La estadounidense de origen venezolano fue sentenciada a 20 años de prisión por conspirar con su novio para matar a la exmujer de este. Él se suicidó antes del juicio y ella fue la única condenada por el caso. Su familia libra una batalla legal para revertir la sentencia y restaurar su imagen
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“Probablemente seas una de las mujeres más odiadas de América”, le dijo un detective a Michelle Troconis durante un interrogatorio en 2019. En cierto modo, el agente presagiaba lo que estaba por venir: la estadounidense de origen venezolano se convertiría en el foco de la investigación del asesinato de Jennifer Dulos, una madre de cinco niños que desapareció de su casa en New Canaan, Connecticut, el 24 de mayo de 2019. Cinco años después, Michelle sería acusada, condenada y sentenciada a 20 años de prisión por conspirar con Fotis Dulos, entonces su pareja y el exmarido de la víctima, para matar a Jennifer, cuyo cuerpo nunca fue encontrado. Suicidándose antes de que el caso llegara a juicio, Fotis dejó caer todo el peso de la ley sobre Michelle.
Entre mayo de 2019 y mayo de este año, durante la búsqueda de Jennifer, la investigación y eventualmente el juicio, Michelle se vio envuelta en una tormenta mediática en la cual fue acusada de ser “la amante” y “la otra mujer” de Fotis, la latina que lo sedujo y que supuestamente quería reemplazar a Jennifer como esposa y madre. Para ella y su familia, todo ha sido un “calvario”, como lo describe una de sus tres hermanas, Marisela Troconis. Michelle y su familia siempre han defendido su inocencia, desde el día que Jennifer desapareció hasta el pasado 31 de mayo, cuando Michelle fue condenada a 20 años de cárcel por conspiración de asesinato, manipulación de pruebas y encubrimiento. La sentencia será suspendida después de 14 años y medio y Michelle deberá cumplir otros cinco de libertad condicional.
Los Troconis denuncian que fueron víctimas de la manipulación de Fotis Dulos, quien engañó tanto a Michelle como al resto de su familia, haciéndose pasar como un buen hombre, padre y compañero, cuando en realidad era “un narcisista, manipulador, controlador, mentiroso y adúltero en serie”, en palabras de Marisela. “Michelle ha sido injustamente culpada y ha recibido toda la culpa en ausencia de Fotis, quien es el que realmente es responsable de los actos”, señala Marisela vía videollamada desde Ohio. “Estamos desencantados con el sistema judicial americano, a pesar de que todos somos ciudadanos americanos y nos sentimos parte de este país, ya que a los fiscales no les ha interesado saber la verdad, sino que encontraron a la persona más débil para poder hacer un proceso expedito, ya que Fotis se suicidó y no quiso asumir el juicio que le hubiese tocado vivir”. La familia considera que Michelle, por ser una mujer latina, fue “el chivo expiatorio del sistema judicial”.
Actualmente, Michelle se encuentra encarcelada en la Institución Correccional de York, en el sureste de Connecticut. Allí, “está estudiando y leyendo mucho, alimentando su alma para no derrumbarse”, cuenta otra de sus hermanas, Daniela Troconis, con la voz entrecortada, vía una videollamada desde Florida. “Ella es una mujer fuerte, pero esto la tiene muy ansiosa. Imagínate, perdió la confianza en la gente, no confía en nadie y es de esperarse. Pero yo creo que el mismo apoyo que tiene de nosotros, la familia, eso la está ayudando a vivir el día a día”, añade Daniela. “Además de que tiene la verdad de su lado y eso creo que la ayuda a sobrepasar todos estos días”.
Michelle planea apelar su condena con la ayuda de un defensor público y su familia, que sigue apoyándola en su batalla legal. “Estamos pasando por un momento muy complicado”, reconoce Marisela, pero añade: “Nosotros como familia no vamos a dejar de pelear por que la exoneren y liberen”. Además de conseguir su libertad, su familia quisiera que la comunidad latina de Estados Unidos, quienes a su sentir no se han movilizado para apoyar a Michelle, conociera su verdad, quién es y cómo fue otra víctima de Fotis Dulos. Esta es su historia contada por quienes mejor la conocen.
