Bilbo Café
Como todo bar o restaurante alejado de los polos gastronómicos, en Bilbo no trabajan "de rebote". Eso significa que para mantenerse en el tiempo deben hacer las cosas bien. Los dos años que llevan en esta esquina tranquila de Villa Crespo confirman que cumplieron con la tarea: la ambientación, el servicio y la propuesta gastronómica no defraudan.
"Abrir fue una apuesta jugada; nos arriesgamos porque estamos en un barrio residencial, pero logramos que hoy la gente venga especialmente hasta acá por nosotros. Nos eligen muchos artistas y gente joven", cuenta Maxi Bartfeld, uno de los socios.
El brunch clásico da para compartir y lleva 2 capuccinos o lattes; avocado toast; bagel con cheddar, bacon y huevo revuelto; yogur artesanal con granola y frutas de estación; jugo de naranja y dos Aperol Spritz ($750). Y, desde hace unos meses, sumaron otra alternativa, "pensada especialmente para maridar con vino", aclara Bartfeld. Se llama El Bautismo y trae 2 capuccinos o lattes; ciabatta con crudo, brie, tomates y verdes; papas bravas o alioli; french toast, porción de chocobilbo (similar a una chocotorta) y dos copas de vino El Bautismo ($880).
Brunch: sábados y domingos, de 12 a 16
Trabajan con café de especialidad, un blend elaborado por Lab en forma exclusiva. Proviene de las faldas del Nevado del Huila, Colombia, y es de cuerpo algo intenso y con buena acidez en boca. Para espressos lo usan en diversas preparaciones, con o sin leche, desde el flat white hasta el mocaccino o el caramel latte (todos, entre $70 y $100), en filtrados, solo en Aeropress ($120).
El café también se encuentra en la torta icónica del lugar, la Chocobilbo ($180). El sabor es bien equilibrado, nada invasivo; el dulce de leche y el chocolate también cantan presente y así se logra un resultado armonioso. Si bien se incluye en el brunch El Bautismo, también se puede pedir por separado.
El local es amplio y no importa dónde se pose la mirada, siempre hay detalles que atraen, desde plantas hasta cartelitos y pinturas en las paredes. El subsuelo es el espacio preferido de los freelancers, ya que fue pensado para que trabajar desde un café sea por elección y no porque no queda otra. Tiene baños cerca, una gran mesa comunitaria, livings, enchufes por todos lados y mucha tranquilidad.
En la planta baja, los límites entre el afuera y el adentro se desdibujan y los grandes ventanales dejan pasar el sol y la calma del barrio. Un lugar para ir, y quedarse.
Luis Beláustegui 802, Villa Crespo. / 2115-2016 / @bilbocafe
Lab Sucré
Lab Sucré es un paraíso para los amantes de lo dulce que ya se aburrieron de lo clásico. Si bien en la carta hay porciones de budín, scones, brownies y otros infaltables de la pastelería, se destaca por su propuesta contemporánea con toques nipones.
El brunch es ideal para llevarse un pantallazo de lo que ofrecen: "Lo pensamos para que se pueda degustar todo lo que nosotros hacemos, pero a un costo menor que si se pide cada cosa por separado", explica la pastelera Paola Chang, quien, con el título ya en mano, se fue a vivir a Francia, donde hizo una especialización en la École Nationale Supérieure de la Pâtisserie.
Lab Sucré es un paraíso para los amantes de lo dulce que ya se aburrieron de lo clásico. Se destaca por su propuesta contemporánea con toques nipones.
El brunch incluye waffles (al estilo belga) con dulce de leche y salsa de chocolate; tostado, con mucho jamón y queso, y pan de leche japonés, que es más suave, aireado y algo dulzón; dos tortitas en formato lingotes, que bautizaron como fraccionadas; jugo de naranja y dos infusiones.
Lo más buscado son las fraccionadas ($165). Casi todas estas minicakes llevan una base de castella: se trata de un bizcocho típico de Japón, que allá cortan en rectángulos perfectos, como manda la exigencia oriental. "Hicimos una reinterpretación: el original lleva huevo entero, harina, azúcar y miel, pero nosotros lo hacemos solo con clara y sin miel, así queda más liviano", explica la pastelera.
La insignia del lugar es la matcha, dado que Chang fue una de las precursoras de Argentina en usar este té en polvo en preparaciones dulces: lleva un castella de matcha, ganache de chocolate de leche y mousse de matcha. Hay otra versión para los que no quieren resignar el chocolate, se llama batcha y combina biscuit de chocolate, castella de matcha, mousse de matcha y dulce de batata. Claro que también hay otras más bomba –que, sin embargo, nunca pierden la sutileza, aquí nada es empalagoso–, como la Kinder (cake de chocolate, ganache de chocolate, dulce de leche, mousse de chocolate blanco y crocante de maní) o la Black (biscuit de chocolate, cake de chocolate, ganache de chocolate, mousse de chocolate).
Brunch: todos los días en cualquier horario
El café es de especialidad, pertenece a la variedad Guanés, oriundo de Colombia, y lo ofrecen tanto en preparaciones frías como calientes.
La delicadeza de la pastelería se traslada también al ambiente del local, un espacio tranquilo, gobernado por la parsimonia oriental de Chang y Adrián, su marido. Ayuda, también, el hecho de que haya pocas mesas, así que para asegurarse una mesa se sugiere evitar los horarios pico.
