Recoleta: el increíble antes y después de uno de los barrios más elegantes de Buenos Aires
Alvear, Las Heras y Callao son avenidas emblemáticas que vieron cómo a su alrededor cambiaba la Ciudad de Buenos Aires; un recorrido comparativo, con fotos de ayer y hoy
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Recoleta es sin dudas uno de los barrios más elegantes de la ciudad de Buenos Aires. Y, también, uno de los más antiguos. Allá lejos y hace tiempo, en el siglo XVI, uno de los primeros propietarios de un lote en esta área fue el mismísimo Juan de Garay, el segundo fundador de la ciudad. Y el nombre de este vecindario se debe a que allí se instaló un convento de monjes recoletos cuya basílica, dedicada a la Virgen del Pilar, se inauguró en octubre de 1732.
Por muchos años, el barrio fue un suburbio de la gran aldea, un arrabal de chacras atravesadas por un camino desigual conocido como “Calle larga”, donde hoy corre la Avenida Quintana. Y el río llegaba hasta la actual avenida Libertador. Su fisonomía comenzó a cambiar cuando, a causa de la epidemia de fiebre amarilla de 1871, buena parte de la población del sur de la ciudad se mudó hacia el norte. En general, las familias más pudientes, como se decía entonces.
A partir de esos tiempos, y con la llegada de la inmigración europea, en la zona fueron multiplicándose las casonas lujosas y los palacetes y residencias en su mayoría de estilo francés, algunos de los cuales sobreviven hasta el día de hoy. Se modernizaron también sus avenidas más emblemáticas: Alvear -antes llamada calle Bella Vista-, Las Heras -calle del Chavango- y Callao -camino de Las Tunas-.
Hoy, a pesar de los cambios, la Recoleta conserva aquel paisaje urbano sofisticado que era su toque distintivo ya a mediados del siglo pasado, cuando la ciudad había vivido una etapa de gran modernización. Dentro de sus límites alternan residencias con aire parisino, edificios más modernos, monumentos históricos, centros culturales y cafés tradicionales. Además, el barrio cuenta con el Museo Nacional de Bellas Artes, el cementerio, la Facultad de Derecho, la Biblioteca Nacional y prolijos espacios verdes, como la Plaza Francia o el Parque Thays.
Pasado y presente
Luego de hacer la presentación de este barrio porteño (que casi no la necesita), es momento de hacer una inmersión comparativa entre su pasado y su presente. Para ello, qué mejor que recurrir a la cuenta de Instagram Fotos antiguas BA. Su creador, José Díaz Diez, es especialista en contrastar imágenes de antaño de la ciudad con otras tomadas en la actualidad, casi desde el mismo ángulo o punto de enfoque.
Díaz Diez es profesor de tango y un amante de la historia de la ciudad. Comenzó a publicar imágenes antiguas de la metrópoli porteña en 2018, en una cuenta que no paró de crecer desde entonces y hoy cuenta con unos 234.000 seguidores, fascinados por el ejercicio de analizar el antes y el después de diferentes lugares de Buenos Aires.
En Recoleta, al igual que con otros barrios de la ciudad, la cuenta con imágenes antiguas de Buenos Aires realizó varias tomas comparativas. Allí, cada quién puede juzgar si los cambios que exhiben las postales entre el tiempo pretérito y los días actuales han sido para mejor o para peor. O también se puede disfrutar de las imágenes, sin necesidad de entrar en ese tipo de juicios de valor.
Avenida Callao, desde avenida Alvear
La avenida Callao se construyó durante la presidencia de Bernardino Rivadavia (1826-1827) como una arteria de circunvalación del norte y oeste de la ciudad, función que hoy cumple la General Paz. En aquel entonces se la llamó Camino de las Tunas, ya que la zona estaba repleta de esas plantas cactáceas, características de las afueras de la naciente urbe.
