Qué es un fondo de armario y cómo construirlo
En los años 70, Susie Faux, por aquel entonces dueña de una boutique londinense que se llamaba Wardrobe (armario), instauró el término armario cápsula para referirse a una selección de prendas destinadas a cubrir las necesidades de vestimenta de una persona durante una temporada, con predominancia de ropa de alta tendencia.
En los últimos años, el concepto de armario cápsula reflotó como respuesta al modo de consumo desmedido de ropa y accesorios low cost que se dio a partir del año 2005, cuando la Unión Europea levantó las restricciones a las importaciones textiles provenientes de China y los placares de muchas partes del mundo fueron albergando pilas y pilas de ropa que no pasaba de unos pocos usos o a veces ni siquiera era estrenada. Los precios bajos y la velocidad con la que estas tiendas, aparte de expandirse por el mundo, llenaban y llenan aún, sus percheros con nuevos estilos, cambiaron la percepción que tenemos sobre la moda y el lugar que tiene en nuestras vidas. La compra por impulso le ganó terreno a la compra planificada y cada vez más, surgió la necesidad de hacer la famosa limpieza de temporada del placard, algo que antes era inhabitual para la mayoría de los que crecimos con apenas un par de zapatillas por vez, algún zapato y contadas prendas para vestirnos. Exponentes de estos tipos de organización de la ropa son Project 333 y Un-Fancy.
De la idea de armario cápsula se desprende la idea de fondo de armario, que juega con la premisa de ser una colección bien curada de prendas y accesorios que funcionan como base de vestimenta para generar más que nada looks clásicos y versátiles ajenos a los vaivenes de la moda.
Planear un fondo de armario
La mejor manera de encarar el armado de una colección de fondo de armario y optimizar el guardarropa para que nos sirva para todos los días (y por varias temporadas) es apuntar a elementos que se puedan combinar entre sí, teniendo bien claro qué tipo de prendas, calzado y accesorios nos funcionan desde siempre.
Este trabajo lleva tiempo, años quizás, tanto para revisar lo que ya se tiene, como para comprar lo que falta. Lo mismo para planear compras y lograr que todo coordine de manera tal que sacar un conjunto sea cuestión de segundos y nos resuelva el vestuario del día.
Al principio lo mejor es quedarse con lo que uno rescata de lo que ya está ahí, usarlo una cantidad de tiempo sustanciosa y recién después de un buen rato, detectar cuáles son los elementos que nos están haciendo falta. Cuando llegue el momento de comprar, vamos a poner toda nuestra energía en reemplazar las compras impulsivas, por compras planeadas. Armar una estructura de estilo como lo es el fondo de armario es una construcción razonada en la que es un error hacerse de muchas cosas juntas porque hay que darle tiempo a que lo nuevo trabaje con lo viejo para aprender de la puesta en práctica del propio estilo.
Revalorizar los básicos
Quizás no sea así para todos, pero la mayoría de las personas nos vestimos casi siempre con un cierto repertorio que se repite semana a semana y que nos cumple porque pasa perfecto la prueba máxima que tiene que superar la vestimenta: aguanta impecable el circuito usar, lavar y volver a usar. En general se trata de ropa básica que tenemos hace tiempo, que quizás no valoramos lo suficiente porque justamente, la vemos como ropa de todos los días.
Es momento de ver en esos básicos la oportunidad de vestirnos a gusto olvidándonos de las modas y apuntando a la practicidad y a la calidad y así sentir que todos los días nos vestimos con la ropa que realmente queremos, sabiendo que tenemos margen para agregar elementos más de tendencia como bijouterie, pañuelos o el bolso estrella de la temporada.
Es probable que en nuestro placard ya tengamos el fondo de armario perfecto, ahora falta hacerlo explícito. Lo que pasa es que a veces no logramos diferenciarlo de tan mezclado que está con ropa que compramos por impulso y que no combina con nada o que no es fácil de adaptar a nuestras actividades diarias. Es habitual caer en la trampa de comprar para vestirnos como quisiéramos ser pero no para vestirnos como realmente somos. Cuando existe esa convivencia de básicos con ropa muy de tendencia que pasó de moda a las cuatro horas que la compramos, en general nos descubrimos diciendo "no tengo nada para ponerme". Si este es el caso, conviene agarrar la lupa y hacer una revisión exhaustiva para salir victoriosos con una colección de básicos que nos faciliten la vida.
