El Gran Maestre Pablo Lázaro, actual líder de la institución, recibe a LA NACION en la principal sede del país y cuenta cuál es el paso a paso para formar parte de una logia
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La masonería argentina se fundó el 11 de diciembre de 1857. Desde esa fecha hasta hoy, ha logrado captar la atención y la curiosidad de muchas personas. Siempre hubo razones para querer saber más sobre ellos y sobre cómo se desarrollan sus reuniones y sus herméticos ritos de iniciación, pero había obstáculos: mucha de esta información ha sido, históricamente, exclusiva para miembros. Aunque algunas cosas han cambiado. Ese secretismo se ha equilibrado en el último tiempo. Algunas de sus actividades han sido exteriorizadas. Más aún, los masones hoy apuestan por una apertura enérgica con políticas orientadas a incorporar la mayor cantidad de afiliados posible. Ahora bien, primero, a refrescar algunos conceptos: ¿Qué son los masones? ¿Qué es lo que hacen? ¿Existen muchos requisitos para formar parte de su institución?
Hay una manera somera -pero simple- de responder esas preguntas:
- Son una confraternidad internacional masculina (aunque, ahora, algunas logias admiten mujeres) que está abierta a todo tipo de razas y religiones.
- Sus miembros se reúnen un par de veces a la semana a debatir sobre diversos temas, como filosofía, sociedad, política y ciencia (esto se denomina “trabajar”).
- Existen tres requisitos para ser un masón: creer en la existencia de un “gran arquitecto del universo”, tener 18 años o más (varía según el país) y no poseer antecedentes penales.
Su espacio siempre le abrió las puertas a las personas indagadoras, cultas y proactivas. Pero hay una opinión colectiva que los iguala con lo tenebroso, incluso con las sectas. Por eso, muchos creen que el ingreso es casi imposible. En realidad, no lo es. Al menos en la Argentina, su equipo de comunicación recibe unos mil mensajes de solicitud al mes. Y responde a todos. “Mucha gente nos escribe solamente para ver qué pasa. Quizás se asustan cuando contestamos; pero contestamos”, dice para LA NACION un miembro masón.
En nuestro país, la actual gestión experimenta con todos los elementos necesarios del Siglo XXI, como la tecnología, la presencia en redes sociales y el ofrecimiento de un rol protagónico para los más jóvenes. De hecho, puertas adentro no esperaban que, como consecuencia del ingreso de las nuevas franjas etarias, la edad promedio de esta sociedad en la Argentina se haya reducido casi a la mitad.
Datos demográficos que asombran
En nuestro país hay unas 400 logias, y la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, que está ubicada a metros del Teatro Colón, es la federación de todas las que están a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. Su máximo referente, Pablo Lázaro, la baja a tierra con una analogía futbolera: “Cada logia tiene sus autoridades. Si cada una de ellas fuera un club de fútbol, esto (la Gran Logia) es la A.F.A”.
Lázaro, que es ingeniero en sistemas especializado en ciberdelitos, fue elegido como Gran Maestre en 2020. El cargo, un sueño para muchos afiliados, tiene una duración de 3 años y ha sido presidido por hombres importantes como Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento. La lista de masones ilustres en la Argentina y en el mundo es sorprendente: Franklin D. Roosevelt, Neil Armstrong, Leandro Alem, José de San Martín...
Cada logia es diferente. En algunas, sus miembros tienen un perfil orientado hacia las ciencias políticas; en otras, hacia la tecnología; las hay con personas especializadas en temas eclécticos e, incluso, algunas pueden tener masones que se dediquen exclusivamente a debatir sobre música clásica o asuntos filantrópicos. El abanico de temas que se cubren en las reuniones (a las que ellos llaman “tenidas”) es interminable y, por sobre todas las cosas, variado. Es por eso que, cuando uno es aceptado, recibe la recomendación de ir a esta o aquella logia: a la que se adecúe a cada perfil.
La edad mínima para ingresar es de 18 años. Pero no siempre fue así. Lázaro explica que, en 2008, se inició un proceso de reforma y de muchos cambios. Uno de ellos fue igualar la edad mínima de ingreso con la edad mínima que establece la ley argentina para la emancipación. El efecto fue inesperado: “Hubo una sustantiva baja del promedio de edad. En 2008, la media era de 50 años. Hoy tenemos chicos de 22, 23 años ocupando cargos de presidentes de logias. Es decir que están ingresando desde los 18, 19 años”.