La primera foto, tomada por el fotógrafo Emilio Halitzky en 1885, muestra lo que era el Boulevard Callao “desde arriba de la barranca, a la altura de la Avenida Alvear”, tal como lo describe Díaz Diez en su cuenta. La calle empedrada finalizaba en el Paseo de Julio (actual Avenida del Libertador) y, un poco más hacia el horizonte, se divisaba el río de la Plata.
De acuerdo con el posteo de Fotos Antiguas BA, el lugar donde terminaba Callao “se iría rellenando para ganarle tierras al río e instalar los ramales de los ferrocarriles Buenos Aires a Rosario y Central Argentino y, finalmente, en la década del ‘20, para construir el Puerto Nuevo”.
En la foto actual, tomada más de 130 años después, lo único que queda es la traza de Callao, pero ahora no tiene piedras, sino pavimento. Altos edificios con muchos balcones, autos estacionados y veredas estrechas completan el paisaje. Y en el horizonte no hay ni noticias del río de la Plata.
La quinta Unzué / Biblioteca Nacional
En una barranca natural, ubicada a unos 100 metros de la Avenida Libertador, entre las calles Austria y Agüero, se erige hoy imponente la Biblioteca Nacional. Pero el parque sobre el que se emplaza este particular edificio diseñado por Clorindo Testa fue, durante muchos años, la llamada quinta Unzué.
Allí, a mediados de 1880, había construido su residencia la familia de Mariano Unzué, un acaudalado hacendado que aprovechó la vista de la barranca al río para levantar su palacete que conjugaba, como marca de la época de aquella Buenos Aires, “el neorrenacimiento italiano con el eclecticismo victoriano y la opulencia heredada del Segundo Imperio francés”, según indica un artículo de LA NACION.
En 1937, la quinta se expropió y se utilizó el Palacio Unzué como residencia presidencial. En esa mansión vivieron Juan Domingo Perón y su esposa Eva, que falleció, a los 33 años, en una habitación del primer piso.
La mansión fue demolida en 1956, por orden del entonces presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu. En 1960, durante el gobierno de Arturo Frondizi, se destinó ese espacio para la construcción de un nuevo edificio para la Biblioteca Nacional, una obra que se inauguraría más de 30 años después, en abril de 1992.
La primera foto, en la que se ve la elegante figura de la mansión Unzué, pertenece al archivo del arquitecto Gustavo Raik, y data de la década del ‘30 del siglo pasado. La segunda, en tanto, tomada por José Díaz Diez, es de octubre de 2021. Allí es posible ver, en el lado izquierdo de la imagen, el monumento a Eva Perón, obra del escultor argentino Ricardo Gianetti, inaugurado en diciembre de 1999, como una manera de recordar y homenajear a la mujer que murió a metros de allí, el 26 de julio de 1952, a las 20.25.
Callao y Pacheco de Melo
Otra postal de la avenida Callao de antaño, cuando era un boulevard y los carros corrían en doble mano. Esta vez, las tomas del antes y del después se realizaron con diferencia de más de un siglo, en la esquina de Pacheco de Melo, en dirección hacia la avenida Las Heras.
Además de las diferencias entre las casas bajas de entonces y los edificios de ahora, en la primera fotografía Díaz Diez destaca que, a la izquierda de la imagen, se encuentra la casa del ingeniero y arquitecto Juan Antonio Buschiazzo (1845-1917), “el más importante de Buenos Aires”. El hombre, de origen italiano, fue ministro de obras públicas porteño. “Entre sus obras más importantes se destaca el diseño de barrios como Saavedra, Alvear (luego Palermo viejo, hoy Hollywood) o Villa Devoto. También, la apertura de la Avenida de Mayo, los cementerios de la Recoleta y Chacarita, y una gran cantidad de grandes residencias e importantes iglesias de la ciudad”, escribe Díaz Diez en Fotos Antiguas BA.
