1. Macetas.
Cualquier recipiente que tenga alrededor de 40 centímetros de profundidad para que las raíces crezcan con espacio.
2. Pala. Sirve para demarcar la tierra en los canteros y cavar hoyos.
3. Palita para trasplante. Se utiliza para trasladar los plantines desde el contenedor del semillero o del almácigo hasta las macetas, y así evitar el daño en las raíces.
4. Plantador. Es una herramienta para hacer agujeros en el suelo. Sirve para preparar hoyos en las macetas. Hay metálicos y de madera dura.
5. Escardillo. Con esta herramienta limpiás la maleza que crece alrededor de las plantas y, de paso, aireás el suelo. También sirve para trasplantar.
6. Guantes. Para proteger las manos de cortes, del frío y la humedad. Podés elegir entre los más rústicos para tareas pesadas, hasta los de algodón.
7. Tijera de podar. Fundamental para hacer cualquier clase de corte. Siempre debe estar afilada, para no arrancar y que los cortes sean limpios y prolijos.
8. Azadín. Versión en miniatura de la azada, que sirve para nivelar superficies y eliminar raíces rebeldes.
9. Pulverizador. Para esparcir de forma homogénea toda clase de preparado natural o de sustancias permitidas en el control de plagas y enfermedades.
10. Regadera o manguera. Imprescindibles para el riego.
11. Soporte con ruedas. Es útil para colocar las macetas, de modo que sea más práctico desplazarlas de acuerdo con el sol o la sombra.
Asesoramiento: Gabriela Escrivá, especialista en huertas y Revista Jardín.
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