En varias ocasiones, Leonardo da Vinci prestó atención a los caballos, a su anatomía, posturas y movimientos; los dibujó y los recreó en modelos de cera y arcilla para darles posterior vida a través de la pintura y la escultura. La estatuilla Guerrero a caballo, que data del 1500-1550 y atribuida a estos diseños, es una pieza fundida en bronce que se presenta como atractivo fundamental de una de las grandes exposiciones del año: Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo, que exhibe estos días el Museo Nacional de Bellas Artes.
Los curadores de la muestra e investigadores del museo, Ángel Navarro y Florencia Galesio, explican que Da Vinci elaboró textos precisos con indicaciones para trasladar estos esquemas ecuestres a monumentos y pinturas murales, aunque nunca llegó a verlos terminados. En Adoración de los Magos, realizó estudios de caballos encabritados que pasó a la tabla, pero la obra quedó incompleta. Sus dos grandes proyectos de monumentos protagonizados por este animal (Sforza y Trivulzio) también quedaron a medio hacer y lo mismo sucedió con las pinturas murales del Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio, en Florencia. En estas obras, Da Vinci dio forma a caballos en corveta con las patas delanteras levantadas, algunos con jinetes, como el de la escultura que expone el museo, fundida en bronce poco después de su muerte.
Al estudio de la anatomía ecuestre desarrollado por Da Vinci se suman en esta exposición los intereses que otros grandes maestros de la pintura universal llevaron a sus obras: la diferencia de edad en las parejas amorosas pintadas por Cranach el Viejo, los santos de carne y hueso trazados por Murillo, las escenas de guerra de Goya o la iconografía religiosa de El Greco. Rafael, Tiziano, Van Dyck y Rubens completan parte de la lista de genios universales presentes en la muestra.
Un corpus de 58 obras (50 óleos, una escultura y siete dibujos) conforman este legado de incalculable valor que llegó al país procedente de la colección del Museo de Bellas Artes de Budapest y de la Galería Nacional de Hungría. Son obras del arte europeo de los siglos XV al XIX, desde el Renacimiento y el Barroco hasta el Romanticismo, y responden a los movimientos artísticos que dieron forma a la cultura moderna occidental, entre estos el Renacimiento en el norte de Europa, la Italia de los siglos XVI-XVII, Holanda en el XVII, el Barroco español y el siglo XIX con los maestros húngaros.
El conjunto se exhibe por primera vez en Argentina e incluye obras de artistas cuyo trabajo nunca se expuso en el país, como los holandeses Pieter Claesz y Roelof Koets o el italiano Giovanni Battista Moroni. De Da Vinci, solo se habían exhibido en Argentina dos dibujos, y de Rafael dos obras en el Museo de Arte Decorativo. De este último autor, se presenta ahora Estudio para decoración efímera (1508-1509), creación de pluma y tinta parda sobre papel.
El Renacimiento italiano está representado con la obra de Da Vinci y con óleos de Lorenzo Lotto, Giorgio Vasari y Tiziano Vecellio, con su cuadro La Virgen con el Niño y San Pablo (1540). "Tiziano fue el retratista máximo de su generación. Pintó al emperador Carlos V y a Felipe II, y por esos años realizó este cuadro en el que San Pablo está de espaldas, vestido con traje militar romano, y lo hizo a pedido del cliente, cuyo rostro está representado en el del santo. Esta imagen fue muy popular en su época y hay múltiples variantes y copias en el mundo", señalan los investigadores.
Del Renacimiento del norte de Europa y de Alemania, la exposición incluye varios lienzos del pintor y grabador alemán Lucas Cranach, dos de ellos representaciones de parejas con diferencia de edad, tema usual en la pintura y la literatura satírica europea de los siglos XV y XVI. "Del taller de Cranach salieron más de 40 variantes de este tipo de representaciones, que gozaban de gran popularidad y que solían tener un contenido moral y crítico", explican los curadores.
Del Barroco flamenco, se exhiben pinturas de Anton van Dyck, Pieter Claesz y Pedro Pablo Rubens; del italiano, obras de Giovanni Battista Tiepolo y Annibale Carracci; y, del español, cuadros de Bartolomé Esteban Murillo, Francisco de Zurbarán y El Greco.
Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo. En el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. Del Libertador 1473. Hasta el 29 de julio.
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