Planificó, además, la apertura de la avenida 9 de Julio, “aunque no pudo llevarla a cabo”. La primera imagen es circa 1905 y corresponde a Samuel Rimathé. La segunda es actual, de José Díaz Diez
“La Isla”
Dentro del barrio de Recoleta existe un exquisito espacio conocido como “la Isla”. Delimitada por la Avenida del Libertador, Agote, la Avenida Las Heras y Agüero, esta delicada joya porteña es una de las áreas más cotizadas de la ciudad. Ocupa un área de ocho manzanas, ubicadas todas ellas en un terreno alto, lo que le da a la zona un aire de silencioso aislamiento que sería el que da origen a su nombre.
Destacan en el lugar, además, las escalinatas francesas que llevan a la plaza Mitre y la verde barranca de esa plaza, donde se eleva el monumento a Bartolomé Mitre. Los terrenos de la isla pertenecían desde mediados del siglo XIX al empresario estadounidense Samuel Brown Hale, para luego pasar a manos de la firma británica Baring Brothers.
En 1906, la intendencia de la ciudad compró a los ingleses gran parte de este lote y el arquitecto francés Joseph-Antoine Boubard, director de Parques y Paseos de París, realizó allí diversos proyectos urbanísticos. Entre ellos, la construcción de petit hoteles y una serie de escalinatas que, en su mayoría, se conservan al día de hoy.
Carlos Torcuato de Alvear, intendente de Buenos Aires en 1906-1907, contrató a Boubard para rediseñar esa zona de la ciudad para los festejos del centenario de la Revolución de Mayo. Uno de los símbolos de que Buenos Aires estaba dejando atrás su pasado colonial.
“A partir de la década del ‘30, todas esas residencias fueron demolidas para dar paso a edificios de 10 o 20 pisos. Solo sobrevivió la Residencia Madero-Unzué, actual sede de la embajada del Reino Unido”, explica la cuenta de Instagram de Díaz Diez.
En las dos primeras imágenes es posible ver, en lo alto de la barranca, la figura del General Mitre. Detrás, la citada exresidencia Madero-Unzué, hoy embajada británica. La casa fue diseñada, de acuerdo con Díaz Diez, en estilo eduardiano y terminada en 1917 para la familia Unzué y se convirtió en sede diplomática del Reino Unido en Buenos Aires en 1947.
La foto en blanco y negro, en este caso, data de 1930. La otra, en tanto, es actual. Allí es posible ver un edificio muy alto al fondo que antes no existía y lo que, según Díaz Diez, autor de la imagen, es lo más lindo de todo: “El lapacho florecido”.
Las imágenes de las escaleras, en tanto, muestran diferencias entre el antes y después, aunque también exhiben la capacidad de ese paisaje de la Recoleta de mantener viva su elegancia a través del paso de los años.
En la imágenes se ve la escalera de Guido y Agüero, justo frente a la Biblioteca Nacional. En la foto antigua se ve la residencia del artista plástico Luis Gowland. Una vivienda reemplazada por los edificios que se perciben en la foto de la actualidad.
En el otro registro del antes y del después se ve la otra escalera, la que se ubica en Guido y Agote. La primera imagen es de 1938. Y la segunda, del 2020. Por lo que se puede ver, las escaleras y las barandas de ese sofisticado sector de la ciudad están prácticamente idénticas.
Avenida Alvear
Alvear es una de las arterias más emblemáticas del barrio de la Recoleta. En la postal que recoge la cuenta Fotos Antiguas de BA puede verse el antes y el después de un tramo de esta distinguida avenida, tomada desde Callao hacia Ayacucho.
Llamada antiguamente Bella Vista, el intendente Torcuato de Alvear la rebautizó y le puso el nombre de su padre, Carlos María de Alvear, militar y diplomático, en 1885. “La Avenida originalmente llegaba hasta el Arroyo Maldonado (hoy Avenida Bullrich), siendo la actual Avenida del Libertador, creada en 1950. Desde entonces, Alvear termina en la Plaza Alvear, frente al Palais de Glace”, cuenta Díaz Diez en su posteo.
