolar. Esperanza y optimismo, para mostrarles a los chicos que en toda adversidad hay oportunidades de aprender algo nuevo, crecer, evolucionar y agradecer", propone de Anquín, que además es autora de Niños Esponja. Sensibles, bondadosos y muy empáticos.
"Los niños y niñas merecen que les demos el tiempo que necesiten para adaptarse a vivir en burbujas, pero además necesitan que los acompañemos como adultos intentando dejar de lado nuestros miedos y ansiedades para que ellos no se vean atravesados por los mismos. Es muy difícil hablarles a los niños y a las niñas de sus miedos cuando somos los adultos quienes se los transferimos. Me parece que antes de hablarles a ellos intentaría ayudar de alguna manera a bajar la ansiedad de las familias y la exigencia educativa. Es momento de conectarnos con el ser y de a poco dejar que vuelva a importar el saber", finaliza Belmonte.
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