Que el mismo Lázaro tenga menos de 50 años y ya sea la máxima autoridad es todo un reflejo de lo que él cuenta. Pero este no fue el único efecto de las nuevas políticas: es interesante ver qué sucedió en el ítem de los recién llegados. Históricamente muchos de los que se asociaban lo hacían por recomendación de un masón conocido. “Hay jóvenes que se acercan sabiendo de sus padres o abuelos. Pero no son la mayoría. Recientemente hubo un gran acercamiento a partir de la política de redes sociales y del cambio de edad. Se suman personas de diversas clases sociales y de distintas carreras universitarias”.
"Damos cátedras una vez por mes sobre temas diversos, como la ley del aborto, la ley de la eutanasia y otros temas de actualidad. Muchos se atraen por el método del debate masónico y quieren saber más"
¿Qué se debe hacer para ser masón?
-Gran Maestre, en la página web de la Gran Logia uno puede enviar una solicitud. ¿Cómo funciona el proceso y qué instancias se deben cumplir para ingresar?
-Uno primero asiste a tres entrevistas. Ese proceso se llama “aplomo”. Tenés un primer encuentro, una charla de café con un primer entrevistador. En total son tres, donde estas tres personas no saben que los otros dos te van a entrevistar. El objetivo de esto es que cada uno haga un informe independiente. Cada uno emite su reporte y ahí es donde se procede a votar: se hace un escrutinio en base a la opinión de los entrevistadores y se te recomienda a tal logia. Pasado el tiempo, se comunica tu fecha de iniciación.
-¿Cuántas solicitudes reciben al mes a nivel nacional?
-Entre 1000 y 1500 aplicaciones. Luego, admitimos unas 150, 200 al mes. Muchos quizás escriben por interés nomás. Otros nos contactan para ver si les prestamos atención, y sí, les prestamos atención.
-¿Hay que ser religioso para poder ser masón? ¿Hay que creer en un “Ser superior”?
-Creer en un ser superior es relativo, es de otra época. Nosotros hace muchos años que definimos que el requisito es creer en un “gran arquitecto del universo”; es decir, algo que se considera superior a uno. Puede ser una religión de las que conocemos. O también otra cosa que consideres superior, como “la razón humana”, por ejemplo.
-¿Creció el número de masones en la argentina?
-Hemos quintuplicado la membresía. En 2008 había 2200 masones activos en el país. Hoy tenemos más de 10 mil. Además, había 14 provincias sin masonería, pero hoy tenemos presencia en todas las capitales de provincia y en muchísimas otras ciudades.
-¿Eso va en concordancia con lo que pasa en el mundo? ¿Las membresías crecen en todos lados?
-Depende… Hay lugares donde se retrotrajo mucho. Por ejemplo, en gran parte de Europa.. La masonería de España, durante el franquismo, fue diezmada. Por eso ahora es relativamente nueva. No obstante, en otros países se mantiene con mucho crecimiento; como en Brasil , donde es una locura: allá hay cientos de miles de miembros. Uruguay también tiene muchos. En Paraguay, el número creció. Pero este aumento no es una tendencia en todos lados: en Perú se redujo mucho la cantidad.
Viaje al pasado
Para el Gran Maestre Lázaro “la historia argentina se explicaría mejor con el componente de la masonería”. De eso está seguro. Y lo argumenta con un detalle sobre la batalla de Pavón.
Rebobinemos: el 17 de septiembre de 1861, las fuerzas de la Capital, lideradas por Bartolomé Mitre, se enfrentaban con las fuerzas de la Confederación Argentina, que eran comandadas por el General Justo José de Urquiza. En un momento determinado Urquiza retiró sus tropas. A varios historiadores les costó entender por qué lo hizo: Urquiza tenía superioridad numérica y estaba por derrotar a Mitre. Esto fue llamado el “Misterio de Pavón”.
