Remate
Cinco últimas ideas antes del final
1
Creo haberla escuchado por primera vez en la voz de Bessie Smith sonando por la radio y yo con la testarudez de grabarla en casete. Después apareció en un poema de Robert Lowell, el último de Life Studies. Y más tarde, versiones de Fats Domino, Hugh Dr. House Laurie, Madeleine Peyroux, Ray Charles, hasta que anoche, viendo Little Girl Blue, el documental dedicado a Janis Joplin que narra Cat Power, descubrí su heroinómana exégesis y ella diciendo que simplemente copiaba a Odette. ¿La canción? Careless Love.
2
En un mal garito de hamburguesas, tan de moda (simple: muy buen pan, muy buena carne y muy buen queso; lo demás es el 7% de la cuestión), me aburro y escribo: “No espera que llegue la sonrisa del mendigo que habla en francés de Canadá y se ata los cordones con una mano sobre el colchón de flores; no espera que llegue la llegada de lo que no llegará… sobre el colchón de flores opacas un mendigo que habla en francés de Canadá (¿Montreal?) se ata los cordones con una mano rápida, ríspida”. Un Raymond Roussel cualquiera.
3
Hablé ya de una canción magna y honrosa; toca ahora, mero resarcimiento, su antípoda: por obra y gracia de la construcción de un edificio aledaño al mío (Uocra y la cumbia, alianza plausible de tesis sociológica) se me pegotearon las estrofas de un tema horripilante que dice algo así como y tú te pones loquita mamita. En YouTube, el videoclip oficial –peor que la balada– tiene 90 millones de visitas. ¿La banda? Se llama Márama y sus integrantes, uruguayos, deberían escuchar a Eduardo Mateo. Es sólo un consejo.
4
Un suponer: usted es un fanático de la lectura y, se sobreentiende, de los libros. En una fecha cúlmine –cumpleaños o navidades– su tía más munífica le regala, cuestión facilitadora, una novela recién editada que no saldrá de su envoltorio. Plomiza tarde de sábado, usted se decide a cambiarla. Franquea la entrada de la librería y el segurata: “¿Qué lleva en la bolsa?”. El tipo la examina, la sella y, luego de hojear el ejemplar y aprobarlo con gesto adusto, le da un trozo de papel donde escribe un libro. Ah, la cultura.
5
Cerca de casa abrió un lugar de comida taiwanesa. Ante el reservado furor que vive el bao, ese esponjoso bollo que se cuece al vapor, fui en busca de alguna delicia exótica. A la espera del pedido, la dueña me entregó un folleto que habla de una disciplina milenaria que “cultiva y refina cuerpo, mente y espíritu”. En la contratapa de la inquietante pieza leí: “Millones de practicantes de Falun Dafa en China están siendo asesinados por sus órganos”. Se paga U$S 150.000 por un pulmón y 30.000 por una córnea.