Qué hay detrás de los celos de una persona y cómo afectan a la persona celada
En toda situación de celos hay un tercero, que puede ser real o imaginario; las personas celosas ejercen influencia en las celadas y generan aspectos negativos como la desvalorización constante
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Hoy te invito a reflexionar sobre el tema de los celos. La persona celosa observa, analiza, investiga cualquier situación para confirmar su hipótesis (me está siendo infiel). Por ejemplo, pregunta: “¿Por qué llegaste tarde hoy?”; o, “¿Por qué esta persona te escribió que se verían después’?”; o, “¿Por qué te quedaste hablando con él, ella?”. En el fondo, lo que hace con su actitud es controlar al otro permanentemente.
¿Y qué hace el celado? En un primer momento, habla, en un intento por explicar lo ocurrido. Luego, se enoja. Y después, hace silencio. Sin embargo, todas sus respuestas lo único que logran es aliviar por un tiempo la ansiedad del celoso, que tarde o temprano reiniciará el mismo circuito.
Si el otro le contesta, dirá: “¿Por qué me explicás tanto?”. Si el otro no le habla, dirá: “Algo estás ocultando”. Cualquier situación puede provocar un circuito constante y repetitivo entre el celoso y el celado. Pero, muchas veces, esta dinámica en la pareja, en realidad, está encubriendo otro problema de fondo.
El vínculo es inestable y hay conflictos entre las partes que ninguno de los dos quiere reconocer. De manera que arman, inconscientemente, una “cortina de humo”. Los dos ahora están enfrascados en los celos: “Me cela, no la/lo aguanto más, estoy cansado/a”… solo para distraerse de otros temas que no se atreven a tratar.
¿Cómo funciona el tema de los celos?
Por un lado, está el celoso y, por el otro lado, el celado. Y también hay un tercero, que puede ser real o imaginario.
¿Qué hace el celoso?
Proyecta idealización en el tercero: “Es mejor que yo… Tiene más capacidades que yo… Yo no soy tan atractiva/o”. Y siempre que uno idealiza a alguien, se desvaloriza a sí mismo. Lo que está haciendo es colocar aspectos negativos en uno y aspectos positivos en otro. Esta es la primera lógica que arma el celoso, quien por lo general sufre de baja estima, desvalorización y miedo al abandono.
Por otro lado, el celoso también proyecta aspectos negativos en el celado: “Vos no me hablás… Vos no me tratás bien”. Todas estas actitudes de control, que incluyen tratar de averiguar, exigir datos, revisar el celular, etc., hacen que el celado también se llene de desvalorización.
Es decir que el celoso idealiza al tercero y desvaloriza al celado. Entonces, en una situación hipotética, el celado va a su lugar de trabajo y se encuentra con el tercero que le ofrece un aspecto de valoración: “¡Qué bien vestido/a que estás!”. Esto podría hacer que, frente a tanta carga de asfixia y sufrimiento (ambas partes sufren) en la relación, el celado sea empujado hacia una “profecía autocumplida”.
En estos casos, lo más aconsejable es trabajar en la autoestima, en la idealización del tercero, en la desvalorización del celado y, sobre todo, en el vínculo de pareja. Así, ambas partes serán capaces de ver si, detrás de toda esta dinámica de celos, no existen otros temas más profundos que la pareja no desea sacar a la luz.
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