Reinvención laboral. Cómo cambiar en medio de la pandemia
A Marcela Lomba siempre le resultó difícil explicarles a los demás a qué se dedicaba. Primero se graduó en Historia. Y después se recibió de licenciada en Administración de Empresas. Trabajó en corporaciones, en el área de energía; hizo consultoría y también se metió de lleno en el área académica, en la UADE, en la Universidad de San Andrés, y finalmente, en el ITBA. Paralelamente, incursionó en la fotografía, en la crítica cinematográfica y hasta tuvo una tienda de libros ilustrados. Su último gran salto se llama Eveil, un laboratorio de reinvención laboral que invita a "play the change" (jugar el cambio) y cuyo objetivo es acompañar a quienes están buscando trabajo o pretenden concretar un cambio en su carrera en el contexto actual para lograr su mejor versión profesional. En tiempos pandémicos, en los que reinventarse asoma más como una necesidad que como una verdadera elección personal, su expertise como "reinventora serial" es especialmente valorado por quienes se quedaron sin trabajo o deben readaptar su carrera a esta nueva normalidad.
"Este año se nos presentaron dos miedos muy primarios: pensamos que nos vamos a quedar sin trabajo o que nos vamos a enfermar –plantea–. El miedo es una emoción que paraliza, sobre todo cuando estás en la etapa en la que dejaste de ser lo que eras pero todavía no sos lo que vas a ser. Ahí aflora el miedo más profundo. Este es un año en el que mucha gente tuvo que cambiar por necesidad más que por elección. Así todo es un buen momento para repensarse", sostiene Lomba, que el miércoles próximo dará comienzo al primero de los 12 encuentros virtuales organizados por Eveil, destinados a la reflexión, diseño y acción sobre el futuro profesional de las personas.
Sin dudas, antes de la pandemia, reinventarse solía tener una connotación positiva porque estaba asociada a un deseo personal, Pero ahora es un término que está teñido de cierta obligación, de algo que no es del todo elegido. Y entonces surge la primera dificultad: "He oído que muchos han expresado sentirse mal con la palabra. Pasó de ser algo que estaba en tus manos ciento por ciento, a algo que no depende exclusivamente de vos porque estamos en medio de una pandemia -sostiene-. Pero reinventarse no puede ser una exigencia, sino producto de un deseo, de las ganas de ser una persona nueva. En ese caso es más sencillo hacerlo acompañado que solo."
Tanto Lomba como César Jorge, su socio en Eveil, hicieron procesos de outplacement, una práctica muy popular en los 90 y 2000 que buscaba reubicar a las personas despedidas de las compañías (sobre todo producto de las fusiones y adquisiciones) en el mercado laboral. "Pero ahí el cliente es la empresa que despide al empleado y como beneficio le paga un programa de reinserción laboral. No había un proyecto para personas que querían salirse del mundo corporativo, o volver a entrar en él. Nuestro programa está pensado para ellas", sostiene Lomba, y enseguida se diferencia del coaching, que también hace procesos de transformación de carrera.
"El coaching es más abierto e individual. Nosotros, en cambio, aplicamos una metodología establecida y proponemos algo grupal. Todos estamos en un momento donde buscamos cambios. Las ideas van y vienen, unos y otros se nutren de lo que le pasa al de al lado. Básicamente exploramos la historia laboral de cada uno. Miramos juntos los highs and lows de cada carrera, que es la suma de los trabajo a lo largo de una vida, y la repensamos. La primera gran crisis suele aparecer alrededor de los 30. Nos preguntamos: ‘¿Habré elegido bien mi carrera? ¿Estoy haciendo lo que me gusta?’. Hay mucha gente desencantada de su trabajo. Pero a veces el proceso sirve para ratificar el camino que estamos transitando. No todos terminan dando un volantazo".
Crisis aspiracional
La generación X (los que hoy tienen más de 40) creció y se formó con la idea de hacer carrera en una multinacional. "Era el aspiracional de época. Estudiabas y buscabas entrar en una gran compañía y pasar 20, 30 años ahí hasta el retiro. Pero las cosas cambiaron, básicamente por el desarrollo tecnológico, y hoy es impensado pensar así. Los millennials y ni hablar de los centennials se cruzan con alguien que les dice que está desde hace 25 años en la misma empresa y piensan ‘pobre’. Se calcula que hoy hay unas 4 o 5 reinvenciones laborales a lo largo de una vida. Y además surgen las actividades paralelas: soy experto en gaming pero también me gusta la cocina y hago algo por ese lado. Son ocupaciones que conviven sin conflicto y que enriquecen una a la otra".
Sergio Rechioni es ingeniero químico y forjó su carrera durante décadas en grandes empresas. Hace exactamente un año se fue de la compañía en la que trabajaba y empezó a plantearse seriamente empezar un proyecto que tenía dando vueltas hacía un tiempo: crear una empresa de servicios de ingeniería y mantenimiento. Pero también tenía la expectativa de reinsertarse en una corporación. Finalmente, después de hacer el proceso con Eveil, decidió encarar su proyecto personal.
"Puedo decir que fue una experiencia sumamente positiva. Entré con grandes dudas acerca de cómo seguir adelante en mi carrera profesional y salí con una visión mucho más clara y con un conjunto de herramientas que me ayudaron mucho en la etapa de transición –sostiene–. Sobre todo destaco que me ha llevado a reflexionar casi naturalmente acerca de mi propósito, mis objetivos y mis múltiples intereses. Es algo que está bueno explorar".
Florencia Nicolet, en cambio, asegura que a lo largo de su vida profesional ya se reinventó varias veces: salió y entró de la relación de dependencia, trabajó en consultoras, en grandes empresas y dejó la corporación para emprender su propio proyecto en un rubro que nada tenía que ver con su profesión de licenciada en Sistemas: un restaurante en Palermo especialmente pensado para familias con hijos pequeños. Después de dos años de pelearla, tuvo que cerrarlo. Emprendió otra vez, en el rubro tecnología. Y después volvió a trabajar en una empresa, y luego en otra.
Últimamente, sin embargo, empezó a sentir que su trabajo no estaba alineado con su propósito. Pero gracias al proceso entendió que tener varios selves o identidades laborales en paralelo no estaba mal e incluso que podía ser un plus. Finalmente decidió quedarse y apostar al crecimiento en la empresa, mientras seguía cultivando algunos de sus variados intereses afuera. "Participar del programa fue una experiencia motivadora, aliviadora y desmitificadora. Me llevé herramientas concretas para salir a testear, a probar. Podés compartir con pares las necesidades, los miedos y los aprendizajes. Es fundamental en este tipo de procesos sentirse respetado y contenido pero sin condescendencias", plantea.
Por último, Lomba resume el core del laboratorio: "Los ayuda fundamentalmente a pensarse, a armar su propia historia, a darle sentido a lo que hacen. Acá los corremos de ese momento difícil que muchos te preguntan: ¿en serio vas a dejar el trabajo? A veces los más cercanos son los más reacios al cambio. Pero cuando ponés en palabras tu proyecto, lo contás y lo contás bien, las dudas propias y ajenas se disipan –asegura–. Yo ya era grande y estuve un año dando vueltas para decirle a mi mamá que iba a abandonar la carrera corporativa. En todas las reinvenciones siempre tuve dificultades para comunicarlo. Acá ayudamos a dar ese paso".