Hace 60 años, cuatro integrantes de la JP ingresaron “a punta de pistola” al Museo Histórico Nacional y protagonizaron un robo que hizo hablar a todo el país; Osvaldo Agosto, uno de los protagonistas de esta historia, cuenta su versión
- 12 minutos de lectura'
Aun hoy, 60 años después, Osvaldo Agosto (83) reivindica el robo del sable corvo de San Martín. Dice que la acción, perpetrada por la Juventud Peronista, “le devolvió la mística a la militancia”. Los detalles del operativo, que cuenta a continuación, encuadran a simple vista en varios de los tipos definidos por el Código Penal. Él lo sabe bien: “Esperé varios años, que la causa prescribiera, para contar esta historia”, dice. Su relato es también parte de la historia argentina.
“Éramos locos”
En su departamento del barrio de Belgrano, Agosto bucea en sus orígenes para explicar su pasión por el peronismo: “Mi familia era radical, pero yo definí mis ideales cuando vi que mi mamá, que había quedado viuda muy joven, tuvo cierta independencia a partir de la pensión que cobró. Creo que fue por ahí, por las conquistas sociales, que me volví peronista”, explica.
A los 14 años empezó a militar en la Juventud Peronista, desde la sede de Las Cañitas. “Era un grupo chico, seríamos seis o siete, hacíamos pintadas de noche y pegábamos afiches. El primer ataque a una institución militar la hicimos Jorge Rulli y yo, con molotov... ¡Se armó un despelote! Hubo hasta un principio de incendio. Éramos locos”, dice.
Cuando terminó el colegio, se hizo bancario: trabajó en el Citibank. “Después me convertí en publicista. Ojo, no estudié, todo de oficio. No fui a la facultad, aunque tenía el carnet universitario porque era delegado del colegio Carlos Pellegrini. Iba a la Universidad de Derecho a militar, a joder. Era un falso estudiante”, describe.
-¿Qué buscaba?
-La vuelta de Perón. Por eso empezamos. Lamentablemente, la Resistencia Peronista, que fue un aspecto fundacional del partido, hoy es ignorada: uno pregunta a los que hacen política sobre aquel tiempo y no saben qué fue, ni quiénes estuvieron.
La expresión Resistencia Peronista refiere a un período de 18 años, comprendido entre el golpe de Estado de 1955 que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón hasta el 25 de mayo de 1973, fecha en la que asumió Héctor Cámpora. En esa época, Agosto militó en la Juventud Peronista, que estaba dirigida por un Triunvirato: Jorge Rulli, Héctor Spina y Envar El Kadri. “El Kadri, de origen árabe, fue abanderado del Liceo Militar y después se convirtió en guerrillero”, sostiene.
-¿Cómo nació la idea de robar el sable?
-Illia había ganado las elecciones y Perón estaba proscripto. El espíritu militante estaba totalmente quebrado y sentimos que debíamos hacer algo para levantarlo. Se nos ocurrieron tres cosas: recuperar la bandera de Obligado que había sido tomada por los franceses en 1845 como un trofeo de guerra, recuperar las Malvinas y tomar el sable de San Martín. Al final, los tres hechos, en diferentes momentos, se cumplieron: la bandera fue devuelta por Chirac en 1997; en 1966, un grupo de jóvenes del Movimiento Nueva Argentina secuestró un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizó en las Islas Malvinas; y el sable de San Martín lo robamos nosotros. La idea original era llevárselo a Perón.
-¿Cómo fue recibida la idea del robo del sable por el resto de los compañeros?
-Propusimos la idea al Triunvirato, que constituía la unidad de la Juventud Peronista. Queríamos hacerlo como Juventud Peronista, sin ninguna sigla, pero apareció Héctor Villalón con la orden de unificar la resistencia peronista. Él dijo que había que hacerlo bajo el nombre de Movimiento Revolucionario Peronista. Cuando me dijeron eso, yo respondí: “Bueno, que lo haga Villalón. Nosotros lo vamos a hacer como Juventud Peronista”. Y lo hicimos.
La toma del sable: “Será cuidado como si fuera el corazón de nuestras madres”
El 12 de agosto de 1963, por la tarde, cinco miembros de la Juventud Peronista se encontraron en el bar Los Leones, en la esquina de Juan de Garay y Salta. Eran Osvaldo Agosto, Alcides Bonaldi, el expolicía Manuel Félix Gallardo, Luis Sansoulet y un tal Emilio, cuyo apellido nunca se supo. “Habíamos estado un tiempo planeando cómo hacerlo. Fuimos varias veces al Museo Histórico Nacional para ver dónde estaba el sable y estudiar el lugar”, cuenta Agosto.
Y, a continuación, comienza su relato del robo: “Nos subimos al auto, un Peugeot 404 que manejaba Emilio. Llegamos al museo pasadas las 19 horas. Estaba cerrando y golpeamos la puerta. Dijimos que éramos estudiantes tucumanos. Cuando el ordenanza, un hombre de 72 años, entreabrió la puerta, nos metimos. Lo encañonamos, lo redujimos y lo encerramos en una habitación. Fuimos corriendo hasta la vitrina que protegía el sable y rompimos el vidrio. Tomamos el sable y lo envolvimos en un poncho. No hubo violencia, salvo la rotura del vidrio. Y en el lugar del sable dejamos un comunicado. El hecho en sí fue fácil”, dice.