La hermana, la madre, la amiga
Michelle nació el 26 de septiembre de 1974 en Memphis, Tennessee, donde sus padres, originalmente de Venezuela, estaban estudiando. Fue gemela de un niño que murió al nacer debido a una enfermedad congénita. En Tennessee también nació su hermana Daniela dos años después. Cuando Michelle tenía 6 años, sus padres decidieron regresar a Venezuela, donde nacieron sus otras dos hermanas, Marisela y Claudia. “Nosotras realmente crecimos en Venezuela, en Caracas, ahí es donde nos formamos. Nuestra cultura es de Venezuela, nuestras costumbres son venezolanas”, explica Daniela. En Caracas, Michelle estudió psicopedagogía y se especializó en terapias con caballos para menores con discapacidad.
Luego viajó por todo el mundo, pasando por Argentina, donde vivió más de una década y donde nació su hija. Allí fue presentadora de un programa de ESPN y continuó su trabajo en terapias de rehabilitación con caballos. “Mi hermana es una mujer extraordinaria en todo el sentido de la palabra”, destaca Marisela. “Es una mujer alegre, vibrante, independiente desde muy temprana edad. Nunca dependió de nadie”, agrega. Por su parte, Daniela describe a su hermana como “una persona que irradia luz. Ella llega a una habitación y todos estamos juntos porque ella atrae buena energía”.
No fue hasta 2012 que Michelle volvió a vivir en Estados Unidos. “Se mudó a Miami para estar más cerca de la familia, de sus hermanas, de sus sobrinos. Somos una familia bien unida y siempre nos apoyamos en todo”, asegura Daniela, quien durante una videollamada de más de media hora describe un vínculo muy cercano con su hermana. “Michelle y yo nos llevamos solo dos años de edad y por eso somos las más unidas de las cuatro hermanas. Desde pequeñas jugábamos todo el tiempo. Nos confiábamos todo lo que unas hermanas comparten, desde quién nos gustaba, los novios, las amistades, lo que queríamos estudiar, todo”, cuenta.
Cuando Daniela se casó hace 20 años, Michelle fue la madrina del matrimonio. También es la madrina de su hijo, y cuando Daniela quiso abrir su propio negocio en 2015 para vender cobertores para zapatos, Michelle fue su “gran apoyo”. “Estuvo ahí día y noche trabajando para que mi sueño se hiciera realidad y hoy en día soy una empresaria exitosa gracias a mi hermana, a todo el apoyo que ella me prestó”.
Durante la sentencia de Michelle, Daniela quiso retratar ante el juez esa estrecha relación entre ambas hermanas. “Yo le conté al juez una experiencia que me marcó mi vida y es que Michelle, mi hermana, me salvó la vida. Yo tenía 16 años, estábamos de paseo en el Amazonas, en Venezuela, y yo estaba cruzando un río que se creció de la nada. Yo entré en pánico y mi hermana creó una cadena humana para agarrarme y sacarme. De no haber sido por Michelle, me caía por una cascada”, relata. “Hoy por hoy estoy viva gracias a mi hermana”.
Además, tanto Daniela como Marisela resaltan que Michelle es una madre soltera completamente dedicada a su hija, Nicole, quien ahora tiene 17 años. “La prioridad de mi hermana siempre, siempre ha sido su hija”, destaca Daniela. La joven es esquiadora y Michelle dedica casi todo su tiempo a apoyar su carrera deportiva, cuenta la familia Troconis. De hecho, este año Nicole logró formar parte de un equipo olímpico junior de esquí a pesar de los problemas legales de su madre.
La llegada de Fotis Dulos a su vida
Fue precisamente en un club de esquí —en este caso, acuático— donde Michelle se cruzó con Fotis Dulos por primera vez. Era mayo de 2016, tres años antes de la desaparición y asesinato de Jennifer Dulos. La familia Troconis asegura que cuando Michelle conoció a Fotis él ya tenía otra novia, una modelo griega. Con el esquí como factor unificador, surgió una amistad entre Fotis y Michelle. Entrenaban juntos y fueron gestando una relación cuando Fotis le aseguró a Michelle de que había cortado con la novia anterior y que se estaba separado de su esposa Jennifer.
“Yo fui, de la familia, la primera que conocí a Fotis”, recuerda Daniela. “¿Qué te puedo decir? Quedé encantada. Físicamente, era un tipo guapo. Y después era todo educado. Muy parecido a nuestras costumbres, por lo que aparentaba. Se veía muy, muy, muy buen tipo”, añade. Según Marisela, “había muchas compatibilidades” entre ambos porque compartían el amor al deporte, a la naturaleza y al tiempo con la familia. “Una fachada que, obviamente después en el juicio, nos enteramos de que todo era mentira”, lamenta Daniela.
