Rubén Lianza se retiró de la Fuerza Aérea en 2007; fue convocado, siete años después, para liderar la CEFAE (Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales), hoy llamada CIAE (Centro de Identificación Aeroespacial); los casos más raros que vio
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A la altura 253 de la calle Comodoro Pedro Zanni, en el barrio de Retiro, se ubica el edificio Cóndor, la sede de la Fuerza Aérea Argentina. Si uno accede, atraviesa los molinetes y camina hacia el fondo de la planta baja, podrá entrar al CIAE, una oficina creada para “identificar elementos originados en el aero-espacio”, según consigna su sitio web. Además, como tarea secundaria, esta dependencia tiene como objetivo resolver casos de avistamientos en el cielo.
Rubén Lianza, piloto militar (RE) es el director este despacho al que llegan unos 33 casos al año. Su tarea es investigarlos rigurosamente “hasta el final”. La información que recibe suele presentarse en un email en el que un civil comenta que vio una anomalía; con regularidad, un objeto brillante en las alturas.
Una descripción acompañada de una foto o un video suelen ir adjuntos. Él los analiza con la ayuda de un software especial y cálculos matemáticos. Mantiene un récord limpio: hasta el día de hoy ha resuelto absolutamente todos los casos.
Normalmente, los puntos extraños que aparecen en las fotos o videos son causados por errores de fotografía, bichos capturados en movimiento, suciedad en el lente de la cámara, pájaros, globos de helio u hojas iluminadas por el flash. Incluso, a veces resultan ser planetas como Venus o Marte que, al elevarse desde el horizonte, brillan más de lo usual y son fácilmente malinterpretados. Y no solo eso: la semana pasada, por dar un ejemplo, Lianza abrió un e-mail en el que un vecino de Lomas de Zamora le manifestaba que un pedazo de metal “al rojo candente” había caído desde el cielo y destrozado el techo de su casa. “Hay mucha chatarra espacial que cae inadvertidamente”, le contó a LA NACION mientras hipotetizaba sobre lo que pudo haber ocurrido.
Él trabaja junto con un capitán y un personal civil (son las únicas personas destinadas en esta oficina). Cuenta con dos escritorios, herramientas y cinco monitores: en uno, se puede ver el flightradar24; en otro, Stellarium, un software que simula un planetario; en otro una reconstrucción de todos los satélites en órbita alrededor de la Tierra girando en 3D; y, en el cuarto, un gráfico de seguimiento satelital.
Todo es iluminado por una luz roja fosforescente, como aquellas que se utilizaban en los viejos cuartos de revelado de fotografías. La oficina atesora restos de vehículos espaciales que reingresaron a la atmósfera: en una esquina hay un globo de hidracina ruso que cayó a la tierra en 1984. Está calcinado, pero casi entero. Al fondo, cerca de una máquina de café, se apoya sobre una mesa la reconstrucción del caso Bariloche, en modelo reducido, análisis escrito encima y maquetas de las dos aeronaves que lo protagonizaron [El caso Bariloche fue aquél en el que un Boeing 727 de Aerolíneas Argentinas presuntamente avistó una luz que lo siguió durante quince minutos]. A la derecha hay un globo de helio pequeño; fue lanzado desde las cercanías del partido de Morón, cayendo finalmente en Castelar. Dio la vuelta al mundo, según Lianza. ¿Cómo lo sabe? Pudo localizar al dueño gracias a un código que iba añadido con cinta al corazón electrónico del artefacto.
Trabajar sin asumir que lo que se vio fue un platillo volador
El CIAE fue creado en abril de 2019 como resultado de una reestructuración de la antigua CEFAE [Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales], que existía desde el 6 de mayo de 2011. Se sugirió que el organismo se concentrara en “identificar” y no en estudiar lo que pueda ser interpretado como un fenómeno o como algo conectado con una “pseudo ciencia”. Dicho con otras palabras: trabajar sin asumir que lo que se vio fue un platillo volador. Cualquier persona que tenga documentado (con fotos o videos) un objeto no-identificado puede llenar un formulario en la página oficial del organismo para que sus dudas sean clarificadas.
Lianza es un apasionado de las estrellas y el cielo desde antes de iniciar su carrera militar. Siempre tuvo olfato para “identificar”.
