Siguen siendo un misterio para la mayoría de los fans del vino, pero no paran de crecer, ahora en cuarentena es un buen momento para darse un gusto y ampliar el paladar
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Toda movida tiene un momento en el que deja de ser una apuesta de pocos para convertirse en algo serio. Y en materia de vinos naranjos –ya explicaré qué son– ese punto de inflexión está a las puertas de la góndola, con unos lanzamientos que vienen a elevar la vara cualitativa. Y vale la pena desplegarla para poder sorber una copa de esos raros y ricos vinos naranjos.
Un blanco que quiso ser tinto
En pocas palabras, un vino naranjo es un blanco que se elabora como un vino tinto: se maceran las pieles durante la fermentación y un tiempo posterior, que en el caso de los más experimentales llegan a los meses y en otros, un puñado de semanas. Con este proceso lo que se busca es aportarle taninos de la piel y las semillas a los vinos blancos, para que alcancen cierta estructura en paladar. Lo que sucede es que al mismo tiempo el color aumenta y se oxida, de ahí que vire al naranja que les da el nombre. Muchos incluso se embotellan sin filtrado grueso, que los hace turbios.
La técnica es antiquísima y muy extendida en el Cáucaso, donde particularmente en Georgia está muy extendida. Más que un capricho técnico, los vinos naranjos consiguen ser blancos más longevos y, en un mundo antiguo en el que las botellas no eran el recipiente en el que se conservaba el vino, sino ánforas, los blancos conseguía cierta robustez para no echarse a perder.
Al rescate de esas técnicas de producción se lanzaron varios productores del mundo, un poco como una forma de exploración del pasado y otra como una fórmula para abrir el paladar a nuevos horizontes. Y ahí es donde estamos justo ahora: de una movida de intrépidos en busca de abrir las puertas de la percepción, hoy percibimos que se abren esas puertas a un fenómeno ya consolidado.
El juego de palabras tiene una razón: los naranjos están dejando de ser vinos de inspiración hippie para empezar a ser una movida que aspira a la seriedad. Y eso se nota en los productores que hoy los embotellan. De paso, aportan nuevo universo de sabor a una góndola de vinos blancos con un sabor y color nuevo, los naranjos, que funcionan muy bien como vinos gastronómicos precisamente porque tiene textura y relieve, como los tintos ligeros.
Fugazzeta, picada y mollejas para un buen maridaje
Un maridaje perfecto es una fugazzeta, por ejemplo, pero también una picada de da fiambres y, también, anoten: unos ricos choripanes, mollejas y chinchulines. Es, en ese sentido, un vino de apertura de asados.
Ahora bien, algunos buenos naranjos para descubrir, anotá:
- Livverá Malvasía (2020, $1700), elaborado por Escala Humana, es fragante y con unos suaves taninos que lo ponen en el ala blanda de los naranjos. Para los no iniciados, una deliciosa puerta de ingreso.
- Vía Revolucionaria Torrontés Brutal (2020, $1799). Fue el pionero de esta movida con la cosecha 2011 y, con los años, logró perfeccionar la técnica. En la gama de los herbales, con taninos finos y de trazo apenas apretado, es un naranjo de frescura.
- Pielihueso Torrontés (2019, $1400), de la bodega homónima, emplea uvas de Los Chacayes y consigue un blanco de Torrontés con sabor herbal, de albahaca, y refrescante acidez, con cierta austeridad.
- Susana Balbo Signature Torrontés Naranjo (2020, $2260) con uvas de Paraje Altamira, es el más logrado a mi criterio: recuerda albahaca y cítricos, con un paladar de frescura elevada y paso firme aunque de taninos de grano muy fino. Próximo a salir a la venta.
- Krontiras Cosmic Amber Chardonnay (2020, $1700). Con uvas de Maipú y una maceración larga, ofrece el ala dura de los naranjos, con el exotismo propio del varietal y un paso con taninos firmes y frescura justa.
- L’Orange Choique Chardonnay (2020, $440) se embotella con uvas de Vista Flores en petaquitas de 250ml. Limpio y ámbar, ofrece aromas de damasco y hierbas, con una boca de taninos finos y frescura firme.
- Zun Zun Sauvignon Blanc (2020, $850) lleva tres meses de crianza con pieles. Ofrece un blanco herbal y cítrico, con paladar con taninos de textura moderada. Perfecto para los no iniciados, el precio invita, de paso.
- Chakana Estate Selection Maceración Prolongada (2020, $1200). Proviene de Paraje Altamira y 9 meses con pieles, ofrece el ala dura de los naranjos, con albahaca y resina en aromas y un paladar afilado y de taninos compactos.
- El Porvenir Pequeñas Fermentaciones (2020, $1250) combina partes iguales de Moscatel de Alejandría y Torrontés de Cafayate, con una maceración de hasta 6 meses con pieles. Damasco y piel de naranja, abren un paladar fresco y de textura de grano fino.
- Cruzat Naranjo (2020, 1250). El primer espumoso hecho con esta técnica, Cruza Naranjo es un estilo desnatado pero por eso mismo delicado y con matices, elaborado con Chardonnay de Luján de Cuyo.