En el lugar donde solía estar expuesta el arma, los autores del atraco dejaron un sobre con membrete de la Universidad de Buenos Aires y de la Facultad de Filosofía y Letras. Dentro, en una hoja tamaño oficio, podía leerse:
“Al pueblo argentino. Comunicado número 1. La Juventud Peronista, pocas veces como hoy, señala una crisis moral y espiritual ha comprometido más entrañablemente el honor de la Patria y la felicidad del pueblo. En efecto, en pocas coyunturas como en ésta, la soberanía argentina ha sido tan vejada, la economía nacional más entregada, y la justicia social más negada. Frente a esta realidad angustiosa y vejatoria, la elección del 7 de julio, fraudulenta en su proceso y realización, difícilmente pueda dar las soluciones honradas y profundas que la realidad de la Nación exige imperiosamente.
A pesar de ello, los beneficiarios del pueblo han prometido reivindicar el honor de la Patria y los derechos del pueblo, produciendo los siguientes actos: anular por decreto de los infamantes contratos petroleros suscriptos por el gobierno radical del doctor Frondizi, ruptura con el FMI, nulidad de los convenios leoninos con SEGBA, levantamiento de la proscripción que pesa sobre la mayoría del pueblo argentino.
Se afirma que a los argentinos solo nos queda para venerar la figura del general San Martín su símbolo, el sable glorioso que remontó los Andes para llevar su mensaje de libertad y fraternidad, y aquella espada volverá a ser el santo y seña de la liberación nacional.
El sable del general San Martín quedará custodiado por la juventud argentina, representada por la Juventud Peronista, y juramos que no será arrancado de nuestras manos mientras los responsables directos o indirectos de esta vergüenza que nos circunda no resuelva anular los contratos petroleros, anular los convenios con los ‘trusts’ eléctricos; decretar la libertad de todos los presos políticos, gremiales y Conintes, y dar al pueblo la libertad para pensar y ejercer su voluntad al amparo estricto de la ley.
El pueblo argentino no debe albergar ninguna preocupación: el corvo de San Martín será cuidado como si fuera el corazón de nuestras madres. Dios quiera que pronto podamos reintegrarlo a su merecido descanso. Dios quiera iluminar a los gobernantes”.
El sable, que tiene un largo de 95 centímetros y acompañó al Padre de la Patria en sus batallas, fue adquirido en Londres, aunque con el tiempo se determinó que fue forjado en Damasco. Antes de morir, San Martín pidió que su espada fuera entregada a Juan Manuel de Rosas. En la cláusula tercera de su testamento, el Libertador de América explicó sus motivos: “como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tratan de humillarla”. Rosas recibió el sable y tras su muerte pasó a las manos de sus herederos. En 1896, Manuela, la hija de Rosas, lo donó al Museo Histórico Nacional y desde entonces había estado exhibido allí.
-¿Qué pasó después de que tomaron el sable?
-Después de que nos llevamos el sable, nos disolvimos. El sable me lo llevé yo. Lo recibió Aníbal Demarco, el que fue ministro de Bienestar Social en el gobierno de Isabel Perón. Él iba a ser el encargado de entregárselo a Perón.
Mientras tanto, el hecho fue investigado por el juez federal Ángel Bregazzi quien, dado el tinte político del robo, consideró conveniente para identificar a los autores de la operación dar intervención de la Dirección de Coordinación Federal y la realización de averiguaciones en círculos políticos y gremiales relacionados con el Comando de la Juventud Peronista.
-¿Y lo logró?
-Demarco lo llevó a Mar del Plata, a una estancia. Yo no sabía dónde estaba, una vez que se lo di a Demarco me desentendí, porque nos movíamos celularmente. Durante un tiempo varios miembros de la Juventud Peronista juraron lealtad al movimiento y al general Perón sobre el sable. Juntaban a los muchachos en un pueblo cercano a la estancia, les vendaban los ojos para llevarlos a donde estaba el sable, y hacían una ceremonia. ¡Salían locos los muchachos! La idea era generar mística para la militancia.
-Mientras los jóvenes juraban lealtad sobre el sable, convertido en una especie de santo grial peronista, las autoridades seguían buscándolo.
-La noticia explotó en todo el país, en los diarios y la televisión. Los servicios de inteligencia, la policía... todos querían recuperarlo. Además, para despistar habíamos comprado una réplica del sable y se la dimos al Partido Socialista de la Revolución Nacional, que era un grupo de izquierda que había adherido al peronismo. Nadie sabía cuál era el verdadero, había investigaciones que se bifurcaban.