Enamorada y sin ninguna sospecha de que estaba siendo manipulada según alega su familia, Michelle decidió mudarse a Connecticut para vivir con Fotis en septiembre de 2017. Antes de hacerlo, Michelle consultó con toda su familia, asegura Daniela. “Cuando ella decide mudarse, lo conversa con la familia y él nos dice que está separado, en un divorcio amigable. Porque todos preguntamos, es obvio que uno pregunte, y esa eran las respuestas. Y él dice que Jennifer estaba de acuerdo con que Michelle se mudara. Nos mostró textos que tenía con Jennifer, entonces todo parecía ser verdad. Todos aprobamos”, relata. “Pero eso fue un error de mi hermana”.
Según documentos judiciales, los trámites de divorcio entre Jennifer y Fotis comenzaron en 2017, cuando Jennifer lo solicitó en junio de ese año, después de que Michelle y Fotis se conocieran. Y lejos de ser una separación amigable, como la familia Troconis dice que Fotis la caracterizó, fue tormentosa. En total, ambos presentaron más de 300 mociones llenas de insultos y acusaciones durante el proceso de divorcio y la lucha por la custodia de sus cinco hijos. En su demanda de divorcio, Jennifer afirmó que su marido llevaba un año mantenido una relación extramatrimonial con Michelle y acusó a Fotis, nacido en Turquía y criado en Grecia, de haberla amenazado con secuestrar a sus niños para llevárselos al extranjero. Fotis, por su parte, alegó que Jennifer tenía problemas mentales y no podía cuidar de sus hijos.
La familia Troconis insiste en que desconocía estos detalles del divorcio, de la batalla, entre Jennifer y Fotis, hasta que todo salió a la luz durante el juicio. “Nosotros conocimos a Fotis como él se nos presentó: diciendo que estaba en proceso de divorcio y que la esposa Jennifer estaba de acuerdo con que cada uno siguiera su vida y estaba de acuerdo con que Michelle se fuera a vivir a Connecticut”, sostiene Marisela. De hecho, Daniela cuenta que su familia y la de Fotis celebraron las Navidades de 2017 juntos en Connecticut. “Pasamos unos días muy lindos con los niños... Convivimos con Fotis durante diez días y todo era normal. Parecía ser un padre dedicado a sus hijos, bueno y paciente”, relata.
Pero “al pasar de los años”, añade Daniela, después de la desaparición de Jennifer, “fuimos empezando a abrir los ojos, dándonos cuenta de que nos manipuló y de que no es la persona que presentó. En el juicio nos terminamos de enterar quién era esta persona. Nos engañó y caímos todos porque somos una familia buena y somos ingenuos”.
“A nosotros nos quitaron el velo en el juicio”
Es la mañana del viernes, 24 de mayo de 2019. Jennifer Dulos, de 50 años y parte de una acaudalada familia neoyorquina, regresa a su casa en el tranquilo y acomodado barrio de New Canaan, en el suroeste de Connecticut y cerca de la frontera con Nueva York. Viene de dejar a sus cinco hijos en el colegio… y eso es lo último que se supo de ella. A partir de ese momento no se le ha vuelto a ver. Desapareció de su casa, donde las autoridades encontraron lo que parecían ser manchas de sangre en el suelo del garaje y en un vehículo aparcado dentro. Drones, perros y helicópteros recorrieron el Estado buscándola, pero nunca la encontraron. Un juez la declaró muerta cuatro años después.
Fotis se convirtió en el principal sospechoso en su desaparición y una semana después fue detenido, junto a Michelle. Sin embargo, la pareja no fue acusada por el asesinato de Jennifer hasta enero de 2020: a Fotis se lo acusó de asesinato y secuestro, mientras que Michelle se enfrentó a cargos de conspiración para cometer asesinato.
Tres semanas después, Fotis se quitó la vida. “Fotis era y murió siendo un cobarde porque no quiso afrontar los cargos y dejó a mi hermana en esta tragedia”, señala Daniela. Michelle fue a juicio sola en enero de 2024.