“Alguno me hacía bromas, decían que era el Mulder [por el personaje de X-files] argentino”, responde ante la pregunta de si se ganó la fama del “hombre de los aliens” en su trabajo. “Ya de Alférez me decían «Lianza, a usted que le gusta esto, vaya a ver de qué se trata». Era natural que mis compañeros de Promoción me hicieran alguna que otra chanza con eso. Algunos casos no eran más que marcas en el terreno producidas por crecimientos de hongos en forma anular (tuve que aprenderme hasta los nombres científicos de los hongos). En aquel entonces en nuestra Fuerza Aérea no existía una oficina dedicada a este tipo de investigaciones ni tampoco ningún servicio de respuesta a la ciudadanía”, añade.
Su carrera como piloto militar
“He tenido la oportunidad de volar diferentes tipos de aeronaves. Desde mi primer avión, el entrenador Mentor T-34, el Morane Saulnier MS 760, el Pucará, el Pampa, el A4 AR, hasta aviones de transportes como el Guaraní, el Fokker F 27. Cuando estuve en los Estados Unidos también volé en el Beechcraft King Air 200 y el T-38 Talon”, dice, ante la consulta de cuántos modelos de avión voló durante su carrera como piloto militar.
Su mayor locura arriba de un avión
En el año 1989, mientras realizaba un vuelo de rutina en un Pampa, descubrió lo que podrían ser posibles cráteres de meteorito que habían caído en suelo argentino. Iba solo, de modo que tuvo que sostener la palanca del avión con las piernas para tomar una fotografía del fenómeno como pudo. Ese riesgo mereció la pena: La revista Nature le publicó aquella captura en la tapa de la edición del 16 de enero de 1992.
Participó en la gira de dos aviones Pampa a Estados Unidos, en Octubre de 1988, llamados “Gato” y “Mancha”, en honor a los dos caballos criollos que llegaron cabalgando desde Buenos Aires hasta la 5ª avenida en Nueva York. Los dos Pampas partieron desde Córdoba y aterrizaron en la Base Andrews, de Washington DC cuatro días mas tarde. También estuvo destinado en la Base Antártica Marambio, como Jefe de Base, durante la campaña 2004/2005. Y antes de solicitar su pase a retiro fue Jefe del Departamento Comunicación Institucional y vocero de prensa de la Fuerza Aérea Argentina.
El caso más extraño que vio
-La ufología se alimenta del misterio, y lo que usted hace es ahogar ese misterio al resolver casos. Es importante que describa, brevemente, por qué lo que usted hace es diferente.
-Sí. El Centro de Identificación Aeroespacial no hace Ufología, dado que ésta es considerada una pseudociencia. Nuestra tarea es generar información situacional espacial para el Comando Aeroespacial del Estado Mayor Conjunto, Identificar elementos en el aero-espacio de interés a requerimiento de los Organismos superiores y capacitar al personal en dicha especialidad. Sólo como tarea secundaria prestamos el servicio de atención a las denuncias de avistamientos que nos envía la ciudadanía, en forma de fotos o videos. El resultado de dichos análisis se publica en un Informe Anual de Resolución de Casos.
El CIAE también analiza los restos de chatarra espacial que caen en suelo argentino. En la pared de la oficina de Lianza se puede ver un calendario con las fechas en las que satélites viejos van a re-ingresar en el planeta Tierra
-¿Cuántos videos les llegan por mes y cuántas personas trabajan en su procesamiento?
-El año pasado hemos aceptado para análisis (y resuelto) 45 casos, en 2020 fueron unos 76 casos. Desde 2015 hasta 2021 hemos totalizado unos 232 casos, lo que promedia unos 33 casos por año.
-Son datos públicos ahora. ¿Por qué la decisión de abrirlos? ¿Existe la posibilidad de no considerar más estos videos que envía la gente?
-Hemos estado publicando los Informes Anuales en forma continua desde que me asignaron a la CEFAE en 2015. Nunca se “abrieron” casos que estuvieran supuestamente “cerrados” puesto que no consideramos que un caso publicado tenga que tener el estatus de “cerrado”. Precisamente los publicamos para que la gente los pueda leer, estudiar, auditar y eventualmente refutar si tuvieran una hipótesis mejor que la allí propuesta. Hasta el momento no se contempla el dejar de prestar dicho servicio a la ciudadanía.
-¿Cuál es el caso más extraño que recuerde?
-Uno que me dio mucho trabajo fue el Caso General Rodríguez en el Informe 2016.
