Qué es el "Tapón del Darién", la peligrosa selva tropical que pudo ser atravesada una sola vez hace 60 años
Si una persona tiene ganas de viajar y cuenta con tiempo, dinero y un buen vehículo, puede recorrer el territorio americano, desde Tierra del Fuego hasta Alaska, a través de los 48.000 kilómetros de pavimento que ofrece la Ruta Panamericana. Esta carretera, con su entramado de autopistas, conexiones y empalmes, atraviesa unos 14 países y conecta los 14.000 kilómetros que unen el sur y el norte de este continente.
Pero existe una barrera natural y sumamente peligrosa para el hombre que interrumpe el trayecto de esta ruta:
Se trata de una selva tropical compacta e infranqueable, que se encuentra en una región que abarca parte de la provincia panameña de Darién, al sur de este país y el norte Colombia. Es una franja de territorio que tiene entre 100 y 160 kilómetros de longitud, y que a lo ancho une el océano Atlántico con el Pacífico.
Este tapón natural solo puede cruzarse por vía marítima. O en avión, claro. La mayoría de los que quisieron hacerlo por tierra fracasaron miserablemente.
Una jungla inexpugnable
El lugar continúa siendo tan agreste, húmedo y caluroso como lo fuera en la época en que llegaron los primeros exploradores españoles, en el año 1510. Ellos se asentaron allí, hasta que tribus indígenas quemaron su asentamiento 14 años más tarde. Luego, para 1698, un grupo de colonizadores escoceses quisieron establecerse en la zona, pero perecieron por enfermedades y los ataques españoles.
Es así que esta jungla inexpugnable de 575.000 hectáreas permaneció absolutamente virgen de los europeos, que no pudieron contra su naturaleza indómita. Se sabe que está habitado por tribus originarias, aunque tampoco puede calcularse a ciencia cierta cuántas poblaciones se encuentran entre la compacta vegetación.
La ruta Panamericana se corta, al norte, en el pueblo de Yaviza, en Panamá. Y vuelve a "arrancar" recién en la localidad colombiana de Turbo. Fue solo en 1960 que el Tapón del Darién pudo ser atravesado en un vehículos terrestre, un Land Rover bautizado como la "Cucaracha Cariñosa" y un Jeep. El cruce tomó casi cinco meses a un promedio de apenas 200 metros por hora.
En el equipo de los valientes expedicionarios estaba la antropóloga Reina Aráuza y su esposo, el cartógrafo Amado Aráuz. Ellos abrieron la ruta prácticamente a mano a través de la jungla, vadearon cientos de ríos y arroyos e improvisaron puentes con troncos.
Doce años después, el coronel John Blashford-Snell, un reconocido explorador de Gran Bretaña lideró un equipo de 60 personas en Range Rovers que completó el recorrido por carretera desde Alaskahasta Cabo de Hornos, vía el Tapón del Darién. Esta corta sección de la ruta fue descrita por Blashford-Snell como "el desafío más grande de su carrera".
Patrimonio de la Humanidad
La región está constituida por una gran superficie de selva tropical sumamente compacta, y cuenta también con una enorme área pantanosa en el lado de Colombia, el pantano del río Atrato.
El lugar, el único en toda América donde la Panamericana se esfuma, fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, y, más allá de que para parte de la civilización humana sea una interrupción al progreso, se considera un paraíso de biodiversidad.
Sin embargo, de vez en cuando, la idea de completar el tramo faltante de carretera reaparece en algún discurso de las autoridades de la región, pero nunca pasa de ser un conjunto de meras enunciaciones sin sustento real.
Para los especialistas en medio ambiente, una carretera representaría una amenaza para las culturas indígenas, aceleraría la deforestación y permitiría la propagación de enfermedades, tales como la fiebre aftosa, hacia América del Norte.
"Lo peor que le puede pasar a esta región sería que terminen la autovía que cruza el Tapón del Darién", expresó Michael J Ryan, un biólogo de la Universidad de Texas, quien estudia a los anfibios amenazados por el hongo quítrido en el Parque Nacional Darién, en una nota que dio al medio británico BBC.
"Los leñadores seguirán la carretera, los bosques se caerán y enormes zonas del paraíso se perderán para siempre", agregó.
El tapón no escapa al narcotráfico
Pero hay una actividad humana que las difíciles condiciones que impone el Tapón de Darién no puede detener: el tráfico de drogas, que ha aumentado en la región a medida en que se fue incrementando el patrullaje marítimo, algo que empujó a los traficantes, que intenta llevar su mercadería de Sudamérica a México, tierra adentro.
Estos comerciantes ilegales surgieron de remanentes de carteles colombianos de droga y de grupos de guerrilleros de ese país desmovilizados. Ellos utilizan a gente local, en su mayoría indígenas, como guardias o como guías, algo que le quita el sueño a los caciques regionales, como Trino Quintana, de la etnia Emberá.
"Aquí vienen los narcotraficantes. Ellos le ofrecen considerables sumas de dinero a nuestros jóvenes para trabajar", señaló a la BBC el jefe de esta tribu, que habita un área ubicada en la región de Yaviza y la parte norte del Tapón del Darién, un territorio indígena semiautónomo.
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