Lázaro dice que “en realidad, no hubo ningún misterio”, puesto que ambos (Urquiza y Mitre) eran masones, y fueron obligados por el Gran Maestre de ese momento, José Roque Pérez, a cesar la batalla y emplear los métodos masónicos de debate, que prohíben la violencia: “Eso explica por qué Urquiza dio media vuelta y se fue”.
Discrepancias con la Iglesia
-Sandro Magister, experto en noticias religiosas para la revista italiana L’Espresso, aseguró que la masonería es la “bestia negra” del Papa Francisco. ¿Cómo es el vínculo de ustedes con la Iglesia?
-No tenemos mala relación con Francisco, ni la hemos tenido mientras él estaba acá. La masonería a lo largo de su historia no fue antirreligiosa, como muchos dicen, sino que en algunos puntos de su historia fue anticlerical, es decir que estuvo enfrentada al cuerpo político de la iglesia católica. Y somos una institución que defiende el laicismo. Por eso, cuando una religión intenta avanzar desde la fe en una cuestión publica, expresamos nuestra voz.
-¿Algún ejemplo contemporáneo?
-En el decreto de laicización de los cementerios, en la ley del divorcio, en la ley del aborto [si bien, durante sus charlas privadas, no todos los miembros de la Gran Logia se mostraron a favor de la ley sancionada en enero de 2021, una amplia mayoría quería que se aprobara].
-¿Están enfrentados con la Iglesia?
-No diría que estamos enfrentados con la Iglesia; de hecho hubo Papas masones, como Juan XXIII. Pero tampoco se puede ocultar que hay un problema, porque estamos excomulgados de la Iglesia católica. Te diría que el problema es de la Iglesia con la masonería, y no viceversa.
-¿Hay masones en la política argentina hoy en día?
-Sí, claro, en la política de hoy y en la del pasado. Pero esto no significa que la masonería llame a un presidente y le diga “Che, poneme un Ministro”. No, eso no pasa. Pero sí hay hermanos que por méritos propios o por los partidos políticos en los que están, ocupan espacios.
-¿Hay masones en el actual Gabinete de Nación?
-Actualmente no, pero el ministro Mario Meoni lo era. [Fue Ministro de Transporte del gobierno de Alberto Fernández. Nació el 22 de enero de 1965 y falleció el 23 de abril de 2021 en un accidente automovilístico].
El “día a día” de los masones se hace de noche, cuando se desarrollan sus tenidas. “Mucha gente se pregunta por qué está cerrado cuando pasan de día. Es porque trabajamos”, dice Lázaro. Las reuniones suelen durar tres horas y suelen incluir una cena. Allí, quien quiera expresar sus ideas debe llegar con un trabajo previamente escrito y con una idea clara. Una vez dentro del auditorio las reglas son simples: hay que pararse y hablar.
Hay solo un ítem a recordar: solo se puede participar si se va a hablar a favor del escrito que presenta la primera persona en hablar. En caso de estar en desacuerdo, se deberá elaborar un trabajo completo y presentar la otra visión en otra tenida. “Uno de los objetivos de estos debates es que, quienes formen parte de ellos, puedan llegar a ‘la luz’, es decir, al máximo nivel de conocimiento”, dice Lázaro.
¿Hay negocios entre los masones? “Por supuesto”, responde. “Pero son cosas que se dan a lo largo del tiempo... No es que porque seas masón el fin es hacer negocios. Podés aprovecharlo en el buen sentido”.
-¿Se puede hablar de todo o hay temas prohibidos?
-Todo está permitido. Siempre el límite es la ley, por supuesto. Tratamos de que no haya política partidaria. Vuelvo a la alegoría del fútbol: podemos hablar del largo de la cancha, de si doble amarilla es roja, de si dos tiempos de 45′ está bien.. Lo que no podemos hacer es tomar un juicio de valor sobre Racing, River o Boca. Se puede hablar de política, siempre y cuando no haya pasiones que no sumen.
Sobre esto último, Lázaro agrega que muchas personas activas de la política aprovechan las tenidas para discutir sobre posibles proyectos de ley. Cierra, antes de correr urgentemente a una reunión: “La masonería es un gran simulacro”.
Más imágenes de la Gran Logia de Libres Masones y Aceptados
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