Unos días después, el 17 de agosto, el día del aniversario del fallecimiento del General San Martín -y, casualmente, día del cumpleaños 24 de Osvaldo Agosto-, trascendió un segundo comunicado donde la Juventud Peronista repetía sus condiciones para la devolución del sable: “Anulación lisa y llana de los convenios petroleros; de los convenios con Segba; ruptura con el FMI; levantamiento de las proscripciones; libertad de todos los presos políticos, gremiales y Conintes”. En el mismo escrito advertían que podrían haber reclamado otros puntos como la “devolución al pueblo, para que guarde cristiana sepultura, del cadáver de Eva Perón”... pero, por algún motivo que no precisan, no lo hicieron.
El éxito del asalto al Museo Histórico Nacional envalentonó al grupo de Agosto. Surgieron nuevas ideas, como tomar la Radio El Mundo. El día que se disponían a concretarlo, la suerte no los acompañó y uno de los autores del robo del sable fue detenido: “Gallardo cayó preso. Lo torturaron y confesó. No me gusta comentarlo mucho, pero él era un expolicía e integraba la resistencia”, dice Agosto.
-De acuerdo a su versión, Gallardo habló y vinieron por usted.
-Un compañero me llamó por teléfono, después que le di la dirección de mi casa me avivé.... no llegué a esconderme que vinieron a buscarme. En esa época vivía con mi madre y mi tío. Me llevaron a la Brigada de San Martín y me torturaron. Eso fue lo peor que me pasó en la vida. Pero ellos no sabían, solo tenían una versión de uno que confesó, así que cuando me hicieron el careo con Gallardo dije muy serio: “¡Entregá a los verdaderos! ¿Por qué me entregás a mí que no tengo nada que ver?”. Los hice dudar... y supongo que a Gallardo le pegaron de nuevo.
Entonces, sin mediar pregunta, Agosto reflexiona: “Al que se quiebra con la tortura yo no lo critico, se quebró. Pero eso sí, tiene que dejar de militar, no puede seguir porque la vida lo llevó a fracasar. Yo tuve la suerte de soportarla, no confesé, me la aguanté... Hay que aguantar la picana en todos los lugares del cuerpo... pero el que se quiebra...”.
“Hay que devolverlo”
Los días pasaban y el sable seguía sin aparecer. “Demarco llamó al excapitán Adolfo César Philippeaux, quien había sido dado de baja del Ejército por haber participado en el alzamiento del general de división Juan José Valle contra el gobierno del general Pedro Eugenio Aramburu, el 9 de junio de 1956. Cuando le contó lo del sable, no lo podía creer. ‘Hay que devolverlo’, dijo Philippeaux. Para él, el objetivo se había cumplido, se había logrado el golpe de efecto esperado, y entregando el sable dejarían de torturar a los compañeros”, cuenta.
-¿Cómo devolvieron el sable?
-Philippeaux entregó el sable al Ejército. A él lo iban a fusilar y se salvó entregando el sable. En ese momento me peleé con el Triunvirato. Yo quería entregarlo pero haciendo responsable de las consignas del sable, esas que pusimos en el comunicado, al Ejército. Pero ellos prefirieron decir que Philippeaux era un traidor... Ahí nos dividimos. Con el tiempo Rulli me reconoció que yo tenía razón.
El 28 de agosto, el ex capitán Adolfo César Philippeaux entregó el sable al coronel Tomás A. Sánchez Bustamante, jefe del regimiento 10 de Tiradores de Caballería Blindada Húsares de Pueyrredón. “Me sentí obligado, al conocer el lugar donde se hallaba el sable, a actuar inmediatamente para lograr su devolución. He sido oficial del Ejército y, aunque no revisto a la institución, estoy ligado moralmente a ella”, dijo Philippeaux a los medios luego de la entrega. Sánchez Bustamante comunicó la novedad al general Alejandro Lanusse y el arma, envuelta en una bandera nacional, fue llevada al Regimiento de Granaderos a Caballo.
-El robo del sable fue un delito, ¿cuándo lo admitió?
-Empecé a admitirlo mucho tiempo después, cuando ya estaba prescripto. Cuando ya había pasado todo. Queríamos levantar a la militancia. Fue algo simbólico.
Unos años después, Osvaldo Agosto se encontró con Juan Domingo Perón en España. “Estuve con el General en 1969. La conversación sobre el sable fue corta. Él me dijo ‘lo estuve esperando’ y yo le respondí que esa era la intención, pero que habíamos tenido algunos inconvenientes. Me contestó: ‘Sí, estoy enterado’”, cuenta.
Agosto cuenta que, varios años después, en 1974, su acción fue imitada por un grupo guerrillero de Colombia, el Movimiento 19 de Abril, al que pertenecía Gustavo Petro, actual presidente del país. “Ellos también robaron una espada, la de Simón Bolívar”, dice.
-Pasaron muchos años, ¿sigue siendo peronista?
-¿Quién?
-Usted.
-Es lo único que soy.
Más leídas de Lifestyle
Golpe de suerte. Su jefe le pidió que hiciera un turno extra el fin de semana y terminó el día siendo millonaria por un olvido
Claves. Hoy se celebra el Día de las Personas con Discapacidad
¿Tu casa recibe buena energía?. Jugá y con las reglas del Feng Shui descubrí si esta filosofía milenaria equilibra tu hogar