Realeza: el extraño fetiche sexual del príncipe Andrés, según la mujer que lo denuncia por abuso
El caso Jeffrey Epstein complica cada vez más al príncipe Andrés: primero una testigo aseguró que lo vio bailando con Virginia Giuffre -la principal denunciante en la causa por abuso sexual y red de prostitución con menores de edad- y esto contradice su coartada. Ahora la mujer que lo acusa dio a conocer otros detalles de un extraño fetiche sexual del hijo de Isabel II, reina de Inglaterra.
Recordemos que el príncipe mantuvo una amistad con Epstein, el magnate que fue acusado de pedofilia y de ser el creador de una red de abuso de menores, y desde que el millonario se suicidó en su celda en agosto del año pasado, el caso se reavivó. Incluso Ghislaine Maxwell, quien era la novia de Epstein y supuesta "madama entregadora", fue detenida a principios de julio.
También se estrenó el documental Jeffrey Epstein: asquerosamente rico en Netflix, y fue uno de los contenidos más vistos de la plataforma de streaming durante varias semanas. Toda esta notoriedad pública hizo que las víctimas de abuso volvieran a tener un espacio en los medios de comunicación para reclamar justicia después de 20 años sin respuestas.
Según informa el Daily Mail, Giuffre hizo nuevas declaraciones -a pedido de la jueza Loretta Preska, magistrada en la causa contra Maxwell- y reveló algunos extraños pedidos del príncipe Andrés en la intimidad. "Ghislaine me llevó al sofá en el que Andrés estaba descansando y me hizo girar para que el tuviera una buena vista antes de sentarme en su regazo", relató.
"Tuve que fingir que me entretenían con sus gestos lascivos, y cuando Andrés tomó mi pecho con una marioneta con su imagen me dijeron que era una broma, así que sólo me reí", reveló. Luego agregó que otra mujer, Johanna Sjoberg, a quien identifican como una de las asistentes personales de Epstein, fue obligada a sentarse en el regazo del príncipe y también fue acariciada con la marioneta.
Giuffre aseguró que el hecho ocurrió en las vísperas de Pascuas de 2001, cuando Maxwell la invitó al estudio del primer piso de la casa de Epstein en Manhattan, Nueva York. La marioneta a la que se refirió era la que se utilizaba en la sátira británica Spitting Image, muy famosa en la década del '80 por hacer bromas con los conflictos de la familia real.
También reveló que luego le pidieron que llevara al príncipe a "la mazmorra", para un masaje erótico en lo que ella denominó como "la casa del horror". Cabe agregar que la mujer tenía 17 años cuando sucedieron los presuntos hechos que comenta, y sostiene que fueron tres las ocasiones en que fue "esclava sexual" del hijo de la reina de Inglaterra.
Además de aquél episodio extraño con la marioneta, según Giuffre el príncipe tenía varios tipos de fetichismo, y también amaba sus pies: "Me lamía entre los dedos, y era difícil soportar todos sus extraños pedidos".
Cabe agregar que Sjoberg confirmó todo lo que dijo Giuffre, y afirmó bajo juramento: "Tomaron las manos de la marioneta y la pusieron en los pechos de Virginia, y Andrés puso sus manos en los míos".
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