Qué seleccionar
La moda es un conjunto de tendencias que renace casi una vez a la semana y se encarga de hacernos sentir desactualizados. Es cierto que cuesta invertir en básicos, porque cualquier prenda en lo último del estilo es mucho más chispeante que un ítem de color neutro y formas simples. Es fácil, por eso, caer en la trampa de elegir de entre dos remeras a la más cargada de elementos, a la de color estridente por sobre la blanca. Uno puede verse tentado de razonar que está usando mejor su dinero por elegir de entre las opciones lo que tiene más valor agregado a la vista, pero esto no es así, porque ya sabemos que la que verdaderamente vamos a usar por años es la discreta de color neutro y a la otra vamos a abandonar ni bien la moda cambie.
Quien realmente quiera encontrarse dentro de su placard, cada vez que lo enfrente, con conjuntos prácticos que acompañen en armonía las actividades de la semana, tiene en sus manos la posibilidad de armarlo a consciencia y después disfrutar de sus beneficios entre los cuales los más evidentes son el ahorro de tiempo y dinero, y los menos evidentes, pero no menos importantes, son no tener que preocuparnos por darle un uso a ropa que no nos convence (aunque no parezca, saber que tenemos pendiente el uso de prendas que compramos, se siente como una suerte de tarea incumplida) y otro es no enfrentarse a un alboroto visual cada vez que abrimos el armario.
No se trata de quedarse con una cantidad determinada de ropa, aunque puede ser de ayuda ponerse un límite para empezar y después ampliar o achicar en base a la experiencia. Tampoco hay prendas que hay que tener sí o sí, al fondo de armario hay que organizarlo a la medida de uno y las propias necesidades. Sí que se pueden tener en cuenta las siguientes consideraciones para tener al menos algunos criterios de selección que nos pueden ayudar a lograr la tarea:
- Quedarnos con todo lo que nos salva siempre, lo que podemos usar sin pensar, aquella ropa que no tuvo tregua, que así como salía del proceso del lavado volvía a usarse. Ya veremos de esa selección qué está para reemplazar, lo importante es tenerlo identificado;
- Las siluetas tienen que ser simples, despojadas de exageraciones, ni muy ajustadas ni muy amplias y de cortes limpios;
- Tener preferencia por los colores neutros más algún acento de color, incluso podemos incluir alguna prenda animal print;
- La calidad es importantísima: las fibras naturales (algodón, lino, seda, lana) son las más amables con el cuerpo porque suelen tener propiedades ideales como ser respirables, frescas o cumplir muy bien la función de retener el calor como en el caso de la lana y además son muy durables;
- Ropa que te encanta usar, que te hace sentir bien porque ¿por qué forzarnos a usar una prenda que no nos convence?
- El interior de la prenda tiene que estar prolijo, sin costuras torcidas, hilos sueltos o sobrantes de tela.
Momento de soltar
Muchos pasamos por alguna etapa de comprar ropa para la vida que deseábamos tener pero no para la que teníamos, así es como se acumularon prendas que apenas se usaron una o dos veces. Enfrentarse a la pila de ropa que ya no va más en nuestras rutinas una vez que seleccionamos nuestro fondo de armario no es fácil porque de mínima, pasás por el proceso de pensar toda la plata que se fue en eso.
Una buena forma de compensar la culpa por todo lo que tuvimos que sacar afuera del placard es usar mucho lo que ya tenemos antes de salir a comprar cosas nuevas. Cuando llegue el momento de renovar algo, vamos a comprarlo con más gusto sabiendo que ya pasó la prueba y nos va a acompañar por un largo tiempo. No hay que dejarse llevar por flechazos, de hecho, si nos resulta muy fácil comprar quizás estemos comprando ropa barata y por consiguiente, de mala calidad. Hay que tener presente que la calidad a la larga es más barata si pensamos el valor de la prenda, calzado o accesorio dividido la enorme cantidad de veces que la vamos a usar.
Decidirse a organizar la vestimenta de esta forma libera mucho y nos da espacio físico. Por supuesto que nada dura para siempre, pero hay que apuntar a que lo haga lo más posible. En definitiva, el fondo de armario no es algo estático, es una colección de ropa que se va transformando a partir de nuestras necesidades de vestimenta cotidianas a lo largo de nuestra vida.