Hace siglos ya se hablaba de los beneficios que la naturaleza aportaba al ser humano y cómo un simple paseo por jardines o un viaje al campo podía ayudar a recuperar la salud. En la actualidad, y gracias a numerosos estudios, se comprobó que caminar entre la naturaleza produce un impacto favorable no solo en lo físico, sino también en lo cognitivo.
Hoy en día, en nuestro país, la jardinería como terapia se practica en varios hospitales, residencias de ancianos, escuelas, institutos de rehabilitación física y mental y en programas para la tercera edad. Estas actividades son coordinadas por un terapeuta hortícola, para lograr objetivos específicos.
Los tratamientos comienzan con una entrevista personal, en la que el terapeuta intenta conectar al paciente con una experiencia que haya tenido con la naturaleza, ya sea un paisaje, un perfume o un recuerdo. Luego se determinan los objetivos individuales y los planes de trabajo.
Todos los aspectos que hacen a nuestra salud, el funcionamiento de nuestro cuerpo, mente, espíritu y nuestras relaciones tienen el sello de la naturaleza.
"El efecto que la terapia hortícola tiene en las personas es que dejan de estar aisladas y pasan a identificarse con el grupo con el que están trabajando la tierra. Empiezan a sentirse pertenecientes a este planeta, a esta cultura que nos fue enajenando de ella. Entonces, comienzan a entender la importancia de su alimentación, respiración y postura física. Todos los aspectos que hacen a nuestra salud, el funcionamiento de nuestro cuerpo, mente, espíritu y nuestras relaciones tienen el sello de la naturaleza. Porque es ahí donde se formó el ser humano", explica Andrea Sucari, fundadora y presidenta de la Asociación Argentina de Terapia Hortícola.
La Asociación trabaja en instituciones, como AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y UPAMI (Programa Universidad para Adultos Mayores Integrados), con personas de la tercera edad. Realizan diferentes actividades e intercambian gajos entre ellos y sus hijos que vienen a visitar. También trabajan en huertas en altura para su mayor comodidad. Este año iniciaron un proyecto para regalar plantas de un ejemplar determinado cada mes, con su ficha técnica. En barrio San Isidro de Boulogne trabajan junto con la ONG Juegoteca Sin Fin. Aquí, Sucari dicta un taller de jardinería y huerta e intenta, junto con un grupo de colaboradores, llenar con plantas estos espacios abandonados y transmitir su entusiasmo para producir los propios alimentos. Este proyecto está abierto a toda la comunidad.
Andrea también coordina los talleres en la huerta Tierra Salud (un emprendimiento socio-laboral de la Dirección de Salud Mental de la Ciudad, dirigido por Adriana Perez con la colaboración de la AATH), en un hogar residencia con pacientes psiquiátricos en Paternal. En los talleres se puede vibrar la paz que se transmite en el ambiente, el compañerismo y la amabilidad entre los compañeros. Se desdibujan las etiquetas de paciente, voluntario o coordinador y todos hunden sus manos en la tierra y comparten un momento que "los hace feliz". El efecto de las plantas despierta percepciones en el ser humano. Con la concentración se potencian los sentidos, es más fácil conectar con los recuerdos y relajarse. Se trabaja disfrutando. Como consecuencia, algunos dejan de fumar, comienzan a tener una alimentación más saludable y fluyen más fácilmente las relaciones entre las personas del grupo.
El efecto de las plantas despierta percepciones en el ser humano. Con la concentración se potencian los sentidos, es más fácil conectar con los recuerdos y relajarse. Se trabaja disfrutando
Otro proyecto interesante en el país es el del Grupo PRODA (Programa de Desarrollo Agroalimentario) en Neuquén, donde aplican la terapia hortícola a través de sus cursos gratuitos de huerta y capacitación para que todos puedan aplicarlo en sus casas. Participan 500 familias en 30 huertas instaladas en la ciudad de Neuquén y otras ciudades de la provincia. "La gente se siente mucho mejor trabajando en la tierra y puede canalizar cualquier problema que traiga de afuera. El trabajo en la huerta es arduo, y la cosecha es el final feliz", explica Cecilia Esperanza, técnica de una de las huertas del Grupo PRODA.
La Asociación de terapia hortícola ofrece cursos online de capacitación para trabajar como terapeuta hortícola, de dos horas semanales y dos años de duración.
En La Pampa, Terapia Hortícola La Pampa para Todos organiza encuentros y talleres para niños, jóvenes, adultos y personas de tercera edad. Por su parte, Vecinos en Flor es un proyecto de extensión universitaria de la Facultad de Agronomía de la UBA, donde dictan cursos de huerta y jardinería a personas con discapacidad, para favorecer su inserción laboral.
El Garden Club Argentino promueve la terapia hortícola en todo el país y brinda charlas a los médicos en el Hospital Garrahan para que apliquen esta terapia en los pacientes. "La jardinería es apta para todos, independientemente del nivel de capacidad mental y física. Hace sentir útiles y productivos a quienes la practican, mejora la calidad de vida, involucra todos los sentidos, ayuda a expresar sentimientos y emociones, mejora la movilidad, aumenta la autoestima y la confianza; eleva el nivel de atención y concentración. Es un cable a tierra, enseña a tener paciencia y saber esperar", explica Christine Raffo, una gran entusiasta en difundir los beneficios de la jardinería y también dirige esta especialidad para los Garden Club de la Argentina.
Estas actividades podrían ser el puntapié para conectarnos con nuestro propio ser, comenzar a despertar los sentidos, empezar a prestar atención, a comer y vivir de acuerdo con lo que somos. Puede verse también como una terapia complementaria de las tradicionales. Si bien cada terapeuta tiene distintas formas de trabajar, todos comparten lo esencial: descubrir los beneficios de la conexión entre el ser humano y su entorno natural.
¿Qué es la terapia hortícola?
La terapia hortícola se desarrolla a través de actividades que exponen a las personas a un contacto directo con la naturaleza a través de la jardinería, el trabajo en la huerta, los paseos al aire libre, las visitas guiadas, talleres de desarrollo de los sentidos, encuentros grupales, reciclado de residuos, entre tantas otras. Combina un amplio abanico de conocimientos sobre discapacidad física, cognitiva y sensorial, diversas patologías, trastornos psicosociales y necesidades especiales de aprendizaje por un lado, y de agricultura, jardinería, paisajismo, educación ambiental y actividades afines, por el otro.
El origen, en Estados Unidos
El primero en documentar el efecto positivo que el trabajo en el jardín tenía en las personas con enfermedades mentales fue el estadounidense Benjamin Rush. En 1812 publicó una investigación médica en la que describía que aquellos pacientes con alteraciones psiquiátricas mejoraban cuando realizaban actividades de jardinería, en contraste con los que no las desarrollaban.
Diversos estudios de otros investigadores comprobaron que la terapia hortícola produce beneficios en la salud, por ejemplo:
El Departamento de Horticultura, Recreación y Forestal de la Universidad Estatal de Kansas comprobó que había un número significativamente menor de ingesta de medicamentos para el dolor en pacientes con plantas en las salas de recuperación, frente al grupo de control sin plantas en sus habitaciones.
Investigaciones de la Universidad de Michigan demostraron que las mujeres intervenidas quirúrgicamente por cáncer de mama involucradas en actividades con flores y plantas tenían el doble de capacidad de recuperación de la fatiga de atención que la de las mujeres no involucradas en tales actividades.
Contactos útiles
Asociación Argentina de Terapia Hortícola
Terapia Hortícola La Pampa para Todos
Juegoteca Sin Fin
INTA ProHuerta Tierra del Fuego
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