Un fotógrafo profesional, que solía retratar aviones en movimiento en Luján, les había enviado una foto de un avión haciendo un pasaje rasante. Arriba, a la derecha, se podía divisar una mancha gris borrosa a indistinguible. “Nosotros vemos que eran cinco fotogramas por segundo, y en el anterior y en el posterior no había nada. Entonces supimos que no era suciedad en el lente de la cámara”. Lianza se fue al lugar de los hechos para reconstituir lo que había sucedido. Unas personas le dijeron que había habido un festival de globos de helio en las cercanías, tan solo unos días antes. Entonces, consiguió unos globos de helio e hizo un experimento junto a la fotógrafa profesional de la FAA: probaron sacarle una toma movida a dos globos de helio que ellos mismos compraron y lanzaron, una vez que éstos alcanzaron cierta altura. Luego de comparar las dos imágenes (y de darle nitidez a la del experimento) se pudo comprobar que el objeto de la imagen original era, efectivamente, un par de globos de helio de color gris.
-¿Cuánto se tarda en proveer una devolución a los ciudadanos que envían videos?
-Depende de la dificultad del análisis del caso. Algunos se resuelven inmediatamente y se les contesta dentro de las 24 horas. Otros llevan algunos meses.
-¿De qué carreras llega la gente que nutre al Centro?
-Nuestra lista de asesores internos tiene oficiales con especialidades de ingeniería, seguridad radiológica, técnicos operativos de vigilancia y control aéreo (radaristas), comunicaciones, investigación de accidentes de aviación e inteligencia aeroespacial.
-¿Qué se hace con los casos que no se pueden resolver? ¿Se acumula la pila?
-Hasta el momento hemos resuelto el 100 % de los casos aceptados para análisis. A los que les falta información clave, como el formulario de testimonio o la evidencia, simplemente se los deja de lado. Si un caso que fue aceptado para análisis lleva más de un año para ser resuelto, pasará para el informe del año siguiente.
-¿Hay algún suceso reportado por un piloto militar del que se pueda hablar?
-El Caso Campo de Mayo, el 2 de noviembre de 1972, fue sencillamente espectacular. Los pilotos tuvieron la suerte de ver el despliegue de una nube de Bario de tres colores, lanzada desde un cohete Rigel que despegó dos minutos antes desde la Base Aérea de Chamical. La nube fue liberada a los 170 km de altitud y se extendió hasta los 300 km. Estaba a 700 km de Buenos Aires pero al no tener referencias, a los pilotos les pareció que “se les venía encima” por lo que realizaron maniobras evasivas con la aeronave y aterrizaron de emergencia. Esta reacción innecesaria es una clara prueba de que, ante estímulos visuales completamente desconocidos, los pilotos militares, aún con su entrenamiento, son tan impresionables como cualquier ciudadano que no es piloto.
¿Existe la posibilidad de un “contacto inesperado”?
-¿Se preguntó alguna vez qué futuros conflictos y problemas podría generar la llegada de una nave alienígena?
-¡Vaya pregunta! Si bien el CIAE no es un organismo que esté en la “búsqueda” de elementos no convencionales o paranormales, en el remotísimo caso de que alguien en el mundo identificara una nave de ingeniería no humana, ese día comenzaría a escribirse una nueva página en la historia de la Humanidad, puesto que no solo quedaría contestada la pregunta de si estamos o no solos en el Universo sino que va a ser el principio de un verdadero mar de problemas. Nada garantiza que pueda tratarse de una raza amigable u hostil... Las chances son de 50 y 50. Hay una película llamada ‘Battleship’, con Taylor Kitsch y Liam Neeson. La protagonista, Rihanna, en un momento comenta que su (difunto) padre siempre sostenía que solo era cuestión de tiempo para que “ellos” nos encontraran, pero que prefería no estar viva para cuando llegara ese día. Sin conjeturar si se tratará de una raza amigable o no, en el día de su llegada habrá que considerar en forma urgente qué cursos de acción tomar, puesto que dicha llegada va a ser un “tronco de árbol” que se va a clavar en la tierra, y que, como todo árbol, comenzará a desarrollar sus ramificaciones de problemas: de índole religioso, filosófico, económico, de riesgo biológico y un largo etcétera. Todos los funcionarios del mundo se van a ver metidos en un brete muchísimo más grave que el de tener que lidiar solo con un conflicto internacional.
-¿Nos pueden detectar desde otro lugar?
-En el discurso de Hitler para la apertura de los Juegos Olímpicos de 1936, se hizo la primera transmisión de radio que salió de la Tierra. Esa señal lleva más de 85 años viajando a la velocidad de la luz en todas direcciones. A medida que sigamos transmitiendo, vamos ir poniendo más en evidencia nuestra presencia. Ya lo decía Steven Hawking, cuando sugería que “sería poco prudente enviar señales a exo-planetas, porque podríamos estar diciendo «aquí estamos»”.
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