Al inicio de la investigación, tanto Troconis como su familia creían que Fotis era inocente. Pero a medida que avanzaba el proceso, cambiaron de parecer. Dicen que se fueron dando cuenta de que habían sido manipulados, de que la persona que pensaban conocer y querer, Fotis, realmente no era quien les había hecho creer. “Cuando tú estás en una relación con un narcisista que te tiene una fantasía, un mundo pintado diferente, que te dice ‘esto es un divorcio amigable, Jennifer está de acuerdo con esta relación, no te preocupes’... Él iba disfrazando toda la realidad. Después, cuando se presenta un juicio y van mostrando la otra persona que es, fue como un balde de agua fría que nos cayó a todos en la cara. A nosotros nos quitaron el velo en el juicio”, asegura Marisela.
La familia Troconis sostiene que aunque Michelle convivió con Fotis durante dos años en Connecticut, en realidad pasaron poco tiempo juntos porque Michelle viajaba constantemente para los entrenamientos y las competencias de su hija. “Michelle es una mujer dedicada completamente a su hija. Es una madre soltera de una hija única teenager y atleta. Eso hace que Michelle estuviera más tiempo en el año con ella, incluso cuando se muda con él seguían viajando para las competencias”, explica Marisela. “Estuvo muy poco tiempo conviviendo el día a día con Fotis. De varios años de relación, la suma total del tiempo que ella estuvo con él, si lo juntáramos todo en el tiempo, no fueron más de 14 meses. Entonces, ¿cómo es posible que ella se iba a dar cuenta y nosotros de la realidad de Fotis Dulos?”
Ese ir y venir ayudó a Fotis a esconder su verdadera persona, añade Marisela. “Las personas narcisistas manipulan tanto su entorno que pueden pasar años hasta que las personas ya después mirando para atrás” se dan cuenta de todo. “Pero ahora el reclamo siempre es a Michelle, como que ella tenía que saber sus intenciones, todo lo que él estaba haciendo y en los segundos que lo estaba haciendo. Y eso es totalmente falso. Yo que tengo 20 años de casada, yo no sé qué hace mi esposo todo el día. Uno confía en su pareja”.
El “juicio de la especulación”
Durante el juicio, el cual la familia describe como uno lleno de “especulación”, los fiscales presentaron una serie de pruebas contra Michelle y Fotis. Entre ellas, el Estado mostró grabaciones de cámaras de seguridad en las que se ve a Fotis manejando una camioneta con Troconis en el asiento del acompañante el día de la desaparición de Jennifer. Se les ve parando en varios contenedores de basura para tirar bolsas negras. Las autoridades luego recuperaron esas bolsas, en las que encontraron objetos como una camisa y un sujetador ensangrentados y bridas con el ADN de Jennifer. Así, los fiscales llegaron a la conclusión de que Michelle había acompañado a Fotis a deshacerse del material incriminatorio después del crimen.
Michelle y su familia sostienen que eso no es verdad. Que ella no sabía lo que había dentro de las bolsas y que tampoco se le ocurrió cuestionar lo que Fotis estaba haciendo porque él, siendo constructor de viviendas de lujo, solía cargar con bolsas llenas de escombros en su coche para botarlas en cualquier contenedor de basura que se encontrara en el camino. “Era un comportamiento habitual”, explica Marisela. “Aprovechaba cuando iba a salir de la casa con alguno de nosotros, arrancábamos y él se paraba, botaba los escombros y seguía”, añade. “Si tú me preguntas ahorita por qué lo hacía, como era un narcisista, seguramente estaba planificando para lo que en el futuro quería hacer, digo yo”.
Mientras Fotis iba botando las bolsas en el camino, Michelle estaba bajo la impresión de que iban a un Starbucks. “Ella estaba texting. Nosotros tenemos las evidencias de cuando estaba hablando con mi hermana, de cuando estaba hablando con mi papá”, asegura Marisela. Para Michelle, no había nada fuera de lo habitual. “Tiene que quedar claro que si Michelle bien estaba de acompañante en el carro, eso no quiere decir que ella estaba al tanto de las intenciones y de los actos de Fotis. Hay una línea muy gris en donde pensamos que ella fue injustamente condenada por estar de acompañante en un carro” con quien sí había cometido el crimen, añade la hermana.
Más allá de las bolsas, la familia Troconis denuncia que el juicio estuvo repleto de irregularidades: entre ellas, que el jurado estaba sesgado porque estuvo expuesto a dos meses de cobertura mediática sobre el caso antes de que comenzara el juicio; que la policía confundió a Michelle durante sus interrogatorios y no le ofreció un intérprete, ya que el español es su lengua materna; que la familia no pudo seguir muy de cerca el juicio porque se les hacía difícil entender la jerga legal en inglés; y que las autoridades nunca quisieron oír el testimonio de su amiga, Clara “Petu” Duperron, con quien Michelle estuvo la mañana que Jennifer desapareció.