“Sin dudas es una de las más lindas de la ciudad, aunque hace un siglo se veía muy diferente -escribe Díaz Diez-. Estaba rodeada por mansiones de las que hoy solo sobrevive un puñado de ellas, entre las que se destacan las residencias Hume (hoy Maguire), Fernández Anchorena (hoy Embajada del Vaticano), y Ortiz Basualdo (hoy Embajada de Francia)”.
En relación con las imágenes que contrastan el mismo paisaje, uno de la década del ‘10 del siglo pasado y la otra de la actualidad, el autor de la cuenta de Instagram señala que en ambas solamente coincide, al fondo de la imagen, el monumento en homenaje al Intendente Torcuato de Alvear, ubicado “sobre la plaza dedicada a él, y mal llamada Plaza Francia”.
Edificio inconcluso de Las Heras y Azcuénaga
El proyecto de este magnífico edificio neogótico claramente inconcluso ubicado en la Avenida Las Heras y Azcuénaga apuntaba a ser la sede de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Pero como suele ocurrir en el país en el que se encuentra la Recoleta, los planes sufrieron algunos cambios inesperados.
El edificio fue encargado en la primera mitad de la década del XX al arquitecto e ingeniero Arturo Prins, que se entusiasmó con la idea de hacer el primer edificio neogótico de la ciudad. La leyenda dice que Prins tuvo un error de cálculo al edificar parte de su monumental obra que le impedía seguir construyendo, y, de lo agobiado que quedó por ese error, terminó suicidándose.
Pero la verdad es que para 1926 se acabaron los fondos para continuar con la construcción y el arquitecto murió, de causas naturales, 13 años después. Hoy, pasados tantos años, el edificio funciona como una de las sedes de la Facultad de Ingeniería de la UBA.
Su aspecto inacabado y con aires eclesiásticos parece no haber cambiado demasiado con el correr de los años. Tras muchos años sin recibir tareas de mantenimiento serias, en 2013 el edificio fue cuidadosamente restaurado, y teniendo en cuenta el detalle respetuoso de no cambiar en nada su fisonomía.
La foto antigua corresponde al año 1925. La actual es de este año.
Como yapa de esta sección de antes y después se incorpora aquí una representación gráfica de lo que hubiera sido este edificio completo en toda su magnificencia, con dos torres laterales y una central, que alcanzaría los 120 metros de altura. La composición que exhibe cómo sería la conclusión de la obra inconclusa fue realizada por el arquitecto Diego de los Santos.
Museo Nacional de Bellas Artes
En la Avenida del Libertador al 1400, donde hoy se erige el imponente edificio del Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los más importantes de América Latina, funcionaba, años atrás la llamada Casa de Bombas de Recoleta. En el posteo de Fotos Antiguas BA, Díaz Diez explica que en ese lugar “se extraía el agua del Río de la Plata para ser filtrada y luego enviada al Palacio de Aguas Corrientes y desde allí abastecer a la ciudad”.
Donde está hoy la Facultad de Derecho estaban “los piletones enormes donde se filtraba el agua”, se lee en la publicación.
La Casa de las Bombas fue remodelada por el arquitecto Alejandro Bustillo en 1932 para albergar las obras del MNBA. Ya entonces, como hoy, el edificio, que ocupa una superficie de 10.000 metros cuadrados tenía su característico color de fachada, definido como carrot cake (torta de zanahoria).
En rigor, el Museo de Bellas Artes fue creado en 1895, pero, según lo que cuenta Díaz Diez, estuvo primero en las Galerías Bon Marché (hoy Galerías Pacífico); desde 1909 en el Pabellón Argentino (que fue demolido), hasta llegar al edificio donde se encuentra actualmente.
La foto de la Casa de las Bombas es de alrededor de 1900. La segunda, en la que el mismo edificio muestra una fachada mucho más planchada, sin las torres o chimeneas de antaño, es actual. Los lapachos rosados le otorgan a la segunda imagen un plus estético y natural del que la primera imagen carece.
Centro Cultural Recoleta
Donde hoy se encuentra el edificio del Centro Cultural Recoleta hubo en el siglo XVIII un convento, el de los frailes recoletos, que fueron quienes construyeron también la Iglesia del Pilar, inaugurada en 1732.