Av. Avellaneda 1930, Flores / 5368-1814 / @labsucre
Sacro
Cuando inauguró, el año pasado, en el mundillo gastronómico empezó a correrse la voz de que había un lugar vegano capaz de tentar a los más carnívoros. Nunca un restaurante de ese tipo había generado tanto ruido. Al ver la fachada y cruzar la puerta, se empiezan a entender los motivos: la ambientación es impecable. Sacro es de esos lugares que enamoran, desde la vajilla –hecha por ceramistas de todo el país–, hasta el mobiliario y el acertado mix de materiales (madera, cemento, etcétera).
Y al leer la carta y advertir la diversidad de ingredientes y el modo en que resuelven la limitante de no usar productos del reino animal, ya no quedan dudas de que la fama está bien ganada.
Damián Harburguer, uno de los creadores del lugar, sintetiza la propuesta de Sacro como comida del mundo basada en plantas. "No hablamos de vegano porque lo vegano no es un tipo de cocina, solo afirma que no se usan carne ni derivados animales; el abanico es enorme, si uno dice restaurante vegano indio, por ejemplo, tiene más fuerza lo indio que lo vegano".
Los platos no se clasifican por el tamaño, sino que se dividen entre snacks (aquellos que salen rápido), suaves y fuertes, e invitan a un recorrido por el mundo: empanada criolla, tacos mexicanos, dosa india, entre otros.
Brunch: sábados y domingos, de 12 a 16
El brunch –que se sirve los sábados y domingos, entre las 12 y las 16– es un buen resumen de la propuesta en general, ya que suma opciones de cada una de las áreas de cocina y bebidas que conforman el restaurante. La pastelería, por ejemplo, aporta una carrot cake ($240); de la barra salen cócteles y mockatils (desde $260); de la cafetería marcha un mocha con leche de avellanas ($150) y de la cocina, hay variedad de platos: pakoras de kale regadas en harissa ($280), sándwich de zucchini, berenjena grillada, tomates marinados y queso de girasol ($350), etcétera. Todo está sujeto a cambios porque hacen foco en la cocina de mercado.
"La mayoría de nuestros clientes no son veganos", cuenta Harburguer, y presenta dos caballitos de batalla para los carnívoros acérrimos: la empanda de carbón activado rellena de hongos y olivas disecadas ($260), muy parecida en sabor, aunque no en textura, a la de carne; y los ravioles de boniato con soubise de trufa y gírgolas ($510).
La carta de cócteles lleva la firma de Lucas López Dávalos y la de vinos ofrece una amplia y bien seleccionada variedad de etiquetas orgánicas, naturales y biodinámicas.
Costa Rica 6038, Palermo / 3984-0059 / @sacroresto
Bis
El brunch más parisino que se pueda pedir en la Ciudad de Buenos Aires tiene sede en Bis, el bistró del reconocido chef Gonzalo Aramburu. Emplazado en el Pasaje del Correo –una callecita empedrada, sin salida, con locales comerciales, algo así como una galería a cielo abierto–, esta construcción de la década del 20 aún conserva el charme de aquella belle epoque e invita a arrancar el día a un ritmo diferente.
A esto se suma una razón definitiva como destino brunchero: su cocina y la excelente relación precio calidad: $850, por un brunch sustancioso y con el sello de calidad de Gonzalo Aramburu.
Arranca con una copa de vino espumoso y un plato de quesos y frutas de estación. Luego siguen las raciones (dos a elección), algunos ejemplos: cortes de ternera a la leña (impecable el punto y la terneza del bife de chorizo), con papas rotas, alioli al pimentón de Cachi y huevo; tartare de remolachas con mostaza antigua y crema ácida de lima o los infaltables huevos revueltos a la trufa con pan pita a la leña y chutney de tomate.
A la hora del postre, hay dos opciones: budín de pan con dulce de leche y crema o frutas de estación con merengues secos, huacatay, menta y crema inglesa (uno a elección).
De martes a sábados, el brunch comparte carta con el menú del mediodía. Si se prefiere esa alternativa, las salchichas de cerdo con ensalada de hinojos, verdes y castañas de cajú ($310) se llevan todos los aplausos; además, es una entrada generosa, apta para compartir. Los principales se resumen en proteínas: pesca del día, puré de arvejas y menta, chauchas ($510) y ojo de bife a la leña con puerros y cebollas asadas y bernesa trufada ($620).
Brunch: sábados y domingos, de 11 a 16
La carta de vinos tiene presencia de etiquetas importadas a precios competitivos en relación con los nacionales. Algunos ejemplos: el Fumées Blanches Sauvignon Blanc ($770) o el Domaine Du Cleray Sauvignon Blanc ($920), para reforzar el toque parisino del brunch.
La ambientación es acogedora, con mucha madera, paredes blancas y ventanales que dejan pasar la luz del día. En primavera se pueden disfrutar las mesas al aire libre.
Por otra parte, hace unas semanas se concretó la esperada mudanza de Aramburu –el restaurante que consagró a Gonzalo Aramburu– desde su Constitución natal hasta el local que está frente a Bis. Si bien abre solo por la noche, se puede pispear, aunque sea de esa forma, uno de los mejores restaurantes del país.
Vicente López 1661, Pasaje del Correo, Recoleta / 4813-5900 / @bis_bistro
Hasta al 22 de septiembre, se celebra Brunchear, el primer circuito gastronómico dedicado a esta opción. De lunes a domingos, se puede disfrutar de un brunch especial en más de 30 restaurantes seleccionados de la ciudad. www.brunchear.com.ar
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