Duperron, de origen argentino, conoció a Michelle en Connecticut. Teniendo varias cosas en común, como el haber vivido en Argentina y el amor por el esquí, las dos se hicieron muy amigas. La mañana del 24 de mayo de 2019, Duperron asegura que Michelle estuvo en su negocio, en el que vende productos de Argentina, incluyendo alfombras que Michelle le ayudaba a conseguir. Se juntaron para cerrar cuentas antes de que Duperron viajara a Londres. “Era como cualquier otro día sin saber lo que se venía”, relata Duperron vía videollamada desde Connecticut.
Hablaron de lo que Dupperon haría en Londres, Michelle le preguntó si necesitaba quién le cuidara los hijos mientras estaba de viaje… Tuvieron una conversación común y corriente entre amigas, sintetiza Duperron. “Hicimos las cuentas y nos despedimos. Después, durante el día, hablamos un montón de veces, como haces con una amiga, por teléfono, por mensaje de texto”, continúa la argentina. “En paralelo a todo esto, ella supuestamente estaba tirando bolsas con partes de no sé qué. No concuerda con lo que supuestamente era una escena de crimen”.
A pesar de haber estado juntas esa mañana, pasaron casi dos años hasta que la policía contactó con Duperron para tomar su declaración. “Yo era su alibi (coartada)”, señala Duperron. Y, por tanto, pensaba que las autoridades la contactarían cuando Michelle y Fotis fueron detenidos por primera vez en junio de 2019: “Dije bueno, voy a estar preparada para que la policía venga a mi casa y no sé, me haga preguntas”, recuerda. “Pero nunca me contactaron, y entrevistaron y contactaron a toda la gente que estaba alrededor mío. Yo ya empecé a sospechar cuando pasó una semana, y luego otra… me pareció muy raro”.
La policía le escribió a finales de abril de 2021, casi dos años después de la desaparición de Jennifer y 16 meses después del suicidio de Fotis. Por fin querían hablar con ella sobre el caso.
—¿Por qué no contactó usted directamente con la policía durante ese tiempo?
—Pensé en hacerlo. Pero no confiaba en ellos porque había visto cómo habían tratado a Michelle.
“Yo sí hablé con los abogados de Michelle. Hablé con un montón de personas que estaban encargadas del caso. No es que me lo guardé y nunca conté nada”, añade Duperron. “El hablar con la policía, yo no solo vi lo que le hicieron a Michelle, sino que yo ya vi miles de documentales que muestran que lo peor que puedes hacer es ir y hablar”, continúa. “Porque tienen un método de interrogación que te van llevando a decir cosas que uno no quiere decir. Yo no soy una experimentada, soy diseñadora gráfica. Imagínate, no estoy preparada como para enfrentar a cuatro policías”.
Al final, Duperron decidió no hablar con las autoridades, siguiendo el consejo de su abogado. En un correo en respuesta al agente que la contactó, Duperron asegura haberse “dado cuenta” de que a la policía no le “interesaba escuchar nada de lo que tenía que decir” después de no haberla buscado “en 700 días”.
La familia Troconis está convencida de que si Michelle no fuese latina, el juicio habría progresado de una manera muy distinta. “Manipularon y fabricaron historias para inculpar a Michelle, el blanco más fácil, la latina”, asegura Marisela. “La latina es el chivo expiatorio perfecto para inculpar, cerrar el capítulo y que la familia de la víctima queda feliz porque se buscó un culpable. ¿Pero y Michelle y su familia? La desgracia mayor”.
“Hasta el día de hoy, Michelle se siente engañada, usada y desencantada. Y uno se empieza a dar golpes de pecho, ¿cómo es posible que no me di cuenta antes de esto? Pero es que no te puedes dar cuenta si la persona tiene un disfraz”, añade Marisela. “Es difícil de digerir, de tragar. Porque todo esto que nosotros estamos viviendo es por culpa de Fotis Dulos. O sea, él dejó niños huérfanos, hizo lo que habrá hecho con la exesposa y a la persona que supuestamente amaba, Michelle, le desgració la vida junto a su familia”.
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