En 1822 la orden religiosa se disolvió y, donde se encontraba la huerta, la municipalidad decidió construir el primer cementerio dependiente del municipio. El edificio, en tanto, fue escuela de agricultura, jardín botánico, prisión y cuartel. En la página oficial del Centro Cultural Recoleta se señala que “en 1834, después de la rebelión de Juan Lavalle, el lugar fue el primer Hospital de Clínicas y un asilo para enfermos mentales”.
En 1858, el gobernador Valentín Alsina inauguró allí el Asilo de Mendigos (también llamado “Asilo de los Inválidos”) y luego pasó a ser un asilo de ancianos, en 1944. “En 1880, el intendente Torcuato de Alvear encomienda al arquitecto Juan Buschiazzo la construcción del edificio como lo vemos en la primera foto y de una capilla neogótica, actual Auditorio El Aleph”, cuenta Díaz Diez en su posteo de este antes y después.
“En 1980, ya cerrado el asilo, se decidió abrir el Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires, llamado desde 1990 Centro Cultural Recoleta”, agrega el profesor de tango en su publicación. El lugar, según su página oficial, es desde entonces “epicentro del arte joven, ecléctico y de vanguardia”.
La primera imagen corresponde al año 1890. La segunda, de 2020, exhibe una fachada intervenida en 2019 por el artista plástico Edgardo Giménez, responsable de la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires de ese año, un evento que se realiza tradicionalmente en el Centro Cultural Recoleta. Re Mona es el nombre que lleva la intervención del frente del que fuera en otros tiempos un asilo de ancianos.
Iglesia de Nuestra Señora del Pilar
La iglesia dedicada a la Virgen del Pilar se inauguró el 12 de octubre de 1732. Fue proyectada por los arquitectos jesuitas Andrés Bianchi y Juan Bautista Prímoli y la obra fue patrocinada por Juan de Narbona, un comerciante millonario de la época proveniente de Zarazoga, en la región de Aragón, España. Él eligió que el templo sea en honor a la Virgen del Pilar, figura venerada en su tierra natal.
La iglesia es la segunda más antigua de la ciudad -luego de la de San Ignacio- y formaba parte de la congregación de los padres recoletos, que le dan el nombre al barrio. En sus primeras décadas, su silueta, erigida en una parte elevada de la barranca, se podía ver de lejos. Con el paso del tiempo, las nivelaciones del terreno, los árboles y los edificios fueron bloqueando su vista. En 1936, la iglesia fue elevada a Basílica por el Papa Pío XI y en 1942 fue declarada Patrimonio Histórico Nacional.
En ambas imágenes brindadas por la cuenta Fotos Antiguas BA, que tienen una diferencia de más de un siglo -la primera postal es de 1892, la segunda, de este año- puede percibirse que la fachada de la basílica está prácticamente idéntica.
El colectivo en Santa Fe y Pueyrredón
La esquina de Santa Fe y Pueyrredón, en un día lluvioso, muestra la evolución, tras 60 años, de uno de los medios de transporte estrella de la ciudad y orgulloso invento argentino: el colectivo.
En este caso, Díaz Diez quiso hacer su personal homenaje al 12, el bondi que hace el recorrido entre Palermo y Barracas y que recuerda de volver “de mis noches de milonga”.
La primera foto es de 1960 y se ve un modelo Mercedes Benz Convencional 911 y detrás un Chevrolet 47 ‘Sapo’. La segunda, de 2020, muestra un modelo más moderno, un Mercedes 1718. Las imágenes demuestran, además de la evolución del transporte, que el tránsito sobre Santa Fe siempre ha sido bastante activo.
Hasta aquí llegó este recorrido por el antes y después de la Recoleta. Como en toda selección de imágenes, seguramente quedaron afuera muchas postales de este querido barrio porteño, pero, de todas formas, confiamos en que el paseo